17 de octubre de 2024 Aquel que nos ayuda en el temor |
Pero cuando él estaba considerando hacerlo, se le apareció en sueños un ángel del Señor y le dijo: «José, hijo de David, no temas recibir a María por esposa, porque ella ha concebido por el poder del Espíritu Santo. Mateo 1:20 (NVI)
¿No te parece que al sentir temor no puedes pensar claramente a veces?
Imagínate a José cuando descubrió que María estaba embarazada. Él sabía que el bebé no era suyo. Su mente debe haber generado mil posibilidades y situaciones desagradables que pudieron haber causado esta situación.
¿Su respuesta? Él planificó divorciarse de María en secreto (Mateo 1:19).
Después que José se quedó dormido con el gran peso de su decisión, Dios envió un ángel con el cometido de intervenir.
...se le apareció en sueños un ángel del Señor y le dijo: «José, hijo de David, no temas recibir a María por esposa, porque ella ha concebido por el poder del Espíritu Santo. (Mateo 1:20)
Dios tenía una misión para José y María: dar alumbramiento al niño y nombrarlo Jesús (Mateo 1:21). Y la táctica dañina del enemigo pudo haber incluido vergüenza, enojo, división y confusión…
Pero el ángel del Señor vio lo que realmente estaba impidiendo que Jose permaneciera alineado con el plan de Dios: el temor.
No perdamos de vista que el enemigo sí quería que José temiera. El enemigo quiere que nosotras temamos también. Y no se refiere al temor saludable que nos mantiene seguras y alertas, sino la clase de temor horrible que susurra las peores circunstancias carentes de esperanza y repletas de derrota. El tipo de miedo que nos mantiene la noche entera dando vueltas en la cama debido a situaciones que no podemos controlar, personas que no podemos cambiar y resultados que parecen inciertos.
El temor dice, entretente con mis enredos, medita en mis mentiras, toma tragos de mis tinieblas. Mientras estamos distraídas con el miedo, el enemigo nos roba de los bolsillos nuestro propósito, mutila nuestra valentía, desmantela nuestros sueños y nos ciega en cuanto a la belleza de los buenos planes del Señor.
Quizás pienses que la misión de Dios para ti no se parece para nada a la de José. Pero es increíblemente parecida. Como hija de Dios, tú, tal como María y José, eres llamada a dar alumbramiento a Jesus. No en el sentido físico, pero has de alumbrar y proclamar el nombre de Jesús en todo lo que digas y hagas, aun cuando experimentes temor.
Proclamar el nombre de Jesús produce el poder, la protección y la perspectiva que aplasta el temor. Es el nombre sobre todo nombre (Filipenses 2:9). José pudo haberse dormido con miedo, pero escuchó el nombre de Jesús por primera vez en su sueño y se despertó con el poder para obedecer el plan de Dios.
Vaya. El nombre de Jesús liberó a José de las cadenas del temor. Y yo creo que Dios quiere que experimentemos eso mismo en este momento.
- ¿Te está preocupando alguna relación llena de conflictos no resueltos? Clama el nombre de Jesús.
- ¿Te está paralizando con ansiedad alguna situación financiera? Clama el nombre de Jesús.
- ¿Estás pensando en una frustración que experimentaste hoy? Clama el nombre de Jesús.
- ¿Tienes una conversación pendiente con tus hijos que ni siquiera quieres realizar? Clama el nombre de Jesús.
- ¿Hay algún diagnóstico médico que te tomó por desprevenida? Clama el nombre de Jesús.
- ¿Hay alguna amistad que te pidió oración, pero no tienes la menor idea de qué decir? Clama el nombre de Jesús.
Invocar a Jesús puede ser nuestra primera respuesta en lugar de lo que hacemos solo cuando nada parece funcionar. Se trata de rendir nuestros ”¿por qués?” y escoger preguntar «¿me ayudarías a verte, Señor? ¿Aun en esto?» Él es Aquel que puede iluminar nuestros lugares oscuros. Solo Él nos brinda paz en medio de nuestras preguntas sin respuestas. Él es Emanuel, Dios con nosotros. El susurrar Su nombre es invocar el poder que se halla sólo en Su presencia.
Ay, amiga, algunas de las oraciones más impactantes que he pronunciado han sido cuando simplemente pronuncio el nombre de Jesús una y otra vez. Hoy, invoca Su nombre perfecto. Puedes saber con toda certeza que “Dios es nuestro refugio y nuestra fortaleza, nuestra segura ayuda en momentos de angustia” (Salmo 46:1, NVI).
Jesús, pronuncio Tu nombre sobre la situación que me está causando la mayor angustia ahora mismo. No puedo navegarla por mi misma. No puedo sostener el peso sola. Necesito Tu ayuda. Sé que Tu poder se perfecciona en mi debilidad, y por eso te pido que te acerques a mí. Ayúdame a recordar que estás conmigo y que estás en control. Me desprendo de mis temores y los deposito en Tus manos fieles. En el Nombre de Jesús, Amén.
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PROFUNDICEMOS
Juan 8:12, Una vez más Jesús se dirigió a la gente y dijo: —Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en oscuridad, sino que tendrá la luz de la vida. (NVI)
¿En qué forma trae luz a tu vida hoy el invocar el nombre de Jesús? ¿Cómo sería el rendir tu temor hoy y simplemente pedirle que te ayude a verlo a Él aun en medio de todo?
¡Nos encantaría saber de ti! Déjanos saber lo que piensas en la sección de comentarios.
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