Tu entrenador personal!
“¿No se dan cuenta de que en una carrera todos corren, pero sólo una persona se lleva el premio? ¡Así que corran para ganar! Todos los atletas se entrenan con disciplina. Lo hacen para ganar un premio que se desvanecerá, pero nosotros lo hacemos por un premio eterno. Por eso yo corro cada paso con propósito. No sólo doy golpes al aire. Disciplino mi cuerpo como lo hace un atleta, lo entreno para que haga lo que debe hacer. De lo contrario, temo que, después de predicarles a otros, yo mismo quede descalificado.” 1 Corintios 9:24-27 NTV.
Cuando comencé a ir al gimnasio mi entrenador tuvo mucha consideración conmigo, era nueva y hacía un buen tiempo que no practicaba ningún deporte. Dentro del primer mes y de a poco, el esfuerzo se hizo cada vez mayor, al igual que crecían el aliento y la paciencia de mi entrenador. Su propósito era ejercitar mi cuerpo para resistir el esfuerzo que vendría mas adelante, con ejercicios cada vez mas exigentes.
Un día después de calentar, él subió la carga mas de lo que era normal para mí. Esto hizo que mi cuerpo se esfuerce mucho mas, tanto es así que en los primeros minutos pensé que no iba a aguantar. Por momentos dejaba de pedalear, pero él al ver eso, volvía para alentarme y presionarme, hubo un momento donde le dije: ¡No puedo más! y quise parar pero no me dejó y me dijo: ¡Nunca digas que no puedes, tú puedes! Y se quedó conmigo hasta que logré completar el tiempo del ejercicio. Estaba convencida de que no podía, pero necesitaba que alguien me motivara para efectivamente poder lograrlo.
Los primeros pasos en los caminos de Dios, no son tan fáciles porque uno no tiene el cuerpo, la mente y el corazón ejercitados para lo que a Dios le agrada, sin embargo su paciencia y amor hacen que poco a poco seamos transformados para lo bueno. Suele pasar que con el correr del tiempo y en los momentos más críticos uno siente deseos de tirar la toalla, pero Dios hace como el entrenador, alienta porque sabe que al estar con El, recibimos nuevas fuerzas.
Es importante nuestro esfuerzo, así como un entrenador exige el trabajo de un atleta, Dios también lo hace con nosotros: “Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas.” El Señor es nuestro entrenador personal, siempre está a nuestro lado, sabe que podemos correr una milla más y que con esfuerzo podremos alcanzar la meta.
Estamos en una carrera muy importante que determinará nuestro futuro eterno, esforcémonos y no descuidemos el ejercicio espiritual, de la oración, la lectura de la Palabra y el tiempo a solas con Dios. Tampoco permitas que entre la duda en tí, ya que en todas las etapas, Dios está con nosotros, alentándonos a subir a otro nivel, porque con Él, sí se puede.
Tal vez te encuentres como yo en aquel momento, pensando que no podía, que no tenía mas fuerzas, con dolor y con ganas de abandonar. Si esta es tu situación, piensa que no solo tienes el aliento humano de un entrenador, sino que tienes el apoyo de tu Padre que te da nuevas fuerzas. Declara ahora mismo: Hoy me decido sacar de mi vocabulario la frase no puedo, porque creo que todo lo puedo en Cristo, que me fortalece.
Soraida Fuentes
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