Tema de la Semana: Fin de Año

A medida que este año llega a su fin, es vital que nos tomemos un tiempo para reflexionar sobre lo que Dios ha hecho y permitirle que nos prepare para lo que está por venir. Un nuevo año marca una nueva oportunidad para centrar nuestras vidas en torno a la bondad de Dios. Oro para que, al comenzar a mirar hacia lo que vendrá, hagas espacio para obtener la perspectiva de Dios, bases tus esperanzas y metas en su gracia y celebres todo lo que Dios ha hecho y está haciendo. Que tu tiempo con Dios esta semana se llene con la presencia amorosa de tu Padre celestial.

Haz espacio para que Dios lo llene

Pasaje Bíblico: “Quédense quietos, reconozcan que yo soy Dios. ¡Yo seré exaltado entre las naciones! ¡Yo seré enaltecido en la tierra!”. Salmo 46:10

Devocional:

La historia de María, Marta y Jesús que se encuentra en Lucas 10 resume el anhelo de Dios por una relación simple y sin restricciones con sus hijos. A medida que este año llega a su fin, oro para que esta historia encienda un fuego en nuestros corazones para vivir de una unión sin obstáculos con nuestro Padre celestial. Ruego que tratemos de hacer continuamente espacio en nuestras vidas para lo que realmente importa. La Biblia dice en Lucas 10:38-42:

“Mientras iba de camino con sus discípulos, Jesús entró en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa. Tenía ella una hermana llamada María que, sentada a los pies del Señor, escuchaba lo que él decía. Marta, por su parte, se sentía abrumada porque tenía mucho que hacer. Así que se acercó a él y le dijo: —Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sirviendo sola? ¡Dile que me ayude! —Marta, Marta —le contestó Jesús—, estás inquieta y preocupada por muchas cosas, pero solo una es necesaria. María ha escogido la mejor, y nadie se la quitará”.

Quiero que mi vida se centre alrededor de “lo mejor”. Quiero que todos mis días estén marcados al elegir sentarme a los pies de Jesús en lugar de vivir una vida basada únicamente en obras. Al final de mi vida, quiero mirar atrás y saber que busqué una relación con mi Dios por encima de todo lo demás, y que le di mi corazón en cada etapa, sin importar el costo.

La simple verdad de la espiritualidad cristiana es que Dios anhela llenar con su cercanía cualquier espacio que pongamos a su disposición. El regalo que nos da, y que supera con creces a un cónyuge, un trabajo, una familia, un éxito terrenal o una estabilidad financiera, es simplemente él mismo. El clamor de nuestro Padre celestial es simplemente esto: “Permanezcan en mí, y yo permaneceré en ustedes”. (Juan 15:4).

¿Qué pasaría si tu resolución principal de Año Nuevo fuera hacer espacio para que Dios lo llene? ¿Qué otros deseos de tu corazón se satisfarían con esto? ¿Qué tan maravilloso sería experimentar la paz y la alegría trascendentes que provienen de centrar tu vida en torno al encuentro con Dios? ¿Qué tan continuamente satisfecho te sentirías al recibir constantemente el poderoso amor de su Padre celestial?

Tómate hoy tiempo para reflexionar sobre lo que realmente importa. Tómate un tiempo para elegir “lo mejor” para que tu vida se centre en el único que tiene el poder de satisfacer realmente todos tus anhelos. Que tu año esté marcado por una unión sin obstáculos con el Dios que te llena con su mayor regalo: él mismo.

Guía de Oración: 

1. Medita en que Dios es “lo mejor”. Permite que la historia de María, Marta y Jesús te llene con un anhelo de buscar una relación con Dios por encima de todo.

“Mientras iba de camino con sus discípulos, Jesús entró en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa. Tenía ella una hermana llamada María que, sentada a los pies del Señor, escuchaba lo que él decía. Marta, por su parte, se sentía abrumada porque tenía mucho que hacer. Así que se acercó a él y le dijo: —Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sirviendo sola? ¡Dile que me ayude! —Marta, Marta —le contestó Jesús—, estás inquieta y preocupada por muchas cosas, pero solo una es necesaria. María ha escogido la mejor, y nadie se la quitará”. Lucas 10:38-42

2. Tómate un tiempo para hacer espacio para que Dios lo llene. Abre tu corazón hacia él y centra tu atención en su cercanía. Permite que la Biblia te llene fe para recibir todo lo que él tiene para ofrecer.

“¡Refúgiense en el Señor y en su fuerza, busquen siempre su presencia!”. 1 Crónicas 16:11

“No se emborrachen con vino, que lleva al desenfreno. Al contrario, sean llenos del Espíritu”. Efesios 5:1

“Me buscarán y me encontrarán cuando me busquen de todo corazón”.  Jeremías 29:13

3. Descansa en la cercanía de Dios. Desecha todas las demás preocupaciones, temores y reservas, y simplemente está con Dios. Él te guiará hacia todo lo que necesites, pero la relación con él siempre debe centrarse simplemente en sentarse a sus pies.

“Quédense quietos, reconozcan que yo soy Dios. ¡Yo seré exaltado entre las naciones! ¡Yo seré enaltecido en la tierra!”. Salmo 46:10

Y yo le pediré al Padre, y él les dará otro Consolador para que los acompañe siempre: el Espíritu de verdad, a quien el mundo no puede aceptar porque no lo ve ni lo conoce. Pero ustedes sí lo conocen, porque vive con ustedes y estará en ustedes”. Juan 14:16-17

“¿A dónde podría alejarme de tu Espíritu? ¿A dónde podría huir de tu presencia? Si subiera al cielo, allí estás tú; si tendiera mi lecho en el fondo del abismo, también estás allí. Si me elevara sobre las alas del alba, o me estableciera en los extremos del mar, aun allí tu mano me guiaría, ¡me sostendría tu mano derecha!”.  Salmo 139:7-10

Si centras tu vida en permanecer en Dios, tu año estará lleno de un impacto notable, celestial y eterno. Que Juan 15:1-5 te llene con el deseo de permanecer en Dios para que todo lo que hagas este año pueda dar frutos duraderos:

“Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. Toda rama que en mí no da fruto, la corta; pero toda rama que da fruto la poda para que dé más fruto todavía. Ustedes ya están limpios por la palabra que les he comunicado. Permanezcan en mí, y yo permaneceré en ustedes. Así como ninguna rama puede dar fruto por sí misma, sino que tiene que permanecer en la vid, así tampoco ustedes pueden dar fruto si no permanecen en mí. Yo soy la vid y ustedes son las ramas. El que permanece en mí, como yo en él, dará mucho fruto; separados de mí no pueden ustedes hacer nada”.  

Lectura Complementario: Salmo 139

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