La respuesta de Dios para lograr la paz mundial
Por David Jeremiah
¿Alguna vez asististe a alguna de las celebraciones de la Convergencia Armónica mundial en agosto 17 de 1987? ¿Qué tal al aniversario numero 10, la segunda Convergencia Armónica que ocurrió en julio 25-27 de 1997?
No te sientas solo. Yo me perdí de las dos, así como la mayor parte de la población mundial. Tal vez si cite una frase de un sitio de Internet que describió el evento de 1987, verás por qué el concepto de la Convergencia Armónica es un poco difícil para algunos de entender.
“El período en la historia conocido como la Convergencia Armónica fue definido por José Arguelles como “el punto en el que el contragiro de la historia de pronto frena, y el aun imperceptible giro de la poshistoria comienza.” Fue la consumación de la profecía del dios maya Quetzalcóatl, conocida como los “Trece Cielos y Nueve Infiernos.” La profecía asegura que después del noveno infierno, la humanidad experimentaría una era sin precedente de paz. El ciclo del infierno terminó en agosto 16 de 1987, la Convergencia Armónica comenzó el 17 de agosto. He ahí el comienzo de la culminación de 25 años del Gran Ciclo de Historia de 5,125 años, así como el ciclo de 26,000 años de la evolución, ambos destinados a terminar en el 2012.”
Aun si entendiera lo que es el “contragiro” de la historia y “el giro impredecible de la poshistoria”, No sabría si sucedió o no. Lo único que da giros es mi cabeza cuando leo estas formulas de Nueva Era para la paz mundial. Las intenciones de las personas de la Convergencia Armónica podrían ser buenas, pero no funcionaron.
Como cristianos, no podemos dibujar nuestra cosmología de supuestos escritos de un dios mitológico maya. Cuando dibujamos nuestra cosmología, el estudio del universo y todo lo que hay en el, de los escritos de un Dios viviente y verdadero, el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo. El nos dijo todo lo que debemos saber de la paz mundial.
La ausencia de Paz Mundial Se ha dicho que “la historia es biografía”, y eso es cierto. Quiero sugerirte que la historia también es “guerrografía”. Podemos monitorear el curso de la historia al seguir la de los ejércitos del mundo. La paz ha sido una rara comodidad en la experiencia humana.
La única manera en que sabemos que la paz es una meta, algo que debemos anhelar y anticipar, es por el récord bíblico en Génesis 1-3. Es claro que el mundo fue creado en paz. Todo lo que tenemos que hacer es leer el recuento de Adán y Eva en el Jardín del Edén y entender que la paz es norma de Dios en Su creación. La más pacífica de las representaciones de paz que nos podamos imaginar probablemente no se compare a la paz que había en el Edén. El jardín en si estaba lleno de árboles y plantas frutales; un río fluía de el; los animales que Adán había nombrado ocupaban el Jardín en perfecta armonía unos con otros y con Adán y Eva. Más que nada, Dios mismo bajaba y caminaba y hablaba con Adán y Eva en el Jardín. Solo el hecho de pensar en ello me hace desear experimentar el verdadero significado de la paz como Dios la creo.
Tal paz existió por muy corto tiempo. Sabemos que, a causa de su pecado, Adán y Eva fueron echados del Jardín, y el alarido de un animal agonizante marcó en la historia el primer acto de violencia. Al matar Dios a un animal para hacer ropa para nuestros padres no inocentes marco un punto de partida para el violento mundo post-Edén que heredo la raza humana.
Si nos sentimos tristes por las guerras y enemistades en nuestro mundo, imagínate como se siente Dios. La paz mundial fue su diseño, y aun es su deseo. Pero no vendría hasta que el Cordero de Dios, quien reemplazó un cordero del Edén sería sacrificado para hacerla posible.
La promesa de Paz Mundial La promesa de paz comenzó en el mismo lugar donde fue saboteada: el Jardín del Edén. Génesis 3:15 contiene lo que los teólogos llaman el protoevangellium, el primer anuncio del Evangelio. La semilla de la mujer, como Dios prometió, algún día aplastaría la semilla de la serpiente cuyas ideas diabólicas hicieron una separación entre Dios y el hombre.
