Diciembre 19

HEBREOS 11.1-31  

Ayer aprendimos que el deseo del Señor es que andemos por fe. Sin embargo, si reflexionamos sinceramente en cuanto a nuestra vida, la mayoría de nosotros descubrirá ciertas áreas en las que nos resulta difícil tener confianza. Algunos días es más fácil dejar de controlar, mientras que en otros nos apresuramos a tomar las cosas en nuestras manos.

Afortunadamente, nuestro Padre celestial es paciente y amoroso. Su Palabra enseña claramente que la santificación es el proceso de hacernos santos, no simplemente el resultado final. Los niños son un magnífico ejemplo de cómo funciona esto. Cuando aprenden a andar, empiezan agarrándose de algo, se levantan, y luego dan un paso. Inevitablemente se caerán, y en ese momento los ayudamos a levantarse para que puedan seguir andando. Asimismo, Dios nos muestra cómo vivir conforme a nuestra fe en Él, pero cometeremos errores. Caerse y levantarse de nuevo son parte del proceso de aprendizaje.

El Señor nos enseña, pero también nosotros tenemos un papel en el aprendizaje. Nuestra responsabilidad es estudiar las Escritura para conocer el carácter de Dios y sus promesas. Al hacer esto nuestra confianza en Dios crece, lo que nos permite tomar decisiones que exigen que creamos y nos apoyemos en Él. Cuando damos un paso por fe y experimentamos la ayuda y la fidelidad de Cristo, nuestra confianza aumenta.

Piense en las respuestas, acciones y decisiones que tomó esta semana. ¿Cuántas de ellas fueron guiadas por el Espíritu Santo? ¿Y cuántas fueron reacciones humanas hechas con autosuficiencia? Vivir en base a la confianza en Cristo, exige fe y acción. Si usted permite que Él le dirija, su fe crecerá. Vivir en base a la confianza en Cristo, exige fe y acción.

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