Una Oración para quienes enfrentan una pérdida este invierno
Por Meg Bucher
Atravesar una temporada de tristeza y desesperación requiere de una gran fortaleza que humanamente no poseemos. Los meses de invierno pueden traer una perspectiva de tristeza, especialmente cuando los cielos grises superan nuestra habilidad de lidiar sin tener la luz del sol. El espíritu de Dios descansa en el aire frígido, para consolar a aquellos que se despiden de personas terrenales y enfrentando el hecho de volver a la vida de forma usual sin alguien muy querido para ellos.
“Dios es nuestro refugio y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.” Salmos 46:1
Un refugio es un escudo o protección contra el peligro y los problemas (www.dictionary.com). La palabra original hebrea se refiere a buscar o huir por protección, poner la confianza en Dios (Strongs 2620).
El carácter de Dios nos asegura que, a través de nuestras vidas torcidas, Él no cambia. Cuando divagamos en duelo, Él es fuerte. Jesús prometió no dejarnos, y Su presencia restaura la paz en nuestras almas. “Dios es nuestro escudo y fortaleza”, las palabras imitan el verso diciendo “Cuando los problemas se avecinan, Dios está aún más cerca, y listo para ayudar. Así que, ¿para qué corremos y nos escondemos?”
En vez de esconder nuestro duelo e intentar atravesarlo sin sensaciones, servimos a un Dios que quiere que nos acerquemos a él. Podemos caer a sus pies, y él nos recogería. Su amor es perfecto. Cristo vino a la tierra por compasión a nosotros, y nos cuida como a cada una de sus ovejas. Cuando uno está lamentándose, o sufriendo, ¡Él sabe! Y se apresura a estar de nuestro lado.
Padre,
Alabado seas por tu omnipotente mano de protección sobre nuestras vidas. Incluso a través de que llegamos a Ti con los corazones deprimidos, sabemos con plena confianza que Tú eres capaz de sacarnos de nuestro dolor. Eres nuestro Sanador. Conoces nuestros corazones, desde nuestras heridas dolorosas hasta nuestros sentimientos de desesperación. A medida que el aire frío del invierno congela el suelo, nuestros corazones heridos tienden a endurecerse. El luto no es fácil, y a menudo preferimos ir solos, o evitarlo todo juntos. Cuando deseemos cerrar a todos y aislar nuestros corazones, empoderarnos para traerte los pedazos rotos de nuestros corazones.
La muerte es difícil, pero se nos promete reunirnos con nuestros hermanos y hermanas en Cristo en el cielo. Para aquellos de nosotros que lloramos la pérdida de un compañero creyente, sabemos que nuestro dolor es temporal, y que el suyo ha fallecido ahora a la paz eterna con Cristo en el cielo. Aunque es difícil decir adiós, sabemos que Tu presencia es más que suficiente para restaurar nuestra paz y alimentar nuestra perseverancia continua de Tu propósito para nuestras vidas en esta tierra.
Perdónanos por tiempos llenos de desesperación y desesperanza. Espíritu Santo, traduce el gemido de nuestro corazón al Padre que se sienta sobre todo en la soberanía. Aliviar los sentimientos de ira, confusión, depresión, ansiedad y todas las demás enfermedades del corazón y del alma coinciden con el dolor y el luto. Ayúdanos a adaptarnos a la vida sin la que lloramos.
Gracias por el tiempo que nos concedieron con su dulce alma mientras su tiempo en la tierra corría su curso. Por las maneras en que nos ayudaron a acercarnos a Ti, y nos desafiaron a seguir el curso que Tú deparaste para nuestras vidas. Para aquellos de nosotros que nos despedimos de mentores y maestros, las semillas de duda de que podemos caminar con la mayor valentía sin ellos nos temblarán. Pero los restos de su amor por Ti continuarán en nuestra vida de maneras que tal vez nunca comprendemos. Ayúdanos a conservar su memoria, Padre. Que nuestros recuerdos sean rápidos, y nuestro dolor sea corto.
Sabemos que cada vida es contaba perfectamente por Ti, y confiamos en Ti primero con nuestras vidas, y las vidas de los que amamos en esta tierra. Ayúdanos a dejar ir, sabiendo que cada vida te pertenece, primero. Bendícenos con un aprecio por la marca que dejaron en Tu honor en esta tierra, Padre. Que descansen en la paz de Tus brazos, hasta que los volvamos a ver.
En el nombre de Jesús,
Amén.
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Meg Bucher anima a otros a buscarlo primero a través de su vida como madre que se queda en casa, carrera como escritora independiente, enseñando en el Estudio Bíblico Semanal de Madres, y dirigiendo a los equipos de adoración de los niños en su iglesia local. Ella reside en una pequeña ciudad del lago del norte con su marido de diez años, dos hijas y su doodle dorado. Meg escribe sobre la vida cotidiana dentro del amor de Cristo en su blog, http://sunnyand80.org.
Meg writes about everyday life within the love of Christ at megbucher.com. She is the author of “Friends with Everyone, Friendship within the Love of Christ,” “Surface, Unlocking the Gift of Sensitivity,” “Glory Up, The Everyday Pursuit of Praise,” “Home, Finding Our Identity in Christ,” and "Sent, Faith in Motion." Meg earned a Marketing/PR degree from Ashland University but stepped out of the business world to stay home and raise her two daughters …which led her to pursue her writing passion. A contributing writer for Salem Web Network since 2016, Meg is now thrilled to be a part of the editorial team at Salem Web Network. Meg loves being involved in her community and local church, leads Bible study, and serves as a youth leader for teen girls.