Tema de la Semana: Experimentando las Promesas de Dios

Nuestro Padre celestial nos ha hecho promesas increíbles a nosotros, sus hijos. Pero, aunque es completamente fiel para cumplirlas, él no nos dará esas promesas a la fuerza. Dios nos ha prometido su cercanía, su cuidado y una vida eterna a su lado. Pero tenemos el poder de elegir nuestro propio camino. Él no entra por la fuerza donde no hay espacio. La palabra de Dios no tendrá poder en nuestras vidas si no la leemos. No oiremos a Dios de una manera efectiva si no estamos escuchando, y no podremos experimentar su cercanía si constantemente llenamos nuestras vidas con otras cosas. Es por eso que esta semana hablaremos sobre las diferentes maneras en que podemos experimentar las promesas de Dios para que puedan cumplirse totalmente en nuestras vidas. Es mi deseo que puedas encontrar a Dios poderosamente a medida que aprendes a experimentar plenamente las increíbles promesas de tu Padre celestial.

Vive para su gloria

Pasaje Bíblico: “Porque todas las cosas proceden de él, y existen por él y para él. ¡A él sea la gloria por siempre! Amén”Romanos 11:36

Devocional:    

Una de las luchas más constantes y críticas que tenemos como creyentes, es equilibrar nuestro anhelo de grandeza dado por Dios con nuestro esfuerzo por alcanzar nuestra propia gloria en la tierra. Fuiste hecho para anhelar la grandeza. Fuiste hecho para hacer obras que conmuevan la tierra, que rompan la esclavitud y que den vida. Pero la Biblia deja en claro que cuando sobrepasamos el límite de la grandeza queriendo alcanzar la gloria, salimos de la vida abundante que Dios desea darnos. Cuando anhelamos alcanzar la grandeza de nuestra propia fama y reputación, cargamos sobre nuestros hombros un peso que solo Dios puede soportar. Vivir para tu propia gloria solo te llevará a una vida de insatisfacción, esfuerzo, carga y fracaso. Entonces, tomémonos un poco de tiempo hoy y echemos nuevamente la carga de alcanzar la gloria a la única persona que lo merece y puede soportarlo: nuestro Rey Salvador, Jesucristo.

Filipenses 2:9-11 dice: “Por eso Dios lo exaltó hasta lo sumo y le otorgó el nombre que está sobre todo nombre, para que ante el nombre de Jesús se doble toda rodilla en el cielo y en la tierra y debajo de la tierra, y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre”. Nuestro Señor, Jesucristo, es el exaltado. Solo Él es el único rey verdadero. Toda la creación está bajo su dominio y autoridad. Solo Dios puede soportar la carga de la gloria. Con la gloria viene una gran responsabilidad, la responsabilidad que tú y yo nunca podremos soportar. En Isaías 42:8 Dios dice: “Yo soy el Señor; ¡ese es mi nombre! No entrego a otros mi gloria, ni mi alabanza a los ídolos”. Romanos 11:36 dice: “Porque todas las cosas proceden de él, y existen por él y para él. ¡A él sea la gloria por siempre! Amén”. Jesús no quiere gloria porque es orgulloso o egoísta. Él es exaltado porque es el camino al Padre. Él no está buscando el control de nuestras vidas para obtener ganancias egoístas. Él sabe que cuando toma el trono de nuestros corazones, puede llevarnos a la vida abundante. A través de Jesús hemos restaurado la relación con nuestro Padre celestial. A través de Jesús nuestros pecados han sido borrados. Tú y yo hemos sido limpiados a los ojos de Dios y viviremos en comunión eterna con Dios mismo por la muerte y resurrección de Jesús. Es viviendo para su gloria que encontraremos paz y propósito. Y es solo viviendo para su gloria que el mundo llegará a conocer al Padre.

Entonces, ¿cómo es vivir para la gloria de Dios? Vivir para la gloria de Dios requiere de una verdadera humildad. La humildad no es pretender ser malo en las cosas en las que eres bueno. No tienes que rechazar cada palabra amable o de aliento que te digan. La verdadera humildad es reconocer que Dios te ha dado los dones y talentos que posees y actuar sobre ese conocimiento viviendo solo para la gloria de Dios. La verdadera humildad lleva los cumplidos y el estímulo directamente hacia Dios en el lugar secreto, dejando cualquier cosa buena que hayas hecho nuevamente a los pies de Jesús en adoración. Una vez más, estás destinado a la grandeza. Estás diseñado para vivir una vida de trabajo eficaz y bueno. Simplemente no tomes el crédito.

