Tema de la Semana: La Presencia Manifiesta de Dios

La presencia de Dios es real, llena de amor y completamente transformadora. Toma lo que está roto y lo sana. Nos toma cuando estamos perdidos y nos guía a nuestro lugar legítimo en el Padre. Satisface a los cansados, trae luz a la oscuridad y derrama la lluvia refrescante del amor de Dios en las partes más secas y profundas del alma. En la Biblia una historia tras otra nos relata cómo Dios baja para encontrarse con sus hijos allí donde están, y tu Padre celestial hace lo mismo por ti hoy. Él anhela darte a conocer la realidad de su presencia, desea refrescarte con su cercanía. Fuiste creado para encontrarte con Dios y nunca estarás satisfecho hasta que vivas continuamente la experiencia para la cual fuiste creado. Permite que tus deseos de encontrarte con el Dios vivo se intensifiquen esta semana mientras leemos historias poderosas de personas que se encontraron con su presencia manifiesta. Responde a la palabra de Dios buscando aquello para lo que fuiste creado: un encuentro continuo con tu Padre celestial.

La realidad de la presencia de Dios

Pasaje Bíblico: “¿A dónde podría alejarme de tu Espíritu? ¿A dónde podría huir de tu presencia? Si subiera al cielo, allí estás tú; si tendiera mi lecho en el fondo del abismo, también estás allí”.  Salmo 139:7-8

Devocional: 

En el cristianismo actual es preocupante el hecho de que muchos creyentes no conocen o no están experimentando un encuentro continuo con la presencia real y manifiesta de Dios. La Biblia contiene gran cantidad de historias de encuentros con la presencia de Dios que cambiaron vidas y que alteraron el mundo. Desde Moisés y la tienda de reunión hasta los discípulos en Pentecostés, continuamente leemos que Dios se encuentra sobrenaturalmente con su pueblo en formas reales y transformadoras. Jesús murió para que podamos caminar en comunión con nuestro Padre celestial, no solo en el cielo, sino también aquí en esta tierra. Los personajes bíblicos mostraron lo que era experimentar a Dios constantemente tanto en el Nuevo como en el Antiguo Testamento. Dios, habiendo restablecido la relación contigo, ha hecho que la realidad de su presencia esté completamente disponible para ti. A través de la muerte de Cristo no hay nada que te separe de él. Antes de sumergirnos en diferentes historias de la presencia manifiesta de Dios en la tierra, tomemos tiempo para enfocarnos en las bases bíblicas para encontrarnos con Dios. Abre tu corazón y tu mente a la verdad acerca de la cercanía de Dios y permite que tu fe se despierte a todas las formas en que tu Padre celestial puede transformar tu vida a través del encuentro con él.

El Salmo 39:7-8 dice: “¿A dónde podría alejarme de tu Espíritu? ¿A dónde podría huir de tu presencia? Si subiera al cielo, allí estás tú; si tendiera mi lecho en el fondo del abismo, también estás allí”.  Hechos 17:26-28 dice: 

“De un solo hombre hizo todas las naciones para que habitaran toda la tierra; y determinó los períodos de su historia y las fronteras de sus territorios. Esto lo hizo Dios para que todos lo busquen y, aunque sea a tientas, lo encuentren. En verdad, él no está lejos de ninguno de nosotros, ‘puesto que en él vivimos, nos movemos y existimos’. Como algunos de sus propios poetas griegos han dicho: ‘De él somos descendientes’”.

La Biblia es clara: Dios es omnipresente y su presencia puede ser tangible para nosotros. David describe la presencia de Dios de esta manera: “Me llenarás de alegría en tu presencia, y de dicha eterna a tu derecha”. (Salmo 16:11). 

Los hijos de Coré escribieron en el Salmo 84:1-2: “¡Cuán hermosas son tus moradas, Señor Todopoderoso! Anhelo con el alma los atrios del Señor; casi agonizo por estar en ellos. Con el corazón, con todo el cuerpo, canto alegre al Dios de la vida”. Luego, en los versículos 10-12 declaran:

 “Vale más pasar un día en tus atrios que mil fuera de ellos; prefiero cuidar la entrada de la casa de mi Dios que habitar entre los impíos. El Señor es sol y escudo; Dios nos concede honor y gloria. El Señor brinda generosamente su bondad a los que se conducen sin tacha. Señor Todopoderoso, ¡dichosos los que en ti confían!”.

No hay duda, al leer la Biblia, de que la presencia de Dios es real, buena y que está disponible para nosotros. Descansa en la verdad de eso por un momento. Siempre puedes entrar en la presencia tangible de tu Padre celestial en cualquier lugar y en cualquier momento. Ten fe hoy en que Dios te creó para experimentarlo. Encontrar su presencia es posible por su gracia, por lo tanto, está disponible más allá de cualquier cosa buena o mala que hagas. Pero recuerda que Dios nunca forzará su presencia en ti: sólo llena lo que está abierto y listo para recibir. Él te llama dulcemente para que te reúnas con él y te espera a que hagas espacio en tu vida para recibir lo que él desea dar.

No hay una búsqueda más importante que puedas emprender que la búsqueda de la presencia de Dios. Pasar tiempo descansando en él es la satisfacción que sienta las bases para que vivas la vida de abundancia que se te ofrece a través de Jesús. Tu papel en esta tarea de encontrarte con Dios es simplemente buscarlo. Si tomas tiempo para encontrarte con él, abrir tu corazón y tener fe en su palabra, descubrirás la fuente de la vida, la alegría, el amor y la transformación que es la presencia de nuestro Padre celestial.

Deuteronomio 4:29 dice: “Pero, si desde allí buscas al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, lo encontrarás”. Busca y encuentra hoy la presencia del Dios vivo mientras meditas. Su palabra y su oración.            

Guía de Oración: 

1. Medita en la disponibilidad de la presencia de Dios. Permite que tu fe sea avivada como respuesta a la palabra de Dios.

“El Señor está cerca de los quebrantados de corazón, y salva a los de espíritu abatido”. Salmo 34:18

“¿A dónde podría alejarme de tu Espíritu? ¿A dónde podría huir de tu presencia? Si subiera al cielo, allí estás tú; si tendiera mi lecho en el fondo del abismo, también estás allí”. Salmo 139:7-8

“De un solo hombre hizo todas las naciones para que habitaran toda la tierra; y determinó los períodos de su historia y las fronteras de sus territorios. Esto lo hizo Dios para que todos lo busquen y, aunque sea a tientas, lo encuentren. En verdad, él no está lejos de ninguno de nosotros, ‘puesto que en él vivimos, nos movemos y existimos’. Como algunos de sus propios poetas griegos han dicho: ‘De él somos descendientes’”. Hechos 17:26-28

2. Ahora medita en la bondad de la presencia de Dios. Permite que tus deseos se enciendan al leer acerca de las maravillas de encontrarse con el Dios vivo.

“Me has dado a conocer la senda de la vida; me llenarás de alegría en tu presencia, y de dicha eterna a tu derecha”. Salmo 16:11

“¡Cuán hermosas son tus moradas, Señor Todopoderoso! Anhelo con el alma los atrios del Señor; casi agonizo por estar en ellos. Con el corazón, con todo el cuerpo, canto alegre al Dios de la vida”. Salmo 84:1-2

3. Abre tu corazón para recibir su presencia. Pídele al Espíritu que te dé a conocer la cercanía de Dios. Busca su presencia y ten fe en su palabra de que cuando lo busques, lo encontrarás.

“Pero, si desde allí buscas al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, lo encontrarás”. Deuteronomio 4:29

“En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan”. Hebreos 11:6

En su libro El conocimiento del Dios Santo, A.W. Tozer escribió: “Con nuestra pérdida del sentido de majestad ha llegado la pérdida adicional del temor y la conciencia religiosa de la Presencia divina. Hemos perdido nuestro espíritu de adoración y nuestra capacidad de retirarnos interiormente para encontrarnos con Dios en un silencio de adoración”. Que esta declaración no sea cierta de ti. Que descubras la majestad de tu Dios. Que seas un hijo de Dios que constantemente pasa tiempo en la presencia del Padre. Que seas un creyente que esté facultado con la presencia misma de Dios trabajando en y a través de tu vida. Crece en tu búsqueda de su presencia esta semana. Comprométete a buscarlo seriamente y permite que esta semana sea transformadora en la forma en que pasas tiempo con Dios. 

Lectura Complementaria: Salmo 84

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