Tema de la Semana: Fin de Año

A medida que este año llega a su fin, es vital que nos tomemos un tiempo para reflexionar sobre lo que Dios ha hecho y permitirle que nos prepare para lo que está por venir. Un nuevo año marca una nueva oportunidad para centrar nuestras vidas en torno a la bondad de Dios. Oro para que, al comenzar a mirar hacia lo que vendrá, hagas espacio para obtener la perspectiva de Dios, bases tus esperanzas y metas en su gracia y celebres todo lo que Dios ha hecho y está haciendo. Que tu tiempo con Dios esta semana se llene con la presencia amorosa de tu Padre celestial.

Sueña

Pasaje Bíblico: Deléitate en el Señor, y él te concederá los deseos de tu corazón”. Salmo 37:4

Devocional:

Dios anhela que sus hijos sueñen. Anhela que apartemos tiempo con él para desear y preguntarnos qué cosas podríamos hacer en la vida. Me temo que muchos cristianos han perdido el arte de soñar con Dios debido a un malentendido en su corazón. Si bien Dios definitivamente tiene una voluntad para nuestras vidas, también anhela que soñemos con él para que sus deseos se conviertan en los nuestros. Si bien definitivamente tiene planes perfectos para nosotros, anhela que queramos sus planes para que podamos colaborar con él en lugar de ser arrastrados por él hacia lo mejor como un niño malhumorado. Que podamos hacer un tiempo hoy, al acercarse el nuevo año, para soñar con Dios de modo que nuestros corazones se llenen de sus anhelos y deseos.

La principal forma en que Dios quiere guiarte es plantando sueños en tu corazón y luego satisfaciéndolos. El Salmo 37:4 dice: “Deléitate en el Señor, y él te concederá los deseos de tu corazón”. Nuestro Padre anhela que estemos tan encantados con él que queramos lo que él quiere. Él anhela llenarnos con los deseos correctos y luego satisfacer esos deseos en su tiempo perfecto y en su manera perfecta. Anhela que confiemos en él como nuestro buen Pastor en tal profundidad que lo sigamos con alegría a donde sea que nos guíe.

Verás, el Salmo 37:4 se trata más de deleitarnos con Dios que de obtener lo que en realidad creemos que más queremos. Tiene que ver más con la búsqueda de él como nuestra principal alegría que con cualquier otra cosa que podamos recibir de él. Solo Dios sabe lo que es mejor para nosotros. Solo él tiene la perspectiva y la sabiduría para guiarnos a una vida verdaderamente abundante. Y nunca seguiremos a alguien en quien no confiamos que quiera lo mejor para nosotros en su corazón.

Hacer de Dios nuestro mayor gozo es rendir nuestras vidas a la abrumadora bondad y gracia de un Padre omnipotente, omnipresente y totalmente amoroso. Dios está dispuesto y es capaz de guiarnos a la plenitud de la vida abundante. Él está dispuesto y es capaz de llenarnos con deseos y anhelos correctos si simplemente abrimos nuestros corazones y confiamos en él.

Mientras no centremos nuestros corazones y, por lo tanto, nuestras vidas, total y completamente alrededor de la bondad y la voluntad de nuestro Padre celestial, nunca experimentaremos todo lo que esta vida tiene para ofrecer. La puerta de entrada para vivir llenos y satisfechos es simplemente disfrutar de Dios y permitir que nuestros corazones se vuelvan como el de él.

Debes saber hoy que tu Padre celestial anhela soñar contigo. Él anhela escuchar lo que más deseas. Él desea conversar contigo sobre lo que es mejor. Y anhela ser tu principal alegría, que el grito más grande de tu corazón sea deleitarte en él y recibir lo que venga con una relación completamente restaurada y desenfrenada con él. Que tu día esté marcado por una llenura de nuevos deseos de tu amoroso Padre.

Guía de Oración: 

1. Medita en el deseo de Dios de ser tu principal alegría y de soñar contigo.

“Deléitate en el Señor, y él te concederá los deseos de tu corazón”. Salmo 37:4

“‘Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes’ —afirma el Señor—, ‘planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza’”. Jeremías 29:11

“Más bien, busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas”. Mateo 6:33

2. ¿De qué maneras necesitas hacer de Dios tu alegría principal? ¿Qué has puesto encima de él en tu corazón? ¿En dónde buscas para obtener gozo, seguridad y realización fuera de Dios?

3. Tómate un tiempo para disfrutar de Dios y pídele que te llene de sueños y deseos. Toma nota de lo que anhelas en su presencia. Pídele que transforme tu corazón para que puedas desear lo que él quiere.

“Pues si ustedes, aun siendo malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más su Padre que está en el cielo dará cosas buenas a los que le pidan!”. Mateo 7:11

El Señor es sol y escudo; Dios nos concede honor y gloria. El Señor brinda generosamente su bondad a los que se conducen sin tacha”. Salmo 84:11

“En él se regocija nuestro corazón, porque confiamos en su santo nombre”. Salmo 33:21

El Salmo 37:23-24 dice: “El Señor afirma los pasos del hombre cuando le agrada su modo de vivir; podrá tropezar, pero no caerá, porque el Señor lo sostiene de la mano”. No hay mayor búsqueda que simplemente deleitarse en el Señor. Cuando nos deleitamos en él, la vida se vuelve increíblemente simple. Es en la mezcla de Dios y el mundo que nuestros corazones se sienten agobiados y confundidos. Evalúa el estado de tu corazón hoy. ¿A qué nivel te deleitas en Dios? ¿La búsqueda principal de tu vida es Dios o el mundo? Piérdete en el amor de tu Padre celestial hoy y permite que tu vida se vea arrastrada por su abrumadora bondad.

Lectura Complementaria: Salmo 37

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