Tema de la Semana: Los Siete Anhelos del Corazón Humano

Todos nosotros tenemos anhelos insaciables que solo pueden ser satisfechos en comunión con nuestro Padre celestial. El anhelo de ser disfrutado, de ser fascinado, de contemplar la belleza y de ser alguien extraordinario son fuerzas impulsoras dentro de cada uno de nosotros. El deseo de experimentar la intimidad sin vergüenza, de ser incondicionales y de hacer un impacto profundo y duradero, resuena dentro de cada uno de nosotros en la base de lo que somos. Dios creó estos deseos sabiendo que solo pueden estar plenamente satisfechos en él, y que serían las vías que nos llevarían hacia una relación más profunda con él. Al revisar cada uno de estos anhelos individualmente, oro para que tu corazón encuentre su realización en la cercanía amorosa de tu Padre celestial.

Los títulos y el concepto principales de esta semana fueron tomados de “Los siete anhelos del corazón humano” (The Seven Longings of the Human Heart), por Mike Bickle y Deborah Hiebert.

El anhelo de grandeza

Pasaje Bíblico: “Ningún ojo ha visto, ningún oído ha escuchado, ninguna mente humana ha concebido lo que Dios ha preparado para quienes lo aman”. 1 Corintios 2:9

Devocional:

Cuando somos niños soñamos con una vida de aventura e impacto. Fingimos ser astronautas aventurándose en lo desconocido, oficiales de policía sirviendo y buscando justicia, o incluso un rey mereciendo el respeto de todos en nuestro reino. Ningún niño sueña con hacer algo trivial o sin sentido. Pero a medida que crecemos aceptamos la realidad de que pocos logran lo que la sociedad considera como las profesiones más respetadas y honorables. Nos instalamos en la mediocridad y trabajamos para alcanzar la grandeza de cualquier manera que podamos. Entregamos nuestras vidas a un negocio, a un círculo social, o incluso a una posición dentro de la iglesia, todo en un intento de satisfacer nuestra necesidad de hacer algo o de ser alguien grandioso.

La verdad es que nuestro anhelo de grandeza nunca será satisfecho hasta que entreguemos nuestro concepto de grandeza a la verdad de la Biblia. Jesús nos dice: “Por tanto, el que se humilla … será el más grande en el reino de los cielos”.  (Mateo 18:4). Y en Mateo 20:26 Jesús dice: “El que quiera hacerse grande entre ustedes deberá ser su servidor”. Tú tienes un Padre celestial que desea engrandecerte ante sus ojos. Él tiene un plan para ti lleno de recompensas, importancia y satisfacción eternas. Pero te costará todo. Su plan es exactamente opuesto al del mundo. Ser eternamente grande es entregar tu vida, dejar de buscar la grandeza a los ojos del mundo y entregar tu corazón por completo al servicio y a los planes de tu Padre celestial.

La Biblia habla de la maravillosa vida reservada para aquellos que se dedican al Señor. Mateo 5:19 nos dice que "... el que los practique y enseñe [a los mandamientos de Dios] será considerado grande en el reino de los cielos". 1 Corintios 2:9 dice: “Ningún ojo ha visto, ningún oído ha escuchado, ninguna mente humana ha concebido lo que Dios ha preparado para quienes lo aman”. En Juan 10:10 Jesús proclama que vino a la tierra para que podamos tener “vida… en abundancia”.

La opinión del hombre es fugaz e inconstante. Pero los planes y propósitos de tu Padre celestial son totalmente inalterables. Puedes vivir una vida tan extraordinaria que haga que toda la eternidad cambie. Puedes vivir tu vida tan dedicada a Dios que haga que el cielo se encuentre con la tierra a través de tu vida y cambie la trayectoria eterna de las almas.

Fuiste hecho para la grandeza. Estás llamado a una tarea específica que solo tú puedes hacer. Tómate un tiempo para entregar tu vida por completo a tu Padre celestial con la ayuda de la guía de oración. Que tu tiempo esté marcado por la paz, la pasión y el propósito que proviene de vivir de todo corazón para Dios.

Guía de Oración: 

1. ¿De qué manera estás buscando la grandeza en el mundo? Tómate un tiempo para confesar cualquiera de tus actividades que no estén en línea con lo que hay en el corazón de Dios, como se declara en la Biblia.

“Por tanto, el que se humilla … será el más grande en el reino de los cielos”. Mateo 18:4

2. Ahora pídele a Dios que te revele lo que él considera que es grandioso en tu vida. Pídele al Espíritu Santo que inculque en ti el deseo de entregar tu vida para que puedas encontrarla en Dios.

“No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta”. Romanos 12:2

“…el que quiera hacerse grande entre ustedes deberá ser su servidor”. Mateo 20:26

3. Ahora comprométete a vivir en pos de la opinión de Dios y no en pos de la opinión del mundo que te rodea. Pídele al Espíritu que te ayude a vivir alineado con su perfecta guía. Comprométete a confiar en él mientras te conduce a los planes perfectos de tu Padre celestial.

“Ya sea que te desvíes a la derecha o a la izquierda, tus oídos percibirán a tus espaldas una voz que te dirá: ‘Este es el camino; síguelo’”. Isaías 30:21

Haz lo que sea que el Espíritu te lleve a hacer hoy. El verdadero arrepentimiento requiere que nos apartemos de la vida que hemos estado viviendo y a cambio vivamos para Dios. Esto siempre nos lleva a una vida mejor y más abundante. Debes saber que todo lo que el Espíritu te guíe a hacer es por amor a ti. Responder a su guía es la única manera de vivir una vida llena del fruto del Espíritu y la única manera de satisfacer tu anhelo de grandeza. Que tu día esté marcado por los propósitos y planes de tu amoroso Padre celestial.

Lectura Complementaria: Efesios 1

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