El Poder De La Palabra
Y día tras día, en el templo y de casa en casa, no dejaban de enseñar y anunciar las buenas nuevas de que Jesús es el Mesías. Hechos 5:42
Alexander Smith fue el único sobreviviente de la banda de amotinados que tomó el barco inglés Bounty, rebelándose contra el capitán William Bligh, en 1787. La comunidad de nativos que Smith consideraba a su cargo en la Isla Pitcairn se sentía desalentada. Estaban enfermos y se quejaban. Entonces Smith encontró la Biblia del Bounty, y con ella comenzó a enseñarles a los aborígenes. Veinte años más tarde, un barco que llegó a esas costas encontró una comunidad cristiana que florecía y prosperaba, fruto de la Palabra de Dios.
Como la Palabra de Dios está viva y poderosa (Hebreos 4:12), y porque jamás deja de cumplir los propósitos para los que nos fue dada (Isaías 55:10-11), no debemos sorprendernos cuando leemos historias como la de Alexander Smith. Millones de vidas a lo largo de la historia -¿incluyendo la suya?- han sido transformadas al responder a las Escrituras. Algunos cristianos tienen el don espiritual de la enseñanza, pero todos los cristianos somos responsables de conocer la verdad de Dios y comunicarla a otros cuando el Espíritu nos da la oportunidad.
Dios ha elegido la predicación y enseñanza de la Biblia como un medio para anunciar la buena nueva de la salvación. ¿Y cómo oirán si no hay quien les predique? (Romanos 10:14).
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