Una oración para aumentar tu confianza en Dios
Escrito por Matthew Pryor
“Pero que pida con fe, sin dudar; porque el que duda es semejante a la ola del mar, impulsada por el viento y echada de una parte a otra. No piense, pues, ese hombre, que recibirá cosa alguna del Señor, siendo hombre de doble ánimo, inestable en todos sus caminos”. -Santiago 1: 6-8
¿Alguna vez oraste y luego te preguntaste si ibas a hacer algún bien? ¿Alguna vez te arrodillaste e inclinaste la cabeza, pero te sentiste desconectado, como si tus oraciones se estuvieran desvaneciendo en el éter? ¿Alguna vez hubo oraciones sin respuesta de ningún tipo?
Esta es una dinámica interesante, de verdad. La mayoría de las veces, no tenemos problemas para aceptar que la Biblia es verdadera, que es inspirada por Dios, que es la Palabra de vida. Luego nos damos la vuelta y nos preguntamos qué dice la Biblia sobre la oración. Puede que no lo veamos de esa manera, pero eso es lo que sucede cuando dudamos de la fuerza o utilidad de nuestra vida de oración.
El Libro de Santiago debería alentarte ya que demuestra el poder de la oración:
Por tanto, confesaos vuestros pecados unos a otros, y orad unos por otros para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede lograr mucho. —Santiago 5:16 (NVI)
No cometer errores. Nuestras oraciones son poderosas no por nada de lo que hacemos o por quiénes somos. Recuerda, somos solo la mecha. Es por quién es Él y lo que puede hacer. Por lo tanto, podemos acercarnos a Él con un corazón sincero, recto y creyente. Entonces Dios está ansioso por responder, haciendo lo que solo Él puede.
Es por eso que Santiago también nos recuerda que dejemos de cuestionar lo que puede hacer la oración:
Pero que pida con fe, sin dudar; porque el que duda es semejante a la ola del mar, impulsada por el viento y echada de una parte a otra. —Santiago 1: 6–8 (NVI)
Sin pelos en la lengua allí. Necesitamos dejar de dudar de lo que estamos haciendo cuando nos arrodillamos ante el Dios de toda la creación. Deja de cuestionar la eficacia de presentarle nuestras peticiones. Busca fervientemente su voluntad para tu vida, Su sabiduría para tu mente y Su amor para llenar tu corazón. Él se deleita en responderte. Todo se trata de su gloria. Puedes confiar plenamente en Él con tus oraciones, como también confías en la verdad de Su carácter, propósitos y promesas.
Señor, gracias porque eres siempre fiel y veraz, y porque tu amor inquebrantable nunca cesa. Gracias porque la oración es poderosa y eficaz, y porque incluso cuando dudamos, aún escuchas nuestras oraciones y actúas en nuestro nombre. Señor, te confieso que a veces dudo. A veces no estoy seguro de si mis oraciones son realmente efectivas o si me escuchas. Entonces, Señor, te pido que animes mi fe. Ayúdame a tener la confianza de que siempre estarás ahí para mí y nunca me abandonarás ni me abandonarás. Gracias por tu tierno amor por mí. En el nombre de Jesús. Amén.
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Nota del editor: La siguiente es una versión abreviada del devocional del Diezmo del cuerpo por Matthew Pryor. Para leer el artículo completo sigue este enlace.