 | 18 de septiembre de 2024 Aceptando las interrupciones |
Levantándose muy de mañana, cuando todavía estaba oscuro, Jesús salió y fue a un lugar solitario, y allí oraba. Marcos 1:35 (NBLA)
Algunos días se sienten como una serie continua de interrupciones. Desde el momento en que mis pies tocan el suelo por la mañana, hago como una bola de pingpong desde cambios de pañales a las fechas límites inesperadas, limpieza de bocadillos y solicitudes que alteran toda mi agenda diaria.
Cuando la productividad parece imposible y las interrupciones se multiplican, recuerdo cómo Jesús manejó las distracciones.
Jesús no rechazó a los niños pequeños; los recibió en Sus brazos (Marcos 10:13-16). No regañó a la mujer con el flujo de sangre que tocó el borde de Su manto mientras Él se dirigía a la casa de Jairo; más bien, la sanó (Lucas 8:40-48). Jesús es el mejor ejemplo de cómo manejar las interrupciones con gracia y propósito.
En Marcos 1:35, vemos un vistazo de la relación de Jesús con Dios Padre mientras Jesús estaba en la tierra: “Levantándose muy de mañana, cuando todavía estaba oscuro, Jesús salió y fue a un lugar solitario, y allí oraba”.
Sin embargo, el silencio nunca duraba, porque justo después de esto, Jesús enfrentó lo mismo que tú y yo enfrentamos: interrupciones. “Simón y sus compañeros salieron a buscar a Jesús. Lo encontraron y le dijeron: «Todos te buscan»” (Marcos 1:36-37, NBLA).
Jesús no reprendió a Simón por interrumpir Su soledad. No criticó bruscamente a Sus discípulos ni se quejó de cómo interrumpieron Su tiempo devocional. Les dijo, “«Vamos a otro lugar, a los pueblos vecinos, para que Yo predique también allí, porque para eso he venido»” (Marcos 1:38, NBLA). Jesús respondió con paciencia, gracia y propósito. Atendió sus necesidades y les recordó Su misión… y la de ellos.
Esta mañana me desperté antes que nadie en la casa para leer la Palabra de Dios. Después de servirme el café, tomé mi Biblia y me senté en mi sofá viejo. Como un reloj, escuché un golpe, una puerta abriéndose y una vocecita en lo alto de las gradas susurrando: «Quiero acurrucarme contigo».
Mis hijos tienen un sexto sentido para cuando necesito tiempo a solas o tiempo con Dios. En estos momentos, recuerdo la gracia de Jesús.
Quizás a veces las distracciones que enfrentamos al leer la Palabra de Dios sean Sus susurros para que disminuyamos el ritmo de la vida y recordemos que lo necesitamos a Él. Quizás el niño que nos llama cuando estamos trabajando, o la amiga que pide conversar cuando nos dirigimos a algún lugar, sea Su ministerio para nosotras hoy.
Cuando vemos las interrupciones a través de los ojos de Cristo, nos damos cuenta de que no son demoras ni intrusiones, sino oportunidades para vivir la Palabra y seguir los pasos de nuestro Rey.
Dios, sé que las interrupciones son inevitables. Por Tu gracia, ayúdame a aprender a verlas como oportunidades para vivir como Cristo, amar a los demás y confiar en Ti en cada momento. Cultiva un espíritu de paciencia y alegría en mí para que pueda responder de una manera que te honre. En el Nombre de Jesús, Amén.
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Gretchen Saffles es esposa, madre, autora de bestsellers y jardinera novata perseverante. Ella cree que la Palabra de Dios nunca cambia, pero siempre nos cambia a nosotras. Puedes conectarte con Gretchen en Facebook, Instagram, YouTube o en su sitio web.
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1 Corintios 13:4-5, El amor es paciente, es bondadoso. El amor no tiene envidia; el amor no es jactancioso, no es arrogante. No se porta indecorosamente; no busca lo suyo, no se irrita, no toma en cuenta el mal recibido. (NBLA)
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