Tema de la Semana: Acercándonos

La época navideña es un momento del año poderoso y único para recordar que Jesús vino para abrir un camino para estar cerca de Dios. En su vida, muerte y resurrección, Jesús construyó un puente entre nosotros y Dios que nos permite tener una comunión continua y sin obstáculos con nuestro Creador. Pero Dios no puede forzarnos a acercarnos a él. Incluso como creyentes llenos del Espíritu Santo, podemos elegir vivir como si Dios todavía estuviera lejos. Entonces, en esta época navideña, podemos elegir abrir nuestros corazones al Dios vivo para que podamos experimentar la plenitud de gozo en su presencia amorosa.

Dios nos atrae a sí mismo

Pasaje Bíblico: 

“Nosotros amamos porque él nos amó primero”. 1 Juan 4:19

Devocional:

Los ojos de Dios siempre están puestos sobre nosotros. Nos mira con una sonrisa en su rostro y con amor en su corazón. Debido a quién es él, es decir, a su naturaleza de amor, está en constante búsqueda de nosotros. Su amor nunca cede. Su gracia es como un río que fluye constantemente y se abre camino para renovar la tierra y los que la llenan. La única pregunta que queda es: ¿estamos dispuestos a sumergirnos en él?

1 Juan 4:19 dice con hermosa simplicidad: “Nosotros amamos porque él nos amó primero”. Si tenemos un ápice de amor en nuestros corazones hacia Dios, es porque él nos amó primero. Si tenemos un atisbo de deseo de buscarlo, es porque él nos ha buscado en cada momento de nuestras vidas.

Si tu deseo es experimentar a Dios, si anhelas vivir en comunión con él, no necesitas buscar más allá de la verdad de que te está buscando. Experimentarlo es simplemente dejarlo entrar. Amarlo es simplemente recibir su amor. La intimidad con Dios es tan pura y simple como respirar.

En un mundo lleno de doctrinas complicadas y programas extenuantes, es hora de que el pueblo de Dios descanse en la simplicidad de Dios. La vida abundante se reduce a la verdad de que Dios está disponible. Él nunca nos deja o nos abandona (Hebreos 13:5). Él nunca aparta su corazón lejos de nosotros, sino que en su amor nos atrae a sí mismo sabiendo que el mejor lugar para nosotros es en sus brazos.

Si eliges experimentar a Dios, para responder a su atracción, debes saber que el Espíritu Santo está dentro de ti para ayudarte. No hay nada que se interponga para que conozcas el corazón de Dios porque Dios mismo no podría estar más cerca. El Espíritu Santo puede y revelará cómo se siente Dios y lo que Dios está diciendo si lo pides. Él te dará los ojos para ver al Padre acercándote a él si le abres tu corazón. Y en respuesta a su atracción, él te mostrará cómo puedes buscarlo también.

Deuteronomio 4:29 dice: "Pero desde allí buscarás al Señor tu Dios y lo encontrarás, si lo buscas con todo tu corazón y con toda tu alma". Tómate hoy un tiempo en oración guiada para responder a la atracción del Señor, buscándolo con todo lo que eres y tienes.

Guía de Oración: 

1. Medita en el deseo de Dios de acercarte a él.

“Nosotros amamos porque él nos amó primero”. 1 Juan 4:19

“Mira que estoy a la puerta y llamo. Si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré, y cenaré con él, y él conmigo”. Apocalipsis 3:20

2. Pídele al Espíritu Santo que te revele el corazón de Dios. Presta atención a cualquier cosa que escuches, sientas o veas. Confía en que Dios anhela revelarte su amor.

“Pues el Espíritu lo examina todo, hasta las profundidades de Dios”.1 Corintios 2:10

3. Responde al amor de Dios ofreciéndole a cambio tu corazón. Dile que lo amas. Dile por qué estás agradecido. Pase tiempo recibiendo y dando amor para que pueda descansar en intimidad con tu Creador.

““Bueno es el Señor con quienes en él confían, con todos los que lo buscan”. Lamentaciones 3:25

““El corazón me dice: ‘¡Busca su rostro!’. Y yo, Señor, tu rostro busco”. Salmo 27:8

En La búsqueda de Dios, A. W. Tozer escribió: “Dios debe hacer todo por nosotros. Nuestra parte es ceder y confiar”. Que hoy puedas ceder a la atracción de Dios. Que puedas encontrar paz confiando en su amor constante, y que descubras más y más maneras en que Dios te ha amado desde el principio.

Lectura Complementaria: Salmo 27

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