Sólo lo bueno
Pues si ustedes, aun siendo malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más su Padre que está en el cielo dará cosas buenas a los que le pidan! Mateo 7:11
Dos dentistas de Pennsylvania ofrecieron dar $1 dólar por cada medio kilo de golosinas que tanto niños como padres les dieran de lo que habían juntado en Halloween. Todas las golosinas que juntaran, las enviarían a las tropas que estacionadas en Iraq y Afganistán.
Al principio la idea me pareció magnífica: los niños evitan ingerir una cantidad increíble de calorías y de correr el riesgo de sufrir de caries en los dientes, los dentistas se benefician con una buena cantidad de publicidad, y los soldados reciben golosinas.
Pero, pensándolo bien, ¿a usted le parece que esa idea haya tenido mucho éxito? La intención fue excelente, pero, ¿cuántos niños están dispuestos a renunciar a sus golosinas después de haberse disfrazado y de haber ido puerta por puerta juntando dulces? No creo que fueran muchos.
Se me ocurre que lo mismo nos sucede a nosotros. Hay veces en que nuestro Padre celestial nos quita cosas que nosotros quisiéramos conservar.
Cuando eso ocurre, debemos recordar que uno de los grandes principios de la Escritura es que Dios, quien nos creó y nos sostiene, siempre va a hacer lo que es correcto y mejor para nosotros. Él siempre hace lo que es mejor para sus hijos… aún cuando esos hijos no estén de acuerdo o aprecien sus acciones o sus pensamientos.
Y probablemente ésa sea la razón por la cual Jesús nos enseñó a orar: “Hágase Tu voluntad…”.
ORACIÓN: Señor Dios, te doy gracias por todas las cosas que has hecho por mí, especialmente por las que con frecuencia olvido de agradecerte. Enséñame a ser agradecido por las cosas que me has quitado, confiando en tu sabiduría y tu amor por mí. En Jesús. Amén.
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