Octubre 31

Debemos entender nuestro llamamiento

MARCOS 8.34, 35

Me gusta usar la palabra creyentecuando hablo de los hijos de Dios, ya que ella se refiere específicamente a quienes han creído en Jesucristo como Salvador. Es una población mucho más pequeña que aquellos que se autodenominan cristianos. ¿Pero sabía usted que aun menor es el número de quienes pueden ser llamados legítimamente “seguidores”? Éstos son aquellos que obedecen con pasión la voluntad de Cristo en todas las cosas.

¿Es usted un creyente o un seguidor? Confiar en Jesucristo es fundamental, pero es solo el primer paso de la fe. Nuestro objetivo primordial es hacer el largo viaje de la vida siguiendo las pisadas del Señor, honrándole con nuestras acciones y palabras, y creciendo siempre en sabiduría.

La vida de un seguidor está resumida en la frase obediencia total. De hecho, el Señor define como cristianos verdaderos a quienes demuestran su amor por Él guardando su Palabra (Jn 14.23). Cuando se trata de obedecer a Dios, hay en realidad solo dos respuestas: “Sí” o “No”. Es tentador decir: “Sí, pero…” como hicieron algunos discípulos potenciales del Señor Jesús, pero esa es una manera indirecta de decir no (Lc 9.59). Los seguidores verdaderos siguen siendo fieles al plan del Señor, ya sea fácil o difícil. Y además, lo proclaman tanto en la bendición como en la calamidad, y van incluso a donde Él los esté llevando.

Los seguidores verdaderos buscan al Señor, porque saben que la recompensa es una relación más estrecha con Él. No esperan únicamente pasar la eternidad con Dios, sino que entienden que la eternidad comienza cuando lo acompañan en la senda recta que Él ha puesto delante de ellos.

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