Tema de la Semana: Honestidad

La honestidad es más que las palabras que decimos, es una postura del corazón. No fuimos hechos para tratar de ser algo que no somos. Dios nunca nos pide que mantengamos las apariencias. Él anhela que tengamos el coraje de ser vulnerables, que estemos tan fundados en su amor incondicional que vivamos honestamente. Que esta semana puedas experimentar nuevos niveles de paz y alegría a medida que descubrimos lo que hay en el corazón de Dios con respecto a la honestidad.

Libertad en la luz

Pasaje Bíblico: 

“Conduciré a los ciegos por caminos desconocidos, los guiaré por senderos inexplorados; ante ellos convertiré en luz las tinieblas, y allanaré los lugares escabrosos. Esto haré, y no los abandonaré”. Isaías 42:16

Devocional: 

Las imágenes de la luz y la oscuridad se usan a lo largo de toda la Biblia como una metáfora de la libertad y el pecado, y de Dios y lo que está sin Dios. Jesús se refiere constantemente a sí mismo como la luz. En referencia a Jesús, Mateo 4:16 dice: “El pueblo que habitaba en la oscuridad ha visto una gran luz; sobre los que vivían en densas tinieblas la luz ha resplandecido”. La Biblia también se refiere a nosotros como la luz en Efesios 5:8 diciendo: “Porque ustedes antes eran oscuridad, pero ahora son luz en el Señor. Vivan como hijos de luz”. Y en Juan 3:19-21, Jesús describe una libertad que viene producto de llevarnos a la luz:

 “Esta es la causa de la condenación: que la luz vino al mundo, pero la humanidad prefirió las tinieblas a la luz, porque sus hechos eran perversos. Pues todo el que hace lo malo aborrece la luz, y no se acerca a ella por temor a que sus obras queden al descubierto. En cambio, el que practica la verdad se acerca a la luz, para que se vea claramente que ha hecho sus obras en obediencia a Dios”.

Uno de los peores efectos del pecado es la vergüenza que trae como consecuencia que nos queramos esconder de Dios y de los demás. Adán y Eva se escondieron de Dios debido a la vergüenza del primer pecado. Y aún hoy, aunque Cristo haya pagado el precio por cada pecado que pudiéramos cometer, nos seguimos escondiendo de Dios.

Dios anhela que corramos hacia él cuando cometemos un error. Él es el padre en la historia del hijo pródigo, cuyos brazos se extienden eternamente a nosotros sin importar lo que hayamos hecho. Él anhela abrazarnos y en su abrazo eterno restaurarnos y liberarnos. Él anhela que salgamos de nuestra vergüenza, nos situemos de lleno en su luz y nos liberemos de los efectos destructivos de nuestro pecado.

En Isaías 42:16, Dios dice: “Conduciré a los ciegos por caminos desconocidos, los guiaré por senderos inexplorados; ante ellos convertiré en luz las tinieblas, y allanaré los lugares escabrosos. Esto haré, y no los abandonaré”. Nada de lo que puedas hacer podría lograr que tu Dios te abandone. Él no está sorprendido por tu pecado. Él sabe que eres polvo. Pero él anhela abrazarte en tu debilidad y liberarte del poder de la oscuridad. No tienes que esconderte de él. Puedes venir a tu Dios honestamente y vivir como un hijo de la luz (Efesios 5:8). Puedes experimentar la verdadera libertad a medida que tu pecado sea perdonado y vengan tiempos de restauración (Hechos 3:19-20).

Tómate un tiempo entrando en la oración guiada para traer a la luz aquello que te ha avergonzado. Que hoy encuentres la libertad y que Dios te revele el poder de su perdón y gracia.

Guía de Oración: 

1. Reflexiona sobre lo que dice la Biblia acerca de la luz y la oscuridad. Permite que la palabra de Dios avive tu deseo de estar completamente en la luz.

“Porque ustedes antes eran oscuridad, pero ahora son luz en el Señor. Vivan como hijos de luz”. Efesios 5:8

“Conduciré a los ciegos por caminos desconocidos, los guiaré por senderos inexplorados; ante ellos convertiré en luz las tinieblas, y allanaré los lugares escabrosos. Esto haré, y no los abandonaré”. Isaías 42:16

2. ¿Qué necesitas llevar a la luz? ¿Qué te está causando vergüenza?

3. Acércate a la luz. Pregúntale a Dios cómo se siente él con respecto a lo que te está avergonzando. Tómate tiempo para recibir su perdón y gracia y descansa en su amor.

1 Juan 1:7 dice: “Pero, si vivimos en la luz, así como él está en la luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de su Hijo Jesucristo nos limpia de todo pecado”. Cuando te comprometes a caminar con Dios a lo largo de tu día, él te guiará a la luz. La sangre de Jesús es lo suficientemente poderosa para limpiarte de adentro hacia afuera. Hay libertad cuando tu corazón es total y completamente suyo. Que hoy puedas ser liberado de la vergüenza y la oscuridad viviendo abierta y honestamente ante el Señor tu Dios.

Lectura Complementaria: Juan 3

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