15-31 de Mayo
Se Necesitan Dos
Por eso yo, que estoy preso por la causa del Señor, les ruego que vivan de una manera digna
del llamamiento que han recibido.
Efesios 4:1
Hay una historia que cuenta que una madre y su hijo deseaban asistir a un concierto
del famoso pianista polaco Ignacy Paderewski. Cuando se apagaron las luces de la
sala la madre descubrió que su hijo no estaba allí. Al levantarse el telón, la mujer notó
horrorizada que su hijo estaba ante el teclado, tocando con toda inocencia «Brilla, brilla
pequeña estrella». En ese momento, entró el gran maestro pianista, que avanzó hacia
el piano y susurró al oído del pequeño: «No te detengas, sigue tocando». Inclinándose,
Paderewski comenzó a tocar el acompañamiento con la mano izquierda. Juntos, el viejo
maestro y el pequeño novicio transformaron una situación de tensión en una experiencia
maravillosamente creativa.
Sea cierta o no esta historia, es un ejemplo perfecto de la relación que tenemos con nuestro
Padre celestial. Lo que podemos lograr por nuestros propios medios apenas si tiene mérito.
Pero con la mano del maestro la obra de nuestra vida puede ser bellísima. La próxima vez
que se apreste a hacer algo grande, escuche la voz del Maestro que le susurra al oído: «No
te detengas. Sigue adelante». Sienta cómo le rodean sus amorosos brazos. Sepa que sus
manos fuertes están allí, convirtiendo sus intentos débiles en genuinas obras de arte.
Y recuerde que Dios no llama a los que están equipados. Equipa a los que llama.
© 2007 Editorial Vida (Dr. David Jeremiah)
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