Una Oración para conocer la voluntad de Dios para tu vida
By Rachel-Claire Cockrel

"Pues yo sé los planes que tengo para ustedes —dice el Señor —. Son planes para lo bueno y no para lo malo, para darles un futuro y una esperanza" - Jeremías 29:11

Siempre que quiero algo tanto que no puedo confiar en mi propio corazón, le pido a Dios un Muro de Ladrillo. Tendemos a buscar la voluntad de Dios de una manera que implica que necesitamos actuar, pero ¿y si es la inacción la que nos pone en el camino que Dios nos pide? No todas las decisiones son negras o blancas, buenas o malas. A veces algo que parece bueno se puede colocar delante de nosotros, pero no todas las cosas buenas son parte del plan de Dios para nuestra vida.

Permítanme ser claro, no hay "oración mágica" que nos impida tomar la decisión equivocada. También me gustaría aclarar que esto es algo que me ayuda cuando me enfrento a una decisión y mis propios deseos me impiden pensar con claridad o incluso en preocuparme si lo que quiero está en el plan de Dios para mí.

Dios sabe lo que está haciendo. A veces lo olvido, pero tiene un plan. Me cuesta averiguar cuál es ese plan la mayor parte del tiempo, pero un paso que nunca dejaré de en medio es la oración de la pared de ladrillos. Dios conoce mi corazón. Sabe lo que deseo. No retiene algo por despecho. Tiene planes de "prosperarme y no dañarme, darme una esperanza y un futuro" (Jeremías 29:11). Les reto, a tomar esta oración, moldearla para adaptarse a su propia vida, y ver cómo cambia su perspectiva.

La oración de la pared de ladrillos (una oración para conocer la voluntad de Dios)

Dios, me conoces mejor de lo que me conozco a mí mismo. Conoces mis miedos y mis deseos. Sabes cuánto quiero esto. Sabes cuánto estaré devastado si esto no sucede. Sé que me amas. Sé que tienes un plan para mí. Por favor, Señor, no dejes que mis deseos me cieguen a tu voluntad. Si esto no está dentro de tu plan para mí, vomita un Muro de Ladrillos. Dame un obstáculo que no puedo superar. Ayúdame a seguir tu voluntad, padre. Dame paz sobre lo que sea que está por venir. Si esto se cae, sabré que es tu mano.

Gracias por amarme. Amén.