Una oración para cuando el duelo hace difícil la oración
 Por Kimberly Carroll

“El Señor está cerca de los que tienen quebrantado el corazón; él rescata a los de espíritu destrozado.” Salmos 34:18

¿Qué sucede cuando el dolor dificulta la oración? Cuando las oraciones de rendición sienten el aguijón del miedo. Cuando la preocupación susurra: “¿Pero y si Dios también se los lleva?” Cuando las oraciones de alabanza están cubiertas de ira y decepción. Cuando las oraciones que antes fluían con facilidad ahora se sienten secas y vacías de palabras. Cuando la paz de Dios una vez mantuvo tu corazón tranquilo, pero ahora de repente se siente ausente e inalcanzable. Cuando el peso de todo se siente aplastante pero la gente espera que estés bien porque conoces a Jesús. Todos estos son sentimientos y preguntas con las que los afligidos a menudo luchan.

Para aquellos que luchan por mantener su fe, esta presión para reprimir el lado más oscuro del dolor puede desencadenar una enorme culpa. Soy cristiano, se supone que no debo tener miedo. Se supone que no debo dudar de la provisión de Dios. ¡Se supone que debo ser más fuerte que esto! Con el corazón roto por la pérdida y avergonzado de luchar espiritualmente, el dolor puede hacer que incluso los creyentes genuinos se sientan solos y separados de Dios.

Si eres tú hoy, tienes mi más profunda empatía. Por favor, debes saber que no estás solo. ¡Hacer frente a la pérdida es inexplicablemente difícil! Si encuentras difícil orar en presencia del dolor, que estas palabras te animen a dejar ir su culpa, a quitarte la máscara y simplemente respirar el amor de Dios por un momento. No tienes que ser perfecto aquí. Solo tienes que ser real.

Oremos juntos:

Jesús, mi dolor es tan profundo. Mi ira es feroz, mi miedo es paralizante. Y luego, en medio de todas estas emociones, aparece el entumecimiento. ¡Lucho por saber cómo orar o por dónde empezar! Así que voy a recordarme la verdad. Sé que estás aquí conmigo en mi dolor. Sé que estás reparando el quebrantamiento de formas que no siempre puedo ver. Señor, sostenme en tus brazos, toma este dolor y ayúdame a soportarlo. En el nombre de Jesús oro, amén.

Nota del editor: Esta oración fue tomada del devocional “Cómo orar cuando el dolor hace que la oración sea difícil” de Kimberly Carroll. Puedes leer el artículo completo aquí.