Una Oración por la Rectitud
Por Pete Briscoe
“Hay engaño en el corazón de los que traman el mal, y gozo en los consejeros de paz.” Proverbios 12:20
La escuela primaria fue un momento complicado para mí ya que me molestaba un montón. Una tarde mientras esperaba el bus un compañero me dejó en ridículo mi rabia fue aumentando lentamente pero cuando dijo algo sobre mi madre camine y patee sus rodillas. Luego él se desplomó hacia el suelo.
Abordé mi bus sintiéndome avergonzado todo el camino a casa. Mi conciencia me dijo eso estuvo mal. Me bajé del bus al llegar a casa y esperé que la escuela llamará a mis padres, pero el teléfono nunca sonó. Parecía que me había salido con la mía al dañar a ese niño la condena pasó por mis pensamientos no sólo fue esta una acción equivocada, sino que tú estás equivocado. Incluso a una edad tan temprana me resistí a buscar a Dios buscando mi propia condena. Seguramente él no habría querido tener nada que ver con un niño tan desobediente.
¿No es doloroso como nuestra conciencia algo que está conectado dentro de toda la humanidad por nuestro creador puede estar desvelado de tal manera que nos distanciamos de él?
Algunos de ustedes que aún luchan con sus propios juicios, él les recuerda lo que hicieron en el colegio y les dice cómo dañaron su primer matrimonio. El maligno, nuestro acusador, él que nos ha saboteado nuestra conciencia haciendo que te encuentres desesperado para saber si él puede ser silenciado.
Sí por supuesto que sí hay una forma de limpiar nuestra conciencia ante Dios, pero sólo una forma.
Sé que pueden estar pensando eso vino perdonar nuestros pecados ya estás suficiente puedo vivir con la culpa si es que estamos perdonados
Pero hay mucho más allá en nuestra vida en Cristo que estos amigos.
“¿Cuánto más la sangre de Cristo, el cual por el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, purificará vuestra conciencia de obras muertas para servir al Dios vivo?” Hebreos 9:14
Él quiere que seas libre. Libre no sólo de los actos de la muerte, sino también de la culpa resultante. No sé con qué culpa estás viviendo Pero sé que Jesús puede silenciarla. Todo lo que tienes que hacer es pedirle.
Jesús fue suficiente para perdonar mis pecados, pero hay algo más. Te alabo, si quiero estar libre de culpa y de vergüenza. Por mucho tiempo anhele esta vida de abundancia. Amén.
Nota del editor contenido tomado del devocional 3 de mayo experimentando la vida Hoy, escrito por Pete Briscoe. Puedes leer el artículo completo acá.