Tema de la Semana: El Espíritu Santo

Como creyentes se nos ha dado el Espíritu Santo como Ayudador, Maestro, Amigo y sello para la herencia prometida de la vida eterna con Dios. Su presencia, guía y sabiduría en nuestras vidas son nuestros mayores regalos mientras estamos aquí en la tierra. Mediante él tenemos acceso directo a la conexión con nuestro Padre celestial. A través de él recibimos dones espirituales para llenarnos de poder, y por él también somos capaces de dar el increíble fruto de la vida abundante. Abre tu corazón y tu mente a todo lo que el Espíritu Santo te pueda dar, mostrar y guiar esta semana.

Los dones del Espíritu Santo

Pasaje Bíblico: “En cuanto a los dones espirituales, hermanos, quiero que entiendan bien este asunto”. 1 Corintios 12:1

Devocional:

Lo que Pablo desea para los corintios en 1 Corintios 12:1 es lo que Dios desea para ti y para mí hoy. La Biblia dice: “En cuanto a los dones espirituales, hermanos, quiero que entiendan bien este asunto”. Dentro de la iglesia hoy hay defensores de múltiples posiciones sobre los dones espirituales, cada uno tan firme como el otro. Pero el deseo de Dios para ti y para mí es que seamos informados directamente por él acerca de los increíbles dones de este amoroso Espíritu Santo que mora en nosotros. Dios anhela que recibamos todo lo que tiene para dar. Él desea enseñarnos sobre la obra del Espíritu Santo en nuestras vidas para que podamos vivir con mayor propósito y afecto por él y por los demás. Rindamos nuestros corazones y mentes a Dios por los dones espirituales y busquemos hasta el último detalle de lo que Dios ha planeado para nosotros hoy.

El primer aspecto de los dones espirituales es que son realmente un don. 1 Corintios 12: 4-11 dice:

“Ahora bien, hay diversos dones, pero un mismo Espíritu. Hay diversas maneras de servir, pero un mismo Señor. Hay diversas funciones, pero es un mismo Dios el que hace todas las cosas en todos.  A cada uno se le da una manifestación especial del Espíritu para el bien de los demás. A unos Dios les da por el Espíritu palabra de sabiduría; a otros, por el mismo Espíritu, palabra de conocimiento; a otros, fe por medio del mismo Espíritu; a otros, y por ese mismo Espíritu, dones para sanar enfermos; a otros, poderes milagrosos; a otros, profecía; a otros, el discernir espíritus; a otros, el hablar en diversas lenguas; y a otros, el interpretar lenguas. Todo esto lo hace un mismo y único Espíritu, quien reparte a cada uno según él lo determina”.

El Espíritu Santo nos da dones espirituales a cada uno de nosotros. Él los "reparte" de acuerdo a su perfecta sabiduría. Los dones espirituales nunca son producidos por el hombre y nunca se dan para propósitos egoístas. El Espíritu nos da dones porque nos ama a nosotros y a los demás. Todo lo que hace es en perfecto amor y es por "el bien común". Ya sea que se te haya dado el don de sabiduría, conocimiento, fe, sanidad, milagros, profecía, discernimiento de espíritus, lenguas o interpretación de lenguas, tu propósito con el don es el mismo que el del Espíritu Santo: el amor.

1 Corintios 13:1-3 dice: “Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido.  Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso”. Los dones espirituales tienen todo que ver con el amor. Una tarea hecha con un don del Espíritu siempre debe hacerse con amor. Pablo tiene claro que los dones son molestos (1 Corintios 13: 1) e inútiles (1 Corintios 13: 2-3) si no están llenos de amor.

1 Pedro 4:10-11 dice: “Cada uno ponga al servicio de los demás el don que haya recibido, administrando fielmente la gracia de Dios en sus diversas formas. El que habla, hágalo como quien expresa las palabras mismas de Dios; el que presta algún servicio, hágalo como quien tiene el poder de Dios. Así Dios será en todo alabado por medio de Jesucristo, a quien sea la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén”. Pasa un tiempo en oración descubriendo qué don te ha dado el Espíritu Santo y cómo él quiere que lo pongas “al servicio de los demás”. Elije alinear tu comprensión y creencias sobre los dones espirituales solo con la palabra de Dios, y pon hoy en práctica con amor los maravillosos dones que Dios te ha dado, sean cuales sean.

Guía de Oración: 

1. Medita en la palabra de Dios acerca de los dones espirituales. Alinea tu comprensión solo con la palabra.

“Ahora bien, hay diversos dones, pero un mismo Espíritu. Hay diversas maneras de servir, pero un mismo Señor. Hay diversas funciones, pero es un mismo Dios el que hace todas las cosas en todos.  A cada uno se le da una manifestación especial del Espíritu para el bien de los demás. A unos Dios les da por el Espíritu palabra de sabiduría; a otros, por el mismo Espíritu, palabra de conocimiento; a otros, fe por medio del mismo Espíritu; a otros, y por ese mismo Espíritu, dones para sanar enfermos; a otros, poderes milagrosos; a otros, profecía; a otros, el discernir espíritus; a otros, el hablar en diversas lenguas; y a otros, el interpretar lenguas. Todo esto lo hace un mismo y único Espíritu, quien reparte a cada uno según él lo determina”. 1 Corintios 12:4-11

2. Pídele al Espíritu Santo que te revele el don que él te ha dado. ¡Pídele que te muestre si te ha dado múltiples dones! Reflexiona sobre tu vida y las formas en que Dios te ha usado en el pasado. Si conoces a alguien que crees que tiene una relación cercana con el Espíritu, ¡pregúntale qué regalo cree que Dios te ha dado!

3. Pídele al Espíritu Santo que te use hoy para la gloria de Jesús. Decide ser un creyente que viva con poder y propósito con el don que Dios te ha dado. Pídele al Espíritu que te muestre maneras en que lo puedes poner en práctica. Mantente en sintonía y listo para ser usado por el Dios de amor hoy.

“Cada uno ponga al servicio de los demás el don que haya recibido, administrando fielmente la gracia de Dios en sus diversas formas.  El que habla, hágalo como quien expresa las palabras mismas de Dios; el que presta algún servicio, hágalo como quien tiene el poder de Dios. Así Dios será en todo alabado por medio de Jesucristo, a quien sea la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén”. 1 Pedro 4:10-11

“Tenemos dones diferentes, según la gracia que se nos ha dado. Si el don de alguien es el de profecía, que lo use en proporción con su fe; si es el de prestar un servicio, que lo preste; si es el de enseñar, que enseñe; si es el de animar a otros, que los anime; si es el de socorrer a los necesitados, que dé con generosidad; si es el de dirigir, que dirija con esmero; si es el de mostrar compasión, que lo haga con alegría”. Romanos 12:6-8

2 Timoteo 1:6-7 dice: “Por eso te recomiendo que avives la llama del don de Dios que recibiste cuando te impuse las manos. Pues Dios no nos ha dado un espíritu de timidez, sino de poder, de amor y de dominio propio”. Mantén el fuego del Espíritu Santo encendido dentro de ti hoy mediante una relación íntima con él. Habla con él y pídele su ayuda. Mantente cerca de él y permite que arda apasionadamente dentro de ti por ver a los perdidos salvados, amados y liberados.

Lectura Complementaria: 1 Corintios 12-14

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