En la lectura de hoy:
Los dos pactos de la Ley y la Promesa; la libertad del evangelio; el fruto del Espíritu Santo
El apóstol Pablo registró diecisiete pecados: «Y manifiestas (evidentes) son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia (sensualidad), idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios» (Gálatas 5:19-21).
La inmoralidad sexual, que incluye el adulterio y la fornicación, está a la cabeza de la lista. Estos pecados incluyen las relaciones sexuales entre un hombre soltero con una mujer, como también todas las viles perversiones sexuales, tales como la homosexualidad, sodomía, y el lesbianismo. El pecado sexual es uno de los pecados más engañosos en estos días el cual termina destruyendo las relaciones matrimoniales que han sido ordenadas por Dios.
Sin embargo, «las obras de la carne» también incluyen todo lo que contamina nuestra mente, nuestro cuerpo, y nuestro espíritu, tal y como las explícitas revistas sexuales, los programas pornográficos en la televisión y en las películas, los chistes inmorales, los malos pensamientos, y las malas conversaciones y acciones.
La idolatría incluye la avaricia y cualquier otra cosa o persona fuera del mismo Dios que pueda determinar nuestra conducta. El objeto de la idolatría puede incluir el dinero, un empleo o profesión, o los placeres personales. Aunque hay cosas que no son malvadas en sí mismas, si ellas ocupan el tiempo y la lealtad que sólo Dios se merece, tales cosas llegan a ser ídolos en actualidad. No podemos olvidar el daño de las «hechicerías», que incluyen el horóscopo, leer las palmas de las manos, el hipnotismo, sesiones de espiritistas, y otras obras del ocultismo.
También en la lista encontramos los siguientes: «enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías» (5:20). Las «iras» y las «contiendas» incluyen la rivalidad y la discordia, mientras que las «envidias» incluyen los celos y las obsesiones de exceder sobre otras personas a cualquier precio. Todas estas cosas surgen de las actitudes egoístas del corazón.
Podemos darle gracias a Dios que «los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos» (5:24). Ya no más somos esclavos de estas obras de la carne, pero hemos sido sellados con el Espíritu Santo y podemos llevar Su fruto que es «amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley» (Gálatas 5:22-24).
Pensamiento para hoy:
Quizás el fracaso que vemos en la vida de otras personas es una reflexión de los pecados escondidos en nuestros corazones por el egoísmo.
Versículo de la semana para aprender de memoria: Romanos 6:15