Tema de la Semana: Fin de Año

A medida que este año llega a su fin, es vital que nos tomemos un tiempo para reflexionar sobre lo que Dios ha hecho y permitirle que nos prepare para lo que está por venir. Un nuevo año marca una nueva oportunidad para centrar nuestras vidas en torno a la bondad de Dios. Oro para que, al comenzar a mirar hacia lo que vendrá, hagas espacio para obtener la perspectiva de Dios, bases tus esperanzas y metas en su gracia y celebres todo lo que Dios ha hecho y está haciendo. Que tu tiempo con Dios esta semana se llene con la presencia amorosa de tu Padre celestial.

Diferentes momentos con Dios

Pasaje Bíblico: Todo tiene su momento oportuno; hay un tiempo para todo lo que se hace bajo el cielo”. Eclesiastés 3:1

Devocional:

Las estaciones del año creadas por las poderosas manos de nuestro Padre celestial hablan de la necesidad de disminuir la velocidad, detenerse y reflexionar. Los tiempos de reflexión crean un espacio para que el Espíritu de Dios pueda hablar, nos ayudan a recordar lo que ha hecho, nos hace conscientes de lo que está haciendo y motiva nuestros corazones para lo que quiere hacer a continuación. A Dios le encanta usar los cambios para recordarnos que debemos centrar nuestras vidas en torno a sus obras omnipresentes. Ya sea que se trate de un cambio en los trabajos, el clima, la mudanza o la inminencia de un nuevo año, es crucial que hagamos un espacio para que Dios nos hable y nos prepare para las cosas maravillosas que ha planeado.

Eclesiastés 3:1-5 ilustra este principio al decir:

“Todo tiene su momento oportuno; hay un tiempo para todo lo que se hace bajo el cielo: un tiempo para nacer, y un tiempo para morir; un tiempo para plantar, y un tiempo para cosechar; un tiempo para matar, y un tiempo para sanar; un tiempo para destruir, y un tiempo para construir; un tiempo para llorar, y un tiempo para reír; un tiempo para estar de luto, y un tiempo para saltar de gusto; un tiempo para esparcir piedras, y un tiempo para recogerlas; un tiempo para abrazarse, y un tiempo para despedirse”. 

Lo mejor que podemos hacer para comenzar a reflexionar es recordar. No sé si este año estuvo lleno de dolor o risas para ti. No sé si experimentó pérdidas o nuevos comienzos. No sé si lloraste lágrimas de alegría o tristeza. Pero tu Padre celestial sí lo sabe. Y es en un recuerdo tranquilo que él quiere consolarte, regocijarse contigo y envolverte en sus brazos. Es con un recuerdo que él quiere lograr la sanación, la gracia, el amor y la perspectiva. Tómate un tiempo hoy para recordar.

Luego, tómate un tiempo para pedirle al Espíritu Santo que te revele el presente. Así como los diferentes momentos nos ayudan a recordar el pasado, también nos piden que vivamos en el presente. Dios está haciendo una gran obra dentro y alrededor de ti ahora mismo. Este es un momento para la fe y los encuentros profundos con el amor transformador de Dios. Este es un momento para saborear la belleza de lo que está sucediendo y descansar en la bondad de lo inmediato. Dios está presente para reunirse contigo, amarte y llenarte. Él tiene fortaleza, gracia, consuelo y alegría para ti si haces espacio para recibir la plenitud de lo que él quiere dar. Tómate un tiempo hoy para saborear.

Por último, Dios anhela llenarte de esperanza y expectativa para sus planes futuros. El nuevo año, repleto de posibilidades y nuevos comienzos, se acerca rápidamente. Tu Padre celestial, que mora en toda la eternidad, anhela prepararte para lo que está por venir. Él desea sentar las bases de tu año con una revelación fresca de su amor, fidelidad y presencia. Él anhela llenarte de esperanza y desea poder lograrlo. Tómate un tiempo hoy para permitirle que te prepare para todo que se viene el próximo año.

Que tu tiempo en la oración guiada esté marcado por la claridad y la revelación en el Espíritu Santo a medida que te involucras en estas tres prácticas.

Guía de Oración: 

1. Reflexiona sobre este año pasado. ¿Cuáles fueron tus triunfos? ¿Cuáles fueron tus fracasos? ¿Cómo te encontró Dios en ambos? Permítele que te consuele con cualquier dolor y que se regocije contigo en cualquier victoria.

“Reconoce, por tanto, que el Señor tu Dios es el Dios verdadero, el Dios fiel, que cumple su pacto generación tras generación, y muestra su fiel amor a quienes lo aman y obedecen sus mandamientos”. Deuteronomio 7:9

“Alabado sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre misericordioso y Dios de toda consolación, quien nos consuela en todas nuestras tribulaciones para que, con el mismo consuelo que de Dios hemos recibido, también nosotros podamos consolar a todos los que sufren”. 2 Corintios 1:3-4

“Porque el Señor tu Dios está en medio de ti como guerrero victorioso. Se deleitará en ti con gozo, te renovará con su amor, se alegrará por ti con cantos”. Sofonías 3:17

2. ¿Qué está haciendo Dios ahora? ¿Qué te está enseñando e inculcando en ti? ¿Qué te está llamando a saborear?

“Así que no se preocupen diciendo: ‘¿Qué comeremos?’ o ‘¿Qué beberemos?’ o ‘¿Con qué nos vestiremos?’. Los paganos andan tras todas estas cosas, pero el Padre celestial sabe que ustedes las necesitan. Más bien, busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas. Por lo tanto, no se angustien por el mañana, el cual tendrá sus propios afanes. Cada día tiene ya sus problemas”. Mateo 6:31-34

3. Pídele a Dios que plante esperanzas y sueños para el próximo año en tu corazón. ¿Qué quieres que pase personalmente el año que viene? ¿Qué esperas que Dios haga en y a través de ti? ¿Qué obras ha preparado para ti? 

“Confía en el Señor de todo corazón, y no en tu propia inteligencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él allanará tus sendas”. Proverbios 3:5-6

“Porque somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios dispuso de antemano a fin de que las pongamos en práctica”. Efesios 2:10

“‘Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes’ —afirma el Señor—, ‘planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza’”. Jeremías 29:11

Que Gálatas 6:7-10 despierte en ti el compromiso de involucrarte plenamente en el momento en que Dios te tiene:

“No se engañen: de Dios nadie se burla. Cada uno cosecha lo que siembra. El que siembra para agradar a su naturaleza pecaminosa, de esa misma naturaleza cosechará destrucción; el que siembra para agradar al Espíritu, del Espíritu cosechará vida eterna. No nos cansemos de hacer el bien, porque a su debido tiempo cosecharemos si no nos damos por vencidos. Por lo tanto, siempre que tengamos la oportunidad, hagamos bien a todos, y en especial a los de la familia de la fe”. 

Lectura Complementaria: Salmo 1

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