“Estad siempre gozosos; orad sin cesar; dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para vosotros en Cristo Jesús” (1 Tesalonicenses 5:16-18). ¿Imposible verdad? Quizás en la era dorada, cuando cada tarea afectaba directamente tu supervivencia familiar –por supuesto oraban, porque si la cosecha moría, ellos pasarían hambre. Si alguien se enfermaba no había medicina que ayudara. La vida era peligrosa y frágil y la gente no estaba distraída con las redes sociales y los teléfonos. ¿Pero hoy? ¿Quién podría esperar mantener sus mentes en Dios todo el tiempo? Seguramente, ni Dios esperaría que nosotros lo hiciéramos porque Él sabe más que nadie los defectos que tenemos y cuán cortos son nuestros lapsos de atención. Excepto que en ninguna parte de la biblia está ese asterisco luego del verso que dice “*A menos que estés realmente ocupada” Las buenas noticias son que, no solo es posible orar sin cesar, sino que es posible hacerlo sin hacer cambios significativos a tu horario o compromisos. Todo trata acerca de cambiar tu proceso del pensamiento y convertir los momentos de cada día en oraciones. Mi amiga Lisa me dio la mejor explicación que he escuchado: es como tener la radio tocando de fondo. Mantén esa conexión abierta y háblale a Dios según vayas teniendo tu día. Acá hay nueve formas de orar sin cesar: