2 Timothy 1

En la lectura de hoy:

Las exhortaciones a Timoteo; la apostasía venidera; la firmeza en las Escrituras; el encargo de predicar

No había ninguna incertidumbre en la convicción del apóstol Pablo que él era «apóstol de Jesucristo . . . quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito Suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos» (II de Timoteo 1:1,9).

El nombre de «Jesús» y Su título «Cristo» fueron usados seis veces en los primeros dos versículos. Las Buenas Nuevas del evangelio de Jesucristo es que Él imparte la vida eterna a todos los que le reciben por medio de la fe. El resto de todas las cosas que hacemos toman segundo lugar al propósito supremo por el cual Jesucristo vino: «Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido» (Lucas 19:10).

La vida del creyente puede que requiera participar «de las aflicciones por el evangelio» (II de Timoteo 1:8). Sin embargo, no debemos temer las aflicciones porque «nuestro Salvador Jesucristo . . . quitó la muerte y sacó a luz la vida y la inmortalidad por el evangelio» (1:10).

El negar a Cristo viene en muchas formas. Nuestro estilo de vida puede ser una forma de negarle. En medio de un mundo perdido, si nos mantenemos callados en la presencia de vergonzosos pecados, entonces estamos negando al Señor. El no hacer todo lo posible para alcanzar a un mundo perdido con Su Palabra es quizás la forma más seria de negarle. Pues hemos sido amonestados: «Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina (enseñanza), sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas (mitos, historietas)» (4:3-4).

Hoy en día, entre algunas personas, hay una cristiandad que se mexcla con el mundo al apoyar la avaricia, el deseo de la comodidad, la riqueza, la ociosidad, y las posesiones materiales. Es un contraste bien chocante que el «buen soldado» tiene que sufrir «penalidades», de quien Pablo dijo: «Ninguno que milita se enreda en los negocios de la vida, a fin de agradar a Aquel que lo tomó por soldado» (2:3-4). «Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. Estad, pues firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia . . . Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno» (Efesios 6:13-14,16).

Pensamiento para hoy:

La voluntad de Dios nunca nos guía adónde la gracia de Dios no provee.

Versículo de la semana para aprender de memoria: Lucas 1:37