 | 14 de abril de 2025 Encuentra la gracia en medio de las interrupciones de la vida |
Jesús entró en el Templo y echó de allí a todos los que compraban y vendían. Volcó las mesas de los que cambiaban dinero y los puestos de los que vendían palomas. Mateo 21:12 (NVI)
Nota de la editora: El devocional de hoy forma parte de nuestra serie de la Semana Santa. Acompáñanos mientras experimentamos el poder del amor de Jesús, recordamos Su sacrificio y caminamos en la victoria de Su Resurrección. Nuestra oración es que esta serie prepare tu corazón para el gozo que hallamos en la Pascua. ¡Inscríbete ahora!
Convencida de que estaba siguiendo el llamado de Dios, me había entregado por completo al ministerio, haciendo todo lo posible para edificar lo que yo creía que Él me había pedido.
Pero después vino el agotamiento.
Mi corazón se rompió cuando Dios me pidió que retrocediera, diera un paso atrás y que lo tomase suave. Sentí que Él estaba interrumpiendo todo lo que yo pensaba que Él me había llamado a hacer. No pude evitar preguntarme por qué y me costó comprender cómo Él podía permitir esto.
Quizás tú también hayas experimentado algo parecido: ese agotamiento silencioso que se acumula lentamente a medida que intentas mantener todo bajo control. Empezamos con las mejores intenciones, confiando en Dios para liderar el camino. Pero en algún lugar a lo largo del viaje, asumimos más de lo que Él nos pidió que cargáramos. Todo el peso nos presiona, por lo que presionamos con más fuerza, elaboramos más estrategias y seguimos esforzándonos... hasta que, de repente, algo interrumpe nuestros planes.
Parece que todo se está desmoronando. Pero ¿qué pasa si la interrupción no es un contratiempo? ¿Podría ser una invitación?
A medida que se desenvuelve la Semana Santa, Mateo 21:12 dice: “Jesús entró en el Templo y echó de allí a todos los que compraban y vendían. Volcó las mesas de los que cambiaban dinero y los puestos de los que vendían palomas”.
La gente había perdido de vista el propósito verdadero del templo. Habían comenzado con la adoración pero terminaron enfocados en las ganancias y el desempeño. La intervención de Jesús les recordó que la santidad importaba mucho más que los planes humanos.
Como creyentes hoy, somos Su templo; Su Espíritu habita en nosotras. Y a veces Él debe volcar las mesas en nuestros corazones. Cuando nos esforzamos con ansiedad, nos preocupamos hasta enfermarnos y seguimos adelante cuando Él nos llama a descansar, Él sabe que todo esto nos hace daño. Esa nunca fue Su intención.
Mirando hacia atrás, ahora veo que Dios no me estaba castigando al pedirme que lo tomara suave o que soltara algunas cosas que amo. Él estaba purificándome. Mi identidad se había enredado en lo que estaba construyendo para Él en vez de simplemente estar con Él. En Su amor, Él derrumbó mis planes para traerme de regreso a Él.
Tal vez Dios permite algunas interrupciones como una invitación para volver a depender en Él. Como el agotamiento que me hizo pausar, todas las intervenciones de Dios nos llevan a rendirnos, recordándonos que Él, no nuestros esfuerzos, son la verdadera fuente de la fortaleza. Quitar lo innecesario crea espacio para lo importante.
Que en esta Semana Santa podamos acoger la corrección delicada de Dios, abriendo nuestras manos vacías para recibir Sus misericordias más hermosas.
Oh, Señor, te confieso que a menudo confío en mi fuerza. Gracias por usar las interrupciones de la vida como un imán para traerme de vuelta hacia Ti. Mientras reflexiono en este Lunes Santo, ayúdame a entregar mis planes y confiar en Ti incluso cuando la vida se siente derrumbada. Dame fe para descansar en Tu amor y guía hoy y siempre. En el Nombre de Jesús, Amén.
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PROFUNDICEMOS
Juan 15:2, Toda rama que en mí no da fruto la corta; pero toda rama que da fruto la poda para que dé más fruto todavía. (NVI)
¿Cómo demuestra Dios Su fidelidad al podarnos y volcar las mesas de nuestra vida? ¿De qué manera has visto a Dios hacer obras grandiosas a través de tu vida rendida a Él? ¡Comparte tu opinión en los comentarios!
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