Tema de la Semana: La Gracia

La gracia es un regalo que la mayoría de nosotros no sabemos cómo recibir. Estamos tan inundados con el sistema terrenal de dar y recibir, trabajar y ganar que la gracia es un concepto que pocos alcanzan a comprender. Sin embargo, solo la gracia tiene el poder de transformar vidas. Solo la gracia tiene el poder de llevar la libertad a los cautivos. Solo por gracia somos salvos. La mejor manera de usar nuestro tiempo es perseguir de manera consistente y apasionada una mayor revelación de la gracia de Dios.

Por gracia Dios nos enseña

Pasaje Bíblico: “Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir y para instruir en la justicia, a fin de que el siervo de Dios esté enteramente capacitado para toda buena obra”. 2 Timoteo 3:16-17

Devocional: 

Por la gracia de Dios hemos recibido un libro entero con su enseñanza. La Biblia te ofrece una sabiduría práctica, una comprensión y una revelación con el poder de transformar tu vida. Sus páginas son milagrosas: es la voz de Dios irrumpiendo de manera sobrenatural en el mundo físico del papel y la tinta, y en tu propio idioma.

Mateo 24:35 dice: "El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán". La Biblia contiene las palabras perfectas y eternas del Creador del cielo y la tierra. Aún más: como creyentes, hemos sido llenos del mismo Autor de la Biblia, el Espíritu Santo. Por la gracia de Dios tenemos a nuestra disposición tanto a la palabra como a su Autor, y ambos son capaces de guiarnos a la vida abundante que Dios desea para nosotros. Hoy, mientras observamos todo lo que Dios desea lograr en nosotros a través de su palabra, que tu corazón se llene con el anhelo de participar en el proceso de transformación que viene a través de la enseñanza de la Biblia. El salmo 19:7-11 dice:

 “La ley del Señor es perfecta: infunde nuevo aliento. El mandato del Señor es digno de confianza: da sabiduría al sencillo. Los preceptos del Señor son rectos: traen alegría al corazón. El mandamiento del Señor es claro: da luz a los ojos. El temor el Señor es puro: permanece para siempre. Las sentencias del Señor son verdaderas: todas ellas son justas. Son más deseables que el oro, más que mucho oro refinado; son más dulces que la miel, la miel que destila del panal. Por ellas queda advertido tu siervo; quien las obedece recibe una gran recompensa”.

David entendió el increíble valor de la palabra que le había sido dada. La palabra de Dios reaviva el alma, trae sabiduría, regocija el corazón e ilumina a quienes la leen. ¿Qué tanto necesitas lo que la palabra de Dios te da? ¿En qué áreas necesitas ser revivido? ¿En qué aspectos necesitas sabiduría, regocijo y entendimiento?

El Salmo 1:1-3 dice: “Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los malvados, ni se detiene en la senda de los pecadores ni cultiva la amistad de los blasfemos, sino que en la ley del Señor se deleita, y día y noche medita en ella. Es como el árbol plantado a la orilla de un río que, cuando llega su tiempo, da fruto y sus hojas jamás se marchitan. ¡Todo cuanto hace prospera!”. Los que hacen de la palabra de Dios su fundamento y su deleite son inamovibles, fructíferos y prósperos. La Biblia tiene el poder de alejarte de una vida de pecado y consejo mundano, para acercarte a una vida de abundancia y prosperidad en el consejo del Espíritu.

2 Timoteo 3:16-17 dice: “Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir y para instruir en la justicia, a fin de que el siervo de Dios esté enteramente capacitado para toda buena obra”. La Biblia es capaz de tomar a un hombre quebrantado, débil e inútil, y enseñarle, corregirlo y entrenarlo en la justicia para que pueda estar equipado para realizar obras increíbles. Dios desea tomar cualquier aspecto de tu vida que no esté produciendo el fruto de la justicia o que no esté realizando buenas obras, y transformarlo a través de su palabra en un área de fortaleza y vida.

Tu Padre celestial te ama y por eso siempre te guiará a través del Espíritu y de su palabra hacia una vida mejor y más fructífera. Dios tiene planes increíbles para ti a medida que creces en tu relación con él, y desea usar su palabra para equiparte y guiarte a la vida abundante que tiene para ti. Medita en su palabra día y noche. Léela con la guía del Espíritu. Recibe la revelación, la sabiduría y el entendimiento que anhela compartir contigo, y elige vivir tu vida en respuesta a la Biblia, viviendo en obediencia a todo lo que lees.

Guía de Oración: 

1. Medita en todo lo que Dios quiere hacer en ti a través de su palabra.

“Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir y para instruir en la justicia, a fin de que el siervo de Dios esté enteramente capacitado para toda buena obra”. 2 Timoteo 3:16-17

“Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los malvados, ni se detiene en la senda de los pecadores ni cultiva la amistad de los blasfemos, sino que en la ley del Señor se deleita, y día y noche medita en ella. Es como el árbol plantado a la orilla de un río que, cuando llega su tiempo, da fruto y sus hojas jamás se marchitan. ¡Todo cuanto hace prospera!”. Salmo 1:1-3

“La boca del justo imparte sabiduría, y su lengua emite justicia. La ley de Dios está en su corazón, y sus pies jamás resbalan”. Salmo 37:30-31

2. Reflexiona sobre tu propia vida. ¿En qué áreas necesitas transformación? ¿En cuáles necesitas restauración? ¿En qué aspectos necesitas sabiduría?

“La ley del Señor es perfecta: infunde nuevo aliento. El mandato del Señor es digno de confianza: da sabiduría al sencillo. Los preceptos del Señor son rectos: traen alegría al corazón. El mandamiento del Señor es claro: da luz a los ojos. El temor el Señor es puro: permanece para siempre. Las sentencias del Señor son verdaderas: todas ellas son justas. Son más deseables que el oro, más que mucho oro refinado; son más dulces que la miel, la miel que destila del panal. Por ellas queda advertido tu siervo; quien las obedece recibe una gran recompensa”. Salmo 19:7-11

3. Comprométete a involucrarte con la palabra de Dios. Pídele al Espíritu que te guíe a todo lo que anhela mostrarte. Recibe más hambre por la enseñanza de Dios. Que tus deseos de ser transformado se aviven escuchando y poniendo en práctica la palabra de Dios.

“Al encontrarme con tus palabras, yo las devoraba; ellas eran mi gozo y la alegría de mi corazón, porque yo llevo tu nombre, Señor Dios Todopoderoso”. Jeremías 15:16

“Hijo mío, atiende a mis consejos; escucha atentamente lo que digo. No pierdas de vista mis palabras; guárdalas muy dentro de tu corazón. Ellas dan vida a quienes las hallan; son la salud del cuerpo. Por sobre todas las cosas cuida tu corazón, porque de él mana la vida”. Proverbios 4:20-23

Pasaremos la próxima semana aprendiendo a través de las parábolas de Jesús, así que ora para que tu meta sea recibir más hambre de su palabra. Medita en todo lo que Dios quiere hacer en ti a través de su palabra. Permite que el deseo de su enseñanza crezca al pensar en la vida abundante a la que quiere llevarte a través de la Biblia. Piensa en las áreas en las que necesitas restauración y sabiduría, y comprométete a participar en el proceso de la increíble transformación que Dios tiene para ti.

Lectura Complementaria: Salmo 1

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