Tema de la Semana: Luz

Vivimos en la realidad de que hay luz y oscuridad a nuestro alrededor en todo momento. Este mundo tiene tanto el bien como el mal, lo bueno y lo malo. Como creyentes debemos crecer tanto en nuestra aceptación de esta realidad como en nuestra búsqueda de la luz. Debemos permitir que Dios nos moldee y nos forme para ser personas liberadas de toda oscuridad, conocidas plenamente por Dios y transformadas en reflejos de su Hijo por su luz. Que esta semana el Señor abra nuestros ojos para ver la luz gloriosa que tenemos ante nosotros.

Siendo la luz

Pasaje Bíblico: Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad en lo alto de una colina no puede esconderse”.  Mateo 5:14

Devocional:

El deseo de nuestro Padre celestial es asociarse con nosotros para ver avanzar la luz de su reino en cada rincón oscuro de la tierra. Por qué él, en su perfecta sabiduría, ha elegido usarnos, me desconcierta. Pero su deseo de trabajar conjuntamente con nosotros es la verdad de la Biblia. Dios nos ha llamado a ser la luz que brilla en la oscuridad de la vida de otros en amor.

Jesús lo dijo de esta manera en Mateo 5:14-16:

“Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad en lo alto de una colina no puede esconderse.  Ni se enciende una lámpara para cubrirla con un cajón. Por el contrario, se pone en la repisa para que alumbre a todos los que están en la casa.  Hagan brillar su luz delante de todos, para que ellos puedan ver las buenas obras de ustedes y alaben al Padre que está en el cielo”.

Durante mucho tiempo me consideré incapaz de “[iluminar] a todos los que están en la casa”. Conozco muy bien mis debilidades. Veo la oscuridad en mi vida. ¿Cómo puedo dar luz a alguien? Verás, pensé que la luz que debía dar era la luz de mi propia perfección. Pensé que necesitaba arreglar mi vida antes de poder ministrar a otros, pero partiendo de esa idea errónea no pude experimentar la vida abundante que viene de ser usado por Dios.

La verdad de la Biblia es que Dios no nos está llamando a ministrar como resultado de nuestra perfección. Él no nos está llamando a resolver todo antes de que podamos ser utilizados. La declaración más poderosa que podemos hacer a los que están en la oscuridad es que nosotros, los que tenemos una necesidad desesperada, hemos sido recibidos por un Salvador perfectamente amoroso. Cuando todo el mundo ve nuestra fachada de perfección, de inmediato saben que nunca podrán pertenecer al cristianismo. Pero cuando vivimos con el coraje de ser verdaderamente vulnerables y honestos, abrimos nuestras vidas para que aquellos que están en la oscuridad vean la luz de Dios dentro de nosotros, y vean que él en su gracia encuentra, ama y habita con hombres y mujeres débiles y desesperados.

Dios no te está llamando a compartir con el mundo tu propia perfección. Él te está llamando para que simplemente seas quien realmente eres, para que encuentres su bondad amorosa y compartas con el mundo la esperanza llena de gracia que tenemos en Cristo. Toma un tiempo hoy para simplemente dejar que Dios te ame. Permítele moldearte y darte la forma de un hijo que experimenta completamente el amor del Padre. Y desde ese lugar de ser amado como eres, abre tu vida y ama a los demás como has sido amado. Vive hoy abiertamente y honestamente ante Dios y los demás. Abre tu vida a aquellos que están en la oscuridad para que puedan ver la luz de la gloriosa gracia de Dios y vive como la luz del mundo, iluminando el camino al corazón de Dios para todos los que te rodean. Que hoy experimentes la alegría, la pasión y el propósito que vienen de ser usado por Dios para hacer avanzar su reino.

Guía de Oración:

1. Medita en tu llamado a ser la luz del mundo. Recuerda que todo lo que Dios desea de ti hoy es ser abierto y honesto ante él y los demás. Él simplemente quiere que seas amado y que ames.

“Pero él me dijo: ‘Te basta con mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad’. Por lo tanto, gustosamente haré más bien alarde de mis debilidades, para que permanezca sobre mí el poder de Cristo”.  2 Corintios 12:9

“Se me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra. Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo”. Mateo 28:16-20

“Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad en lo alto de una colina no puede esconderse.  Ni se enciende una lámpara para cubrirla con un cajón. Por el contrario, se pone en la repisa para que alumbre a todos los que están en la casa.  Hagan brillar su luz delante de todos, para que ellos puedan ver las buenas obras de ustedes y alaben al Padre que está en el cielo”. Mateo 5:14-16

2. Tómate un tiempo para simplemente dejar que Dios te ame. Abre tu corazón y acércate a él con confianza. Descansa en su presencia. Pregúntale qué siente por ti y experimenta su amor.

“Y nosotros hemos llegado a saber y creer que Dios nos ama. Dios es amor. El que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él”. 1 Juan 4:16

“Pero Dios demuestra su amor por nosotros en esto: en que cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros”. Romanos 5:8

“En el amor no hay temor, sino que el amor perfecto echa fuera el temor. El que teme espera el castigo, así que no ha sido perfeccionado en el amor”. 1 Juan 4:17-18

3. Pregúntale al Espíritu Santo cómo quiere usarte hoy para ser la luz del mundo. ¿Con quién puedes ser abierto y honesto acerca de quién es Dios y qué ha hecho en tu vida? ¿A quién puedes amar bien hoy?

Nosotros amamos porque él nos amó primero.Si alguien afirma: ‘Yo amo a Dios’, pero odia a su hermano, es un mentiroso; pues el que no ama a su hermano, a quien ha visto, no puede amar a Dios, a quien no ha visto.  Y él nos ha dado este mandamiento: el que ama a Dios, ame también a su hermano”. 1 Juan 4: 19-21

“Todos ustedes son hijos de la luz y del día. No somos de la noche ni de la oscuridad”. 1 Tesalonicenses 5:5

“Porque ustedes antes eran oscuridad, pero ahora son luz en el Señor. Vivan como hijos de luz”. Efesios 5:8

Ya eres la luz del mundo tal como eres. Dios te ha llamado así desde el momento de tu salvación. Tu luz no depende de lo que hiciste ayer o del pensamiento que acabas de tener. Tú eres la luz porque Dios mora dentro de ti y te está llamando constantemente a dejar que él trabaje a través de ti. Tú eres la luz porque has sido redimido y tu vida está escondida en Cristo. Tú eres la luz porque él te lo ha dicho. Vive con fe en lo que Dios ha dicho sobre tu vida. Busca oportunidades para ver llegar a buen término lo que ha dicho sobre ti y trabaja en unión con él permitiéndole ungir todo lo que haces. Que los que están en tinieblas hoy vengan a la luz como resultado de que Cristo obró en ti y por medio de ti.

Lectura Complementaria: Santiago 2

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