¿Cómo puedes llevar una vida dedicada a la gloria de Dios? Primero, debes comenzar por pasar tiempo encontrando la gloria de Dios por ti mismo. El Salmo 97:1-5 dice: “¡El Señor es rey! ¡Regocíjese la tierra! ¡Alégrense las costas más remotas! Oscuros nubarrones lo rodean; la rectitud y la justicia son la base de su trono. El fuego va delante de él y consume a los adversarios que lo rodean. Sus relámpagos iluminan el mundo; al verlos, la tierra se estremece. Ante el Señor, dueño de toda la tierra, las montañas se derriten como cera”. La gloria de Dios está aquí en la tierra. A lo largo de toda la Biblia leemos sobre la gloria de Dios que se muestra en toda la creación. Su gloria se revela en su amor, en su cercanía, e incluso en ti como la corona de la creación de Dios. Pasa tiempo meditando sobre cuán glorioso es Dios. Pasa tiempo adorando a tu rey. Cuando te encuentres con la gloria de Dios de manera consistente, tus deseos naturalmente cambiarán y dejarás de vivir para ti mismo para vivir para él. En segundo lugar, alinea tus propósitos con los propósitos de Dios. Busca relaciones, trabajo, diversión y comunidad a la luz de tu necesidad de vivir para la gloria de Dios. Y, por último, pasa tiempo en la presencia de Dios permitiendo que el Espíritu te moldee y te forme. Haz espacio para que Dios alinee tus deseos con los suyos. Pide la ayuda del Espíritu todos los días. Ábrete a su guía para que te ayude a llevar una vida vivida para la gloria de Dios. Todos los días Dios tiene un plan para usarte para su reino. Tiene muchísimas promesas que anhela que experimentes durante todo el día. Vive para la gloria de Dios y experimenta la paz y la alegría que él ha planeado para ti.

Guía de Oración: 

1. Pasa tiempo meditando en la gloria de Dios. Piensa en todas las maravillosas obras que ha hecho.

“¡El Señor es rey! ¡Regocíjese la tierra! ¡Alégrense las costas más remotas! Oscuros nubarrones lo rodean; la rectitud y la justicia son la base de su trono. El fuego va delante de él y consume a los adversarios que lo rodean. Sus relámpagos iluminan el mundo; al verlos, la tierra se estremece. Ante el Señor, dueño de toda la tierra, las montañas se derriten como cera”. Salmo 97:1-5

2. Reflexiona sobre las áreas de tu vida en las que luchas con el orgullo y con vivir para tu propia gloria.

3. Ahora pídele al Espíritu Santo que te ayude a vivir para la gloria de Dios en aquellas áreas en las que luchas. Pídele que hoy te muestre cómo es vivir para la gloria de Jesús. Elige responder a su guía con obediencia y fe.

“En conclusión, ya sea que coman o beban o hagan cualquier otra cosa, háganlo todo para la gloria de Dios”. 1 Corintios 10:31

Bendito sea por siempre su glorioso nombre; ¡que toda la tierra se llene de su gloria!”. Salmo 72:19

Vivir para la gloria de Dios es un proceso, es un estilo de vida radicalmente diferente a cualquier otra forma de vida. Requiere de una continua humillación y arrepentimiento. Debes saber que Dios tiene gracia total para ti. Él sabe lo que te está impidiendo encontrarlo de una forma completa. Él sabe lo que te enreda en los caminos del mundo y tiene un plan perfecto para liberarte de cualquier atadura que puedas estar experimentando. Confía en él y ten paciencia. Ven ante su trono tan a menudo como te sea posible, y deja tus logros a sus pies. Experimenta la gloria de Dios a través de su amor y su creación. Deja que su bondad amorosa te moldee y te forme a la semejanza de Jesús. Vive para la gloria de Dios hoy y experimenta una vida libre de la carga de alcanzar la fama y la reputación.

Lectura Complementaria: Salmo 97

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