Fue entonces dado a los profetas de Dios en el Antiguo Testamento que apuntaran hacia esa paz. Ellos previeron el día cuando el Mesías de Dios sufriría por las transgresiones de su gente y restauraría la paz de Dios en toda la tierra. Lo que no vieron era la separación entre estos dos eventos. El Mesías, Jesús de Nazaret, ciertamente trajo paz, pero la trajo primero al corazón humano. Lo hizo claro que la falta de paz no fue debida a los egipcios, babilonios, persas, griegos o romanos. Es debida al rebelde hombre viejo que vive en el corazón de cada persona. No puede haber paz permanente en la tierra hasta que haya paz en el corazón humano. Pero la paz en la tierra ya viene, dicen los profetas. Las naciones “convertirán sus espadas en azadones y sus lanzas en hoces. Ninguna nación alzará la espada contra otra nación ni se preparará más para la guerra” (Miqueas 4:3). La paz fluirá a la tierra del Monte de Zion en Jerusalén por mil anos, durante los cuales el mismo Satanás que presentó la enemistad como una opción en el Edén será encadenado, incapaz de causar problemas en la tierra (Apocalipsis 20:1-3). Aun el reino animal vivirá en armonía consigo y con la humanidad. Los montes, porque la tierra será llena del conocimiento de Jehová, como las aguas cubren el mar” (Isaías 11:6-9).
La Consumación de la Paz Mundial. La consumación de la paz mundial, el Milenio, esta por lo menos a siete años de distancia. La escritura nos dice que deberá suceder primero. El Rapto y la Tribulación. La iglesia deberá ser removida de la tierra para el juicio que Dios traerá a los no creyentes judíos y gentiles en la Tribulación.
El Milenio será poblado por aquellos que se vuelvan creyentes durante la Tribulación; ellos se multiplicarán y llenarán la tierra, consumando el mandato Edénico una vez más (Génesis 1:28). Por mil años, será disfrutada perfecta paz sobre la tierra, porque Satanás estará en cadenas. Las naciones se unirán, viajaran a Jerusalén a dar tributo al Rey de Reyes. La paz del mundo será reflejada en longevidad de los ciudadanos. Aquellos que mueran a la edad de 100 años serán considerados niños (Isaías 65:20).
Aquellos nacidos durante el Milenio tendrán una naturaleza pecaminosa tal como nosotros. Como demostración final de la perversidad del corazón no redimido del humano, algunos se unirán en rebelión contra Cristo, y serán juzgados en el juicio del Gran Trono Blanco, que concluirá los mil años de paz. Después, la paz permanente de Dios, por la que el milenio ha sido un preludio, comenzará y durará por la eternidad.
Paz en tu mundo La ausencia de paz ha sido traída a casa a todos nosotros desde el 11 de septiembre del 2001; y para muchos en nuestro mundo, como nuestros amigos en Israel, la paz parece como un rocío que aparece y se va con cada acto de trasgresión.
Pero no dependemos de los gobiernos para traer paz a nuestro mundo, y no tenemos que dejar de tener paz individualmente porque no la haya en el mundo. El Príncipe de Paz (Isaías 9:6) le dijo a Isaías en aquel día y nos dice a nosotros hoy, “Tu fe te ha salvado. Ve en paz” (Lucas 7:50). Le dijo a sus discípulos, y nos dice a nosotros, “En mi tendrás paz. En el mundo tendrás aflicción, pero confía, yo he vencido al mundo” (Juan 16:33).
¿Convergencia Armónica? No lo creo. Las oraciones y meditación por la paz son pasatiempos que valen la pena. Solo asegúrate de que tus oraciones sean dirigidas al Príncipe de Paz y que tus meditaciones sean sobre sus preciosas promesas mientras esperamos la gloriosa venida de la verdadera paz en la tierra.
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