Una oración para superar la perfección
Escrito por Jennifer Heeren
“Ahora bien, el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, hay libertad. Pero nosotros todos, con el rostro descubierto, contemplando como en un espejo la gloria del Señor, estamos siendo transformados en la misma imagen de gloria en gloria, como por el Señor, el Espíritu” - 2 Corintios 3: 17-18
Mi meta en la vida es ser transformada y aprender a caminar en amor mientras sigo comprendiendo cuánto ya soy amado por mi precioso Padre Celestial. Ver este amor me permitirá saber cuáles son las metas por las que debo luchar: las metas que Dios desea que yo tenga. Cuanto más me doy cuenta de la inmensidad del amor de Dios por mí, más progresaré en las metas que me gustaría completar.
Dios no ama nuestras tareas completas tanto como ama nuestro entusiasmo por trabajar para Él. Le agrada todo el tiempo que estemos dando pasos de obediencia, no solo al final. Hay algunas cosas que nunca se completarán de este lado del cielo, como la paz mundial, por ejemplo, pero Dios se complace cuando tomamos medidas para vivir en unidad con otra persona.
El progreso hacia nuestras metas y, lo que es más importante, el progreso para llegar a ser más como Cristo, es algo continuo. Siempre habrá más que hacer y más formas de crecer en carácter y amor. Dios se complace cuando damos pasos, cuando salimos de nuestra zona de confort y cuando lo intentamos.
Hebreos 11 dice mucho sobre la felicidad de Dios con nuestro progreso, también conocido como fe:
La fe muestra la realidad de lo que esperamos y es la evidencia de lo que aún no se ha visto.
A través de la fe, las personas se ganan una buena reputación.
Nunca podremos conocer plenamente a Dios y sus caminos, pero podemos tomar medidas para buscarlo y andar en los caminos que podamos descifrar.
Incluso cuando Abraham llegó a la tierra que Dios le había prometido, vivió allí por fe. Abraham esperaba con confianza una ciudad diseñada y construida por Dios.
Haré y debo completar tareas en esta vida y con suficiente progreso llegará el final de un proyecto. Pero habrá otro proyecto que le seguirá. Es un viaje y cada proyecto me enseñará algo nuevo y hará crecer mi carácter.
Puedes ser obediente y progresar cada día de tu vida, poco a poco. Y Dios te ayudará mientras lo buscas. Dios te dio ese buen trabajo para hacer y no te dejará hasta que tu progreso esté completo.
Ora conmigo:
Amado Señor, me hiciste para buenas obras. Me diste el deseo de aprender siempre y crecer en mi capacidad de amarte a ti y a mis vecinos. Ayúdame a progresar en mis metas cada día y a no preocuparme por la conclusión que puedas sacar de esa obediencia. Recuérdame con regularidad que tus conclusiones sobre cada asunto siempre darán frutos, aunque la conclusión sea diferente de lo que pensaba. Tus caminos están por encima de mis caminos. En el nombre de Jesús. Amén.
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Nota del editor: Contenido tomado de "Dios se complace con nuestro progreso, no con la perfección" de Jennifer Heeren. Puedes leer el artículo completo aquí. Todos los derechos reservados.