 | 23 de octubre de 2024 Nunca excluida |
pero a todos los que creyeron en él y lo recibieron, les dio el derecho de llegar a ser hijos de Dios. Juan 1:12 (NTV)
Todo comenzó con un inocente boleto de color rosa que mi hijo pequeño, Christian, recibió para ingresar a un espectáculo en un parque de diversiones.
El día después de haber ido al parque de diversiones, estaba limpiando la cama de nuestra perra, Belle, cuando el boleto se cayó.
«Yo lo puse ahí, mamá», dijo Christian. «Es para que ella pueda entrar».
«No estoy segura de que Belle quiera ir al parque de diversiones», le dije.
«No es para el parque», dijo. «Es para que pueda ir al cielo. Es su boleto rosado».
Le expliqué que no necesitamos un boleto para ir al cielo; vamos porque confiamos en Jesús. Exasperado, Christian me dijo que sí, lo sabía, pero que la Biblia no decía específicamente qué podría necesitar su perro.
«Belle no podrá decirle nada a Jesús, mamá. Pero si tiene un boleto rosado, estará lista».
A medida que pasaron los años, nos reímos como familia del compromiso infantil de Christian de garantizar el futuro de sus perros. Pero la buena noticia extraordinaria de la invitación de Dios es que realmente no necesitamos ningún boleto, solo una invitación abierta a creer y recibir a Cristo.
¿Alguna vez navegaste por las redes sociales, notaste que tus amigos estaban juntos y te preguntaste: ¿por qué no me invitaron? Yo lo he hecho. Pero eso nunca sucederá cuando se trata de nuestra relación con Jesús. La Biblia dice: “a todos los que creyeron en él y lo recibieron, les dio el derecho de llegar a ser hijos de Dios” (Juan 1:12).
Responder a la invitación de Dios a la salvación es lo más importante que cualquiera puede hacer. No basta simplemente con creer en Dios de manera abstracta o general; tenemos que recibir este regalo maravilloso a través de la fe personal en Jesucristo. Una persona puede lograr un éxito increíble en la vida o alcanzar la cima de su profesión, pero si no sabe dónde pasará la eternidad, se habrá perdido la mayor invitación de todas.
La vida que Jesús ofrece tiene que ver con la relación. Muchas personas se sientan fielmente en la iglesia, pero no tienen una relación personal con Jesús. No se trata de unirse a un club; se trata de enamorarnos de nuestro Salvador, un amor que impactará cada área de nuestras vidas.
Jesús ha hecho el camino al cielo lo más simple y claro posible: “—Yo soy el camino” (Juan 14:6a, NTV). El cielo no es el destino predeterminado de todo ser humano, pero podemos elegirlo por fe. Estamos invitadas a responder a la invitación de Dios a la vida.
Ni siquiera podemos empezar a imaginar lo alucinante que será el cielo. Quiero que estés allí. Dios quiere que estés allí. Por eso vino Jesús… ¡y no necesitarás un boleto rosado!
Dios Padre, gracias por enviar a Jesús y por la invitación a recibirlo y vivir Contigo para siempre. Gracias porque Tu amor impacta cada área de mi vida. En el Nombre de Jesús, Amén.
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Juan 14:6,—Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie puede ir al Padre si no es por medio de mí. (NTV)
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