Una Oración por mansedumbre
 
Por Mark Altrogge

“Bienaventurados los humildes, pues ellos heredarán la tierra.” Mateo 5:5

Ser dócil es ser gentil, humilde, moderado.

“Los mansos son gentiles… Aquellos que no se imponen sobre los demás para promover sus propias agendas con sus propias fuerzas, pero que, no obstante, heredarán la tierra porque confían en Dios para dirigir el resultado de los eventos” El estudio bíblico ESV señala:

La razón principal por la que debemos ser mansos es porque Jesús lo es.

“Pónganse mi yugo. Déjenme enseñarles, porque yo soy humilde y tierno de corazón, y encontrarán descanso para el alma.” Mateo 11:29

“Y yo mismo, Pablo, os ruego por la mansedumbre y la benignidad de Cristo, yo, que soy humilde cuando estoy delante de vosotros, pero osado para con vosotros cuando estoy ausente” 2 Corintios 10:1

Si Dios, el infinitamente grande y todopoderoso, es gentil y manso, cuánto más deberíamos serlo nosotros.

La mansedumbre moldea la forma en la que nos relacionamos con nuestros hermanos y hermanas en Cristo.   

“Yo, pues, prisionero del Señor, os ruego que viváis de una manera digna de la vocación con que habéis sido llamados, con toda humildad y mansedumbre, con paciencia, soportándoos unos a otros en amor, esforzándose por preservar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz.” Efesios 4:1-3

No estamos para pelear, intimidar o presionar a nuestros hermanos y hermanas a actuar de la misma manera que nosotros. Por el contrario, debemos relacionarnos los unos a los otros a nuestra manera – “TODOS” – humilde y gentilmente.

La mansedumbre cambia nuestro discurso

“La lengua apacible es árbol de vida, más la perversidad en ella quebranta el espíritu.” Proverbios 15:4

La forma de impartir la vida es con una lengua gentil La rabia no producirá la justicia de Dios (Santiago 1:20). La rabia puede intimidar a otros a hacer lo que queremos, pero no cambiará sus corazones.

La mansedumbre afecta la forma en la que corregimos a los oponentes.

“Y el siervo del Señor no debe ser rencilloso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido, corrigiendo tiernamente a los que se oponen, por si acaso Dios les da el arrepentimiento que conduce al pleno conocimiento de la verdad” 2 Timoteo 2:24-25

No podemos persuadir a nadie por atravesarnos en su camino. Gritando “asesino” a una persona a favor del aborto no hará que pasen a nuestro lado. Llamar “idiota” a alguien que difiere contigo no los va a persuadir a hacer lo que es correcto. Solo Dios puede otorgar arrepentimiento. Así que lo que todos necesitamos hacer es corregirnos suavemente mientras confiamos en que Dios cambie sus corazones.

La mansedumbre afecta la forma en la que tratamos a las personas sumergidas en el pecado

Estamos tentados a juzgar a aquellos atrapados en el pecado “¿Cómo puedes hacer eso?” “¡Nunca lo haría!” pero la biblia nos dice que deberíamos restaurar a los pecadores gentilmente:

“Hermanos, aun si alguno es sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle en un espíritu de mansedumbre, mirándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado” Gálatas 6:1

Somos gentiles cuando ayudamos a los que faltan porque recordamos nuestra propia bancarrota espiritual y nuestros pecados. Cada uno de nosotros es capaz de superar cada pecado. Recordar esto va con la forma de ayudarnos a restaurar a otros gentilmente.

El mundo dice que te afirmes. Adelante. Agarra. Lucha. La Biblia dice que seas manso y heredarás la tierra. Cuando heredamos algo, no trabajamos por ello, sino que lo recibimos como regalo. Dios les da a los mansos todo lo que necesitan. Aquellos que son mansos encuentran un profundo contentamiento y gozo.

Y algún día heredaremos la tierra nueva.

Padre, oramos hoy para que nos atraigas a la mansedumbre. Oramos para que ablandes nuestros corazones, que nos recuerdes el don de la mansedumbre, que nos muestres a través de Jesús cómo vivir en el amor día a día. Oramos para que nos perdones nuestros pecados y abras nuestros ojos y corazones al perdón de otros en nuestras vidas. Te pedimos que nos ayudes a proteger nuestro discurso, que las palabras que decimos te den vida y te glorifiquen. Estamos muy agradecidos por tu fuego refinador en nuestras vidas. En tu santo nombre, amén.

Nota del Editor: Este artículo se encuentra completo en BibleStudyTools.com. La oración fue agregada por el personal editorial de Crosswalk.