Una oración para proteger tu lengua    

Escrito por Debbie Przybylski 

“El que refrena su lengua protege su vida, pero el ligero de labios provoca su ruina.”- Proverbios 13: 3

Las palabras que usamos tienen un poder tremendo. La Biblia dice que la vida y la muerte están en poder de la lengua (Proverbios 18:21). Creo que nuestras oraciones tendrán más poder y una mayor unción cuando nuestra vida diaria esté llena de palabras que elevan y traen gracia a los demás (Efesios 4:29).

Es importante para todos los que queremos tener una vida de oración eficaz que observemos atentamente nuestro discurso.

El poder de la palabra

Una persona puede pronunciar muchas palabras por minuto y varios miles en una hora. ¡Puedes imaginar cuántas palabras habla una persona promedio en un día! ¡Podríamos llenar una biblioteca en nuestra vida! Si lo hiciéramos, ¿cuáles serían los títulos de esos libros? La lengua tiene una poderosa influencia sobre los demás. Dios busca una vida santa, y una de las áreas clave que debemos cuidar con toda diligencia es nuestra lengua.

La verdad es que todos tenemos problemas con lo que decimos. Probablemente por eso la Biblia dice tanto sobre la lengua. Proverbios está lleno de versículos sobre los aspectos positivos y negativos de la lengua. Conté los términos lengua, labios, boca y palabras, y aparecen más de 170 veces en la Biblia. Vivimos muchos años en un barco y recordamos cómo el pequeño timón dirigía nuestro barco en las tormentas enormes. Santiago 3: 4-5 dice:

“Fíjense también en los barcos. A pesar de ser tan grandes y de ser impulsados por fuertes vientos, se gobiernan por un pequeño timón a voluntad del piloto. 5 Así también la lengua es un miembro muy pequeño del cuerpo, pero hace alarde de grandes hazañas. ¡Imagínense qué gran bosque se incendia con tan pequeña chispa!”

Hablar negativamente es costoso en el ámbito espiritual, mientras que observar lo que decimos puede traer recompensa espiritual. En Jericó, el pueblo de Dios marchó en silencio por la ciudad durante seis días. Cuando finalmente gritaron en el séptimo día, los muros se derrumbaron inmediatamente. Su silencio y luego gritar en el momento adecuado les valió la victoria.

Realicemos esta oración para que Dios nos ayude a controlar nuestra lengua:

Señor, sé que mi lengua a menudo se adelanta a mi mente y corazón. Soy rápido para hablar y me arrepiento de las muchas cosas irreflexivas que he dicho. Lamento las palabras que he dicho con ira o con chismes. Ayúdame a ver cuándo estoy a punto de hablar sin pensar y a controlar mi corazón. Ayúdame a ser lento para hablar. Ayúdame Señor a ser una persona llena de palabras amorosas, llena de tu Espíritu, rebosante de amor, gozo, paz, paciencia, bondad, mansedumbre y dominio propio. Amén.

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Nota del editor: La siguiente es una versión resumida de El tremendo poder de nuestras palabras por Debbie Przybylski. Haz clic en este enlace para leer el artículo completo.