Tema de la Semana: Acercándonos

La época navideña es un momento del año poderoso y único para recordar que Jesús vino para abrir un camino para estar cerca de Dios. En su vida, muerte y resurrección, Jesús construyó un puente entre nosotros y Dios que nos permite tener una comunión continua y sin obstáculos con nuestro Creador. Pero Dios no puede forzarnos a acercarnos a él. Incluso como creyentes llenos del Espíritu Santo, podemos elegir vivir como si Dios todavía estuviera lejos. Entonces, en esta época navideña, podemos elegir abrir nuestros corazones al Dios vivo para que podamos experimentar la plenitud de gozo en su presencia amorosa.

La importancia de acercarnos

Pasaje Bíblico: 

“Acérquense a Dios, y él se acercará a ustedes”. Santiago 4:8

Devocional:

Santiago 4:8 contiene una profunda promesa de Dios. La Biblia dice: “Acérquense a Dios, y él se acercará a ustedes”. Por un momento pensé que este versículo estaba al revés. ¿No es Dios el que se acerca? ¿No es Dios el que nos está buscando constantemente?

Después de profundizar en el significado de Santiago 4:8, descubrí una verdad importante que es fundamental para vivir en comunión con Dios: la puerta del corazón de Dios siempre está abierta para nosotros. Su amor está siempre ahí para nosotros. Su presencia está siempre disponible. El Padre se apartó de Jesús mientras nuestros pecados descansaban sobre sus hombros asegurándose de que nunca tendría que alejarse de nosotros.

Acercarse a Dios es simplemente abrir nuestros corazones a lo que siempre estuvo disponible. No es que Dios alguna vez se aleje de nosotros, es que nunca nos obliga a permanecer en él. Si queremos seguir nuestro propio camino, él nos espera de buena gana y con paciencia. Y en el momento en que volvemos nuestros corazones hacia él, él está allí para llenarnos con una revelación de su amorosa cercanía y su inquebrantable devoción.

En su libro, La búsqueda de Dios, A. W. Tozer describe dos velos. El primer velo fue el velo entre el Lugar Santísimo y el mundo que se rasgó con la muerte de Jesús, lo que significa la disponibilidad de la presencia manifiesta de Dios para todos. El segundo velo es el velo de nuestros propios corazones que es nuestra decisión desgarrar por la gracia de Dios.

Ya sean los efectos del pecado y la vergüenza o la falta de comprensión de lo que tenemos disponible en Cristo, todos tenemos la capacidad de dejar ocultos algunos lugares en nuestros corazones. Todos nosotros podemos proteger nuestras creencias sobre nuestra identidad, nuestras posesiones o nuestras relaciones de la presencia permanente de Jesús y vivir separados de la comunión con él. Todos tenemos la capacidad en un momento dado de seguir nuestro propio camino y perdernos la vida abundante.

Pero la verdad es que la vida cristiana no se trata de nuestra capacidad de permanecer en Dios perfectamente, sino de la gracia de Dios de acercarnos a nosotros en respuesta al arrepentimiento. Dios no tiene ninguna expectativa de que vivamos esta vida de manera perfecta. Él sabe que somos polvo (Salmo 103:14). Lo que él desea de nosotros es permitir que el Espíritu Santo ilumine cualquier parte de nuestras vidas que no sea suya, de modo que podamos arrepentirnos y disfrutar de su presencia llena de gracia una vez más. Dios no está enojado contigo por ocultar tu corazón. Él sabe mejor que tú las razones por las que no lo dejas entrar por completo. Su corazón está lleno de compasión por ti para que puedas vivir y experimentar su gracia en lugar de esforzarte y condenarte por tu imperfección.

Tómate hoy un tiempo para rasgar el velo de tu propio corazón, acercarte a Dios y experimentar la gloria de su presencia.

Guía de Oración: 

1. Medita en la promesa de Dios de acercarse a ti si te acercas a él. Permite que la verdad de la palabra de Dios te llene de fe para encontrarte con Dios.

“Acérquense a Dios, y él se acercará a ustedes”. Santiago 4:8

“Me buscarán y me encontrarán cuando me busquen de todo corazón”. Jeremías 29:13

2. ¿Qué partes de tu corazón hoy parecen veladas? ¿Qué cosas estás haciendo a tu manera? ¿Dónde en tu vida no estás experimentando una vida abundante en Dios como resultado de tu comunión con él?

3. Rasga hoy el velo de tu propio corazón y permite que Dios inunde esos lugares con su perdón y gracia. Tómate un tiempo para permitir que te llene con una revelación de su amor.

“Tenemos como firme y segura ancla del alma una esperanza que penetra hasta detrás de la cortina del santuario, hasta donde Jesús, el precursor, entró por nosotros, llegando a ser sumo sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec”. Hebreos 6:19-20

Que Hebreos 10:19-22 proporcione gozo y esperanza a tu corazón al tratar de acercarte a tu Padre celestial:

“Así que, hermanos, mediante la sangre de Jesús, tenemos plena libertad para entrar en el Lugar Santísimo, por el camino nuevo y vivo que él nos ha abierto a través de la cortina, es decir, a través de su cuerpo; y tenemos además un gran sacerdote al frente de la familia de Dios. Acerquémonos, pues, a Dios con corazón sincero y con la plena seguridad que da la fe, interiormente purificados de una conciencia culpable y exteriormente lavados con agua pura”.

Lectura Complementaria: Hebreos 10

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