Read 1 Timothy 1

En la lectura de hoy:

La amonestación contra la falsa doctrina; la gratitud por la misericordia; los requisitos para los líderes de la iglesia; las instrucciones sobre las viudas y los ancianos; la buena batalla de la fe

El emperador romano Nerón estaba persiguiendo a los creyentes cruelmente y juzgando a muchos a muerte cuando el apóstol Pablo escribió esta epístola a Timoteo. Pero Pablo seguía poniendo énfasis en la importancia para los creyentes de orar por todos los que estaban en autoridad sobre ellos, sin pensar en su conducta. Él escribió: «Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres; por los reyes y por todos los que están en eminencia, para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad» (I de Timoteo 2:1-2).

Mientras que oramos por los líderes del mundo, y por nuestros oficiales locales, podemos estar seguro que nuestras oraciones tendrán efecto sobre sus acciones, sean ellos mismos hombres justos o malvados. «Como los repartimientos de las aguas, así está el corazón del rey en la mano de Jehová; a todo lo que quiere lo inclina» (Proverbios 21:1).

Cuando el apóstol Pedro y otros fueron mandados por las autoridades religiosas de parar de decir que Jesucristo era el Salvador del mundo, por ser fieles creyentes: «Respondiendo Pedro y los apóstoles, dijeron: Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres» (Hechos 5:29).

Los creyentes deben de fielmente testificar de la verdad tal y como fue revelada por Cristo en Su Palabra, aun cuando esto pudiese traerles encarcelamiento o muerte. Mientras que muchos «apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas», cada creyente entonces debe de ser «sobrio en todo, (y soportar) las aflicciones» (II de Timoteo 4:4-5). El número de los creyentes que están «(soportando) las aflicciones» (Santiago 5:10) y siendo martirizados por su fe en Cristo sigue creciendo.

Después, el apóstol Pedro también puso gran énfasis sobre la responsabilidad de los creyentes de ser ciudadanos que cumplen con la ley, al escribir: «Por causa del Señor someteos a toda institución humana, ya sea al rey, como a superior, ya a los gobernadores, como por Él enviados para castigo de los malhechores y alabanza de los que hacen bien» (I de Pedro 2:13-14). El Nuevo Testamento no provee ningún ejemplo para justificar las acciones rebeldes contra los gobiernos corrompidos o para dejar de pagar los impuestos. La Palabra nos enseña que es Satanás quien instiga la rebelión, la violencia, y los tumultos.

«Porque nosotros también éramos en otro tiempo insensatos, rebeldes, extraviados, esclavos de concupiscencias y deleites diversos (egocéntricos), viviendo en malicia y envidia, aborrecibles . . . (Pero) cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y Su amor para con los hombres, nos salvó» (Tito 3:3-5).

Pensamiento para hoy:

Los creyentes se gozan de la paz de Dios sin considerar las circunstancias.

Versículo de la semana para aprender de memoria: Lucas 1:37