13 de octubre de 2021 Vida de Dios versus vida con Dios |
»Permanezcan en Mí, y Yo en ustedes. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo si no permanece en la vid, así tampoco ustedes si no permanecen en Mí. Juan 15:4 (NBLA)
¿No se supone que la vida cristiana debe ser más emocionante que esto?
El pensamiento flotaba en mi mente mientras doblaba la ropa, como solía hacer cuando estaba en medio de una tarea rutinaria. ¿Acaso no había más? Sabía que la vida no siempre sería color rosa, pero seguramente debía ser más que lavado de ropa.
Anhelaba el gozo de Dios en mi vida diaria. Anhelaba Su paz en las pruebas. Anhelaba que el amor y la amabilidad fluyeran a través de mí. Anhelaba ver “momentos de Dios” y milagros más allá de mis propias habilidades. Quería lo que estaba bastante segura de que Dios había prometido para mi vida en Su Palabra.
Me avergüenza admitir que a menudo, veía a Dios como el cajero de un salón de juegos, repartiendo premios. Justo tenía suficientes boletos para el gozo y quizás unos cuantos para un poco de paz, también. Gracias, buen Señor. Tomaré mi gozo y mi paz, seguiré mi camino y regresaré cuando se me acaben.
Pero todo fue en vano. Mis intentos de perseguir esos regalos todavía me dejaban triste, ansiosa, molesta y aburrida. ¿Y la peor parte? Pensaba que cuando la vida no era lo que esperaba, algo andaba mal con Dios. Incluso cuestioné Su misma Palabra, porque no parecía verdad en mi vida.
Inevitablemente y con el tiempo, Dios se apoderó de mi corazón y me transformó con una de las lecciones más concisas de mi vida:
La vida buena no es de Dios; es con Dios.
Qué Dios tan bondadoso que tenemos para vivir la vida: una vida plena y abundante que se encuentra cuando dejamos de buscarla y comenzamos a buscarlo solo a Él. (Mateo 6:33)
Cuando comencé a sumergirme en esta idea, la vi en todas partes de las Escrituras.
Juan 15:4 enseña, »Permanezcan en Mí, y Yo en ustedes. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo si no permanece en la vid, así tampoco ustedes si no permanecen en Mí.” (énfasis añadido)
El Salmo 16:11 revela, Me darás a conocer la senda de la vida; En Tu presencia hay plenitud de gozo; En Tu diestra hay deleites para siempre. (NLBA, énfasis añadido)
Isaías 26:3 asegura, Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera, porque en ti ha confiado (RVA-2015, énfasis añadido).
Es la presencia de Dios la que transforma nuestros días. Es la presencia de Dios que transforma nuestras vidas.
“Vivir la vida con Dios” es un lindo lema… pero, ¿cómo lo hacemos realidad en nuestra vida diaria?
Buscamos ser conscientes de la presencia de Dios a nuestro alrededor. En términos prácticos, esto es similar a orar sin cesar. Significa incluirlo a Él en nuestros pensamientos y comunicarnos con Él a lo largo de nuestro día.
El concepto puede parecer abrumador, pero piénsalo de esta manera. Si estuvieras viajando en un automóvil con una amiga cercana sentada a tu lado, la conversación sucedería naturalmente. Habrían momentos cómodos y tranquilos en los que no habría nada que decir, pero cuando los pensamientos aparecieran en tu cabeza, simplemente los hablarías porque esa persona está ahí.
Si quieres empezar a orar, prueba esto:
- Ora para que vivamos con una conciencia tan vibrante de Dios con nosotros, que clamemos a Él en oración a lo largo de nuestros días.
- Dedica cinco a diez minutos por la mañana para orar a Dios.
- A medida que avanza tu día, reconoce los inicios de conversación a tu alrededor.
• Mientras doblas la ropa limpia, ora para que Él sea glorificado en el trabajo. (Colosenses 3:23)
• Al contestar el teléfono, agradécele por el acceso directo que tenemos con Él. (Hebreos 4:16)
• A medida que surgen los temores, fija tus ojos en Él, recordando Su poder para que Él pueda tragarse tus temores. (Isaías 26:3)
• Al tomar decisiones, pide Su sabiduría en todo lo que hagas. (Santiago 1:5)
La oración es esencial para vivir la vida buena que Dios nos ofrece a través del regalo de la salvación. El cielo nos espera, pero la oración es nuestro pedacito de cielo en la tierra, ¡y está disponible para nosotras hoy! Tómate un tiempo para la buena vida a la que Dios te está llamando hoy y camina con Él en oración.
Amado Dios, quiero hablarte con confianza y consistentemente en oración. Abre mis ojos a las cosas en mi vida que me impiden hacerlo, y ayúdame a buscar reconocer Tu presencia todos los días. En el Nombre de Jesús, Amén.
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Profundicemos
Mateo 6:33, Pero busquen primero Su reino y Su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas. (NBLA)
¿De qué manera has sentido que te estás perdiendo la buena vida? ¿Cómo cambiaría radicalmente tu vida si pasaras los momentos aparentemente rutinarios en la presencia del Señor? ¡Puedes compartirlo con nosotras en los comentarios a continuación!
© 2021 por Valerie Woerner. Todos los derechos reservados.
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