Una oración por una nueva temporada

por Renee Davis

“Los que siembran con lágrimas, segarán con gritos de júbilo. Él que con lágrimas anda, llevando la semilla de la siembra, en verdad volverá con gritos de alegría, trayendo sus gavillas.” Salmos 126:5-6

Es temprano, justo después del amanecer. Sumo mi pala en el suelo más negro, y sonrío al oír a ese gallo revoltoso desde el carril. Suena muy energizado esta mañana. ¿Quizás sea el ligero mordisqueo en el aire? Sostengo mis semillas aparentemente escasas y sonrío, meditando en su potencial y en la transformación a la que sufrirán.

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Los preparé para su sueño, cubriéndose con su manta de oscuridad. Los arropo fuerte como un toque fresco de anticipación baila en la brisa, cepillando suavemente mi cola de caballo a un lado, recordando que el cambio de temporada está aquí. Otoño. La temporada de transición, que nos empujaba de un verano que era muy probable demasiado caliente para muchos de nosotros a un invierno que muy probablemente será demasiado frío para la mayoría de nosotros.

Le doy palmaditas a la cama y les digo que duerman bien. ¿Estas semillas que he sembrado producirán una cosecha con la que estaré complacida? Me pregunto qué producirán estos meses de transición y cambio en mi propia vida. Cambiar. Esa palabra me inquieta tanto. Tanta incertidumbre en esta próxima temporada de mi vida.

Mi anticipación se convierte en ansiedad como el desfile de “qué pasaría si” por mi mente. ¿Voy a dar fruto? ¿Se dará a conocer mi potencial? ¿Será esta esta época de mi vida una de daño o sanación, ausencia o abundancia, dificultad o felicidad?

Cierro los ojos y rezo. Me consuela cuando me susurra la Verdad: No importa los cambios que se me vienen, es el mismo ayer, hoy y siempre. Es eternamente inmutable y fiel, sin importar el tiempo, sin importar las circunstancias.

Que lo alaben y confíen en él en cada estación de su vida.

Querido Padre Dios,

Gracias por Tu amor inquebrantable por mí, Tus bendiciones y bondad. Gracias por tu fidelidad para guiarme y verme a través de momentos de incertidumbre, por levantarme y ponerme en lo alto. Gracias por las Escrituras que me consuela y me recuerda Sus promesas, plan y provisión. Gracias por quitarme mis miedos y preocupaciones, los qué pasaría si, y recordarme que mi ayuda viene de Ti. Ayúdame a ser un buen mayordomo y a sembrar sabiamente.

En nombre de Cristo.

Amén.

Nota del editor: Contenido tomado del artículo, 10 Hermosos Salmos para Otoño, escrito por Renée Davis. Puedes leer esa pieza en su totalidad aquí. Todos los derechos reservados.