La promesa de Dios es nuestra esperanza
En mi aflicción, ellas son mi consuelo; pues tu palabra me infunde nueva vida. - Salmos 119:50
¿Tienes esperanza en el futuro? Triste es la persona que ya perdió la esperanza, y por eso no tiene alegría ni ánimo. ¡No pierdas la esperanza! Ella es muy importante para que podamos seguir viviendo. Dios es la fuente de esperanza. Lee lo que el salmista escribió: “En mi aflicción, ellas son mi consuelo; pues tu palabra me infunde nueva vida.” (Salmos 119:50). La promesa de Dios es la fuente de nuestra esperanza. Él prometió que nos enviaría un salvador. Y él envió a Jesús, quien murió para perdonar nuestros pecados y resucitó, dándonos la certeza de que todo aquel que en él cree será salvo. No pierdas la esperanza. Dios promete y cumple. Confía en él y tendrás motivos de sobra para tener esperanza de que días mejores vendrán.
ORACIÓN: Amado Dios, se que en ti tengo la fuente de esperanza. Que yo puedo tomar de ella y confiar que mi futuro es seguro, pues estoy en tus manos. Amén.
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