Lysa TerKeurst

5 de septiembre de 2024

Cuando la vida no resulta como la imaginaste
LYSA TERKEURST

Entonces vino a mí la palabra del SEÑOR: «¿Acaso no puedo Yo hacer con ustedes, casa de Israel, lo mismo que hace este alfarero?», declara el SEÑOR. «Tal como el barro en manos del alfarero, así son ustedes en Mi mano, casa de Israel». Jeremías 18:5-6 (NBLA)

Quiero ser alguien que confía en Dios pase lo que pase.

Pero cuando la vida no está resultando como yo la imaginaba, rápidamente puedo pasar de ese lugar de confianza absoluta a uno donde intento desesperadamente mantener el control. ¿Cómo podemos confiar en un Dios que permite que el sufrimiento y el dolor sean parte de nuestra historia?

Profundicemos un poco más en el contexto alrededor de nuestros versículos claves de hoy.

En Jeremías 18, el profeta Jeremías emitió una advertencia a la casa de Israel. En vez de volverse hacia Dios, continuaban rebelándose contra Él, enfocando tanto su atención y afecto en sus dioses falsos y templos.

En respuesta, Dios envió a Jeremías a la casa del alfarero local, donde Jeremías recibió un mensaje de corrección del Creador para Su creación.

Entonces vino a mí la palabra del SEÑOR: «¿Acaso no puedo Yo hacer con ustedes, casa de Israel, lo mismo que hace este alfarero?», declara el SEÑOR. «Tal como el barro en manos del alfarero, así son ustedes en Mi mano, casa de Israel (Jeremías 18:5-6).

Ya que la alfarería era común en el Antiguo Cercano Oriente, esta imagen hizo que el mensaje de Dios fuera fácil de entender para Su pueblo, aunque pronto descubrimos que no fue uno que obedecieron (Jeremías 18:12). Pero estoy orando para que hoy dejemos que esta imagen de Dios como el Alfarero Divino hable a nuestros corazones.

Específicamente, creo que esta imagen puede ayudarnos a fortalecer nuestra habilidad para confiar en Él cuando permitimos que nos recuerde estas tres verdades:

  1. Podemos confiar en las manos de Quien nos creó, Quien ama usar el polvo.

La palabra hebrea para “alfarero” en Jeremías 18:5-6 es yoser y significa “formar o dar forma”. Jeremías hizo una conexión entre la forma en la que el alfarero moldea y da forma a su arcilla y la manera en la que Dios da forma a la “arcilla humana”, empezando por cómo formó a Adán del polvo en un hombre a Su imagen. (Génesis 2:7; Génesis 1:27). Me sorprende como entre todas las cosas que Dios pudo utilizar para crear a los humanos, Él decidió utilizar el polvo. Cuando se mezcla con agua, el polvo se convierte en arcilla. La arcilla, en las manos del alfarero, puede convertirse en cualquier cosa que el alfarero imagine.

  1. Podemos confiar en las manos de Quien tiene cosas buenas preparadas para nosotras.

Para quienes creemos en Cristo Jesús como el Señor de nuestras vidas, nuestro tiempo en este lado de la eternidad es solo el comienzo de una transformación que todos añoramos experimentar. La Biblia nos recuerda que en la eternidad con Jesús, no habrá más muerte. No más llanto. No más corazones o circunstancias rotas. No más realidades destruidas. Amiga, entre más decidamos aferrarnos a esta perspectiva eterna, más fácil se nos hará vivir completamente rendidas ante Dios, sin importar lo que enfrentemos.

  1. Podemos confiar en las manos de Aquel que nos ama y sabe lo que es mejor para nosotras.

Así como los hijos de Israel, necesitamos ser moldeadas y formadas como a Dios le parezca mejor. Necesitamos mantenernos moldeables mientras Él trabaja en nuestras vidas. Y nuestra disposición para someternos a Dios comienza con recordar que podemos confiar en Él porque Él nos ama.

No sé qué realidades difíciles enfrentas ahora mismo. Pero algo sí sé: podemos confiar en nuestro Dios.

Nuestras decepciones y desilusiones más grandes, aquellas cosas que nos desestabilizan y nos quiebran y nos hacen cuestionarnos todo, no deben significar que toda la esperanza está perdida. Podemos poner nuestras vidas completamente en las manos del Alfarero. Podemos confiar en que Él está haciendo algo glorioso de nosotras.

Padre, confieso que hay días en los que permito que mi dolor y tristeza causen que dude de Ti. Por favor perdóname por todas las veces que he intentado tomar el control de mi vida. Yo sé que Tú me amas. Yo sé que Tú estás por mí. Y rindo cada una de mis preocupaciones en Tus manos amorosas y grandiosas. Confío en Ti. En el Nombre de Jesús. Amén.

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PROFUNDICEMOS

Isaías 55:8-9, «Porque Mis pensamientos no son los pensamientos de ustedes, Ni sus caminos son Mis caminos», declara el SEÑOR. «Porque como los cielos son más altos que la tierra, Así Mis caminos son más altos que sus caminos, Y Mis pensamientos más que sus pensamientos». (NBLA)

¿En qué área de tu vida estás siendo más tentada a ejercer control, o dónde luchas más para confiar en Dios? ¿Cuál de las tres verdades del devocional de hoy necesitabas escuchar más hoy?

¡Nos encantaría escucharte! Comparte tus pensamientos con nosotras en los comentarios.

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