Una oración del día por la confiabilidad
Por el Dr. Charles Stanley
“Por eso, confiesense unos a otros sus pecados, y oren unos por otros, para que sean sanados. La oración del justo es poderosa y eficaz.” Santiago 5:16
Un compañero confiable es capaz de percibir lo que no podemos ver cuándo puntos ciegos y la debilidad bloquean nuestra visión. Cada persona es una herramienta en las manos de Dios para promover crecimiento espiritual, y él o ella solo buscan nuestros mejores intereses. Cuando escogemos este tipo de confidente, busca las siguientes características.
1.- Santa. Una persona que camine en el espíritu ofrecerá sabiduría genuina basada en principios bíblicos en vez de una opinión personal.
2.- Confiable. Sin importar lo que compartas con este individuo, debes estar seguro de que él o ella mantendrán todo en la más estricta confidencia.
3.- Que brinde aceptación. Él o ella deben permitirte ser tú mismo –incluyendo con tus defectos – y no tratar de cambiarte por alguien perfecto.
4.- Valiente. Un buen compañero confiable debe confrontarse amorosamente con la verdad incluso si duele. (Efesios 4:15)
5.- Que sepa perdonar. Cuando cometas errores, la confianza se construye a través del perdón mutuo.
6.- Edificante. No escojas a alguien con una actitud crítica que te haga sentir que no vales. El amor edifica y construye (Efesios 4:29). Nunca destruye.
7.- Motivador. No quieres a alguien con una lista de pendientes que te juzgue o que actúe como un profeta. Por el contrario, escoge a alguien que esté alegre de motivarte.
Todos podemos beneficiarnos de alguien que sea capaz de decir lo que necesitamos escuchar sin hacernos sentir amenazados. La capacidad de respuesta nos provee cheques y balances que promueven a su vez el crecimiento espiritual y nos protege del abismo. Si no tienes un compañero confiable, ora por esa persona hoy. Padre celestial, por favor danos a alguien que sea confiable con nosotros y que nos enseñe a ser de la misma manera con otros. Enséñanos a ser hombres y mujeres íntegros. Ayúdanos a tomar responsabilidad por nuestras acciones, y enseña a nuestros hijos a hacer lo mismo. Amén.
Nota del editor: La siguiente versión ha sido adaptada del artículo Un compañero confiable por el Dr. Charles Stanley.