Dios está obrando en tu vida.
“Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo. 1 Tesalonicenses 5:23
Seguir a Jesús, vivir como Él vivió, renunciar al pecado, mirar las cosas de arriba y caminar esta carrera de la fe, es todo un proceso que sólo logramos por la gracia de Dios. En su fuerza podemos recorrer este camino y alcanzar el galardón, pero muchas veces nos frustramos cuando los seres que amamos o nosotros mismos, aunque seguimos a Jesús, no mostramos los frutos que desearíamos, es más, muchas veces somos juzgados por no actuar, contestar o pensar como un cristiano debería hacerlo.
Lo que olvidamos es que este es un cambio, que Dios hace en nuestras vidas, y no nosotros, no tiene un tiempo determinado y es diferente en cada persona, pero podemos estar seguros que no importa lo complicado que se vea, Dios nunca se da por vencido pues Él es un Dios de imposibles y puede hacer de lo más vil y menospreciado un vaso de honra para su gloria.
Ahora lo que sí es importante es que recordemos el orden y prioridad de las áreas que Dios está perfeccionando en nuestras vidas, su preocupación primera es nuestro ser, después el espíritu, sigue con el alma y por último el cuerpo, que curiosamente tiende a la ser la prioridad para nosotros y por ende perdemos la perspectiva celestial en el proceso de transformación y restauración de nuestros amigos, familiares y el personal. Es común confundirnos entre lo que la sociedad nos muestra y lo que Dios nos enseña, por lo cual vemos hoy cantidad de personas que argumentan no tener tiempo para leer la biblia pero si pasan horas en un gimnasio o salón de belleza y los “valores del mundo” siguen con nosotros aun que conocemos la verdad.
Cuando nos enfocamos en las cosas que son importantes para Dios, entonces valoramos lo que Dios valora, y le damos prioridad a lo que para Dios es esencial. Inmediatamente abrimos la puerta para que en nuestra vida prevalezcan las cosas eternas, y buscamos lo importante entonces permitimos que Dios transforme nuestra mente, renueve conceptos y cambie los modelos de este mundo para guiarnos por los patrones celestiales y así estar listos para aquel momento en que nuestro salvador venga por los suyos. El cambio físico también ocurre pero no es más que la “cereza en el helado”, es un toque que resalta todo lo que Dios ha hecho en nuestro interior. No olvides que aunque los cambios no se vean a flor de piel eso no quiere decir que Dios no está obrando en nuestras vidas, al contrario, el cambio que sólo se basa en lo exterior suena más a religiosidad que ha santidad.
Autora: Dilean Canas
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