El sufrimiento es inevitable. Nos enfrentamos al impacto de las elecciones de otras personas como las consecuencias de nuestras elecciones propias. Estamos limitados en nuestra habilidad de ver a Dios por nosotros mismos, y a otros como Él lo hace.

Nuestra lucha es más que el resultado de algo que está mal. Es lo que ocurre en nuestras almas porque todo lo que necesitamos es su presencia y poder justos. Fuimos hechos para algo más de lo que este mundo puede ofrecer y nuestro sentido de añoranza está diseñado para acercar a Dios a nosotros.

Afortunadamente, Él no se aleja de las luchas en las que nos comprometemos. Por el contrario, Él nos encuentra en ellas. Así como lo hizo con Job, David, Hannah, José y muchos más en las escrituras.

Muchos de nosotros enfrentamos cosas más allá de las que podemos soportar por nuestra cuenta. Bien sean situaciones personales o algo con lo que un ser querido está lidiando, no podemos arreglarlo y eso también nos causa frustración.  Queremos lo que pensamos que es mejor cuando lo queremos. Si no permitimos a Dios hablar y dirigirnos a las acciones que podemos tomar, nuestro desaliento aumentará.

Cuando no sabemos qué hacer o cómo hacerlo, siempre podemos buscarlo en oración.

Si eres quien está luchando, aquí está mi oración para ti.

Una oración para el alma que lucha:

Dios, gracias por el hombre o mujer que está leyendo esto ahora. Donde quiera que estén y por lo que sea que estén enfrentando.  Puede no sentirse natural, y quizás no te sientan ahora mismo, pero tus palabras nos recuerdan que eres fiel en cada circunstancia.

“Me darás a conocer la senda de la vida; en tu presencia hay plenitud de gozo; en tu diestra, deleites para siempre” (Salmos 16:11).

Gracias por verlos donde están y conocer exactamente lo que necesitan. Cuando se sientan invisibles y sin cuidado, oro para que les hables directo a su corazón acerca de nuevas maneras.

Que te busquen y te encuentren esperando por ellos.

“Me invocaréis, y vendréis a rogarme, y yo os escucharé. Me buscaréis y me encontraréis, cuando me busquéis de todo corazón. "Me dejaré hallar de vosotros" declara el SEÑOR "y restauraré vuestro bienestar y os reuniré de todas las naciones y de todos los lugares adonde os expulsé "declara el SEÑOR" y os traeré de nuevo al lugar de donde os envié al destierro” (Jeremías 29:12-14).

Para quien se siente abrumado con lágrimas en sus ojos, sepa que estás a su lado con el dolor que enfrenta. Te importa cada sentimiento interno.

“Es más, aun los cabellos de vuestra cabeza están todos contados. No temáis; vosotros valéis más que muchos pajarillos” (Lucas 12:7).

“Y levantándose, fue a su padre. Y cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y sintió compasión por él, y corrió, se echó sobre su cuello y lo besó” (Lucas 15:20).

Para quien enfrenta una decisión dura y trate de salir adelante de la mejor forma que conoce, que sepa que nunca podrán perder tu amor sin importar sus elecciones. Tienes gracia en abundancia para ellos. Está disponible cuando y donde la necesiten.

“Y Él me ha dicho: Te basta mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, muy gustosamente me gloriaré más bien en mis debilidades, para que el poder de Cristo more en mí” (2 Corintios 12:9).

Para quien no está seguro de cómo seguir, quizás porque las emociones, pensamientos o circunstancias los abruman, oro para que escuchen al Espíritu Santo que los guía.

“Y yo rogaré al Padre, y Él os dará otro Consolador para que esté con vosotros para siempre; 17 es decir, el Espíritu de verdad, a quien el mundo no puede recibir, porque ni le ve ni le conoce, pero vosotros sí le conocéis porque mora con vosotros y estará en vosotros” (Juan 14:16-17).

(Ver también 1 Corintios 6-16)

Que con cualquier decisión que tomen, sepan que tu amor no puede ser robado. Que encuentren lo mejor para ellos en cada elección y que no dejen que la confusión los aleje de seguir adelante.

“Confía en el SEÑOR con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propio entendimiento. Reconócele en todos tus caminos, y Él enderezará tus sendas” (Proverbios 3:5-6).

Para quien se regocija hoy, que vea tu rostro sonriendo con ellos. Gracias por todo lo que has hecho y todo lo que harás. Si quien se regocija es un amigo, que fortalezcas al alma para que se regocije con el también.

“El SEÑOR haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia” (Números 6:25).

Para quien siente que tiene que hacer algo muy duro, pero que sabe que el hecho de no hacerlo sería desobedecerte, dale la fortaleza y coraje para hacerlo.

“Y si no os parece bien servir al SEÑOR, escoged hoy a quién habéis de servir: si a los dioses que sirvieron vuestros padres, que estaban al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa, serviremos al SEÑOR” (Josué 24:15).

Para que quien enfrenta palabras duras, rechazo los cambios en la vida que requieren un duelo, te agradezca por estar allí con ellos. Que sepan que eres un Dios que ve y un Dios que sufre con los que sufren. Obra a través de otros para proveer comodidad y cuidado a través de su presencia.

“La piedra que desecharon los edificadores ha venido a ser la piedra principal del ángulo” (Salmos 118:22).

“Pero primero es necesario que El padezca mucho y sea rechazado por esta generación” (Lucas 17:25).

“Gozaos con los que se gozan y llorad con los que lloran” (Romanos 12:15).

Y para el que haya dado un paso adelante para hacer lo que lo has llamado a hacer, pero aún es duro y quizás otros no entiendan. Que reciba tu consuelo, y que encuentre una comunidad segura también.

“Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, el cual nos consuela en toda tribulación nuestra, para que nosotros podamos consolar a los que están en cualquier aflicción con el consuelo con que nosotros mismos somos consolados por Dios. Porque, así como los sufrimientos de Cristo son nuestros en abundancia, así también abunda nuestro consuelo por medio de Cristo” (2 Corintios 1:3-5).

Gracias por quién eres, Señor. Nuestras luchas están seguras contigo. Cuando no entendemos, encontramos Descanso en saber que lo haces. Que confiemos en tu sabiduría y en lo que revelas.

Que conozcamos tu amor de nuevas formas y que acudamos a ti con expresiones honestas de nuestras emociones. Gracias porque eres lo suficiente grande para manejarlas todas. Gracias por no alejarte de nosotros, sino de abrazarnos con cada necesidad que tenemos.

Gracias por amarnos en el medio del dolor. Que conozcamos tu roce sanador hoy.

Danos la Fortaleza de seguir contigo.

Amén.

Jolene Underwood es una escritora, preparadora y guerrera de salud emocional. Ella escribe desde sentimientