Una oración del día para entender el plan de Dios para tu sufrimiento

Por Joni Eareckson Tada

“Es verdad que ustedes pensaron hacerme mal, pero Dios transformó ese mal en bien para lograr lo que hoy estamos viendo: salvar la vida de mucha gente.” Génesis 50:20 (NTV)

Puede que no seas un cuadripléjico como yo, pero apuesto a que resuenas con la palabra indefenso. Cuando el sufrimiento te golpea a ti o a tu familia, podemos preguntar rápidamente: ¿Dónde está Dios? ¿Por qué está dejando que esto suceda? Es por eso que me inspiro en la historia bíblica de José.

Woman looking distressed sitting in her house

Aunque nunca estuvo paralizado, le sucedieron varias cosas que podrían interpretarse como accidentes. Fue arrojado a un pozo por sus envidiosos hermanos y casi se fue a morir, y finalmente, fue encarcelado injustamente en un país extranjero.

José podría haberse amargado. Pero muchos años después, les dijo a sus hermanos: “Es verdad que ustedes pensaron hacerme mal, pero Dios transformó ese mal en bien para lograr lo que hoy estamos viendo: salvar la vida de mucha gente.” (Génesis 50:20).

Me gusta la palabra, “intencionado”. Dios está lleno de intenciones: tiene un propósito, un objetivo, una meta y un plan. Dios estaba un paso gigante por delante de los hermanos de José, abortando sus malas intenciones para satisfacer sus propios propósitos. Los problemas de José no tomaron a Dios por sorpresa. Desde el principio, Dios planeó que José experimentara esas cosas. ¿Por qué? No solo por su propio crecimiento en carácter piadoso, sino por salvar la vida de los demás.

Consuélate con esto: Dios no quitó Sus manos del volante de su vida por un nanosegundo. De principio a fin, todo siguió el plan de Dios para ti.

Esto significa que tus pruebas tienen mucho más significado de lo que crees. Tus problemas tienen más propósito de lo que puedes imaginar. No porque Dios simplemente use cosas malas, sino porque Dios las propone para que otros puedan ser presentados a Jesús a través de su ejemplo. ¡Qué gran vocación es esa!

Querido Padre Celestial, estoy muy agradecido de que estés involucrado en cada paso de mi vida. Qué reconfortante saber que, en los buenos o malos momentos, Tú mantienes el control y tienes un plan para mí. Te agradezco que seas bueno pase lo que pase y que puedo descansar en tu presencia. Estoy agradecido por la fidelidad de José de que no importa lo que pasó, se volvió hacia ti y nunca dudó de ti. Rezo para tener ese tipo de fe y vivir una vida de rendición a Tu voluntad. En el nombre de Jesús, amén.

Contenido tomado del devocional Motivación Diaria, “Tus problemas tienen un propósito”, escrito por Joni Eareckson Tada. Puedes leer el artículo completo aquí.