Una oración para ser las manos y los pies de Cristo

Escrito por Brian Kolodiejchuk

“El Rey responderá: 'De cierto te digo que todo lo que hiciste por uno de estos hermanos y hermanas más pequeños, lo hiciste por mí'“. Mateo 25:40

Querido Jesús,

Ayúdame a difundir Tu fragancia dondequiera que vaya.

Inunda mi alma con tu Espíritu y vida.

Penetra y posee todo mi ser tan completamente,

para que mi vida sea solo un resplandor de la tuya.

Brilla a través de mí y sé así en mí

que cada alma con la que entro en contacto

puede sentir tu presencia en mi alma.

¡Que miren hacia arriba y no me vean más a mí, sino solo a Jesús!

Quédate conmigo y entonces empezaré a brillar como tú brillas

para brillar como luz para los demás.

La luz, oh Jesús, será toda de Ti; nada de eso será mío.

Serás Tú, brillando sobre los demás a través de mí.

Déjame así alabarte de la manera que más amas,

brillando sobre los que me rodean.

Permíteme predicarte sin predicarte, no con palabras sino con mi ejemplo,

por la fuerza de captura, la influencia compasiva de lo que hago,

la evidente plenitud del amor que mi corazón te tiene.

Amén.

—Inspirado por la propia oración del cardenal John Henry Newman, rezada por la Madre Teresa todos los días después de la santa comunión.

Padre Celestial, en este tiempo de oración, nos acercamos con la seguridad de que abrazarás a tus hijos y nos llevarás a casa. Gracias por tu gracia, sin ella estamos perdidos. Enséñanos a ser tus manos y tus pies. Envíanos a donde se nos necesite y ayúdanos a mirar a los demás con los ojos despejados por el odio.

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Nota del editor: El contenido fue tomado de Lo que puedes aprender de la Madre Teresa por Brian Kolodiejchuk. Para leer el artículo completo, sigue este enlace.