Y el que no lleva su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo.
Lucas 14:27
Ingresar al campamento básico de entrenamiento militar solía significar ser despojado de toda la identidad de uno. Le quitaban a uno todo; ¡inclusive el pelo! y se le daba sólo lo que necesitaría para ser un buen soldado. Inclusive se le decía a uno lo que debía pensar. "Cuando quiera tu opinión," vociferaba el sargento de ejercicios, "¡Yo te la daré!"
No para comparar la vida cristiana a las fuerzas militares . . . pero espere; incluso Pablo derivó esa comparación (2 Timoteo 2:3). Hay disciplina, entrenamiento, y especialmente sacrificio tanto en la milicia como en la vida cristiana. Cuando Jesús estaba buscando y entrenando a sus propios soldados del reino, les dijo que necesitaban sólo una cosa a fin de seguirle: una cruz.
No les dijo que traigan su chequera, su portafolio de jubilación, sus sueños y aspiraciones, o sus pasatiempos. Simplemente dijo toma tu cruz y sígueme. El punto es que la orden drástica era sencilla: seguir a Jesús quiere decir dejar a un lado todo a fin de recibir de él tanto más a su debido tiempo y a su manera.
El soldado cristiano lleva sólo una posesión a la batalla: la cruz de la rendición propia a Jesús.
© 2007 por David Jeremiah Momento Decisiv Momentos de Decisión en la Precensia de Dios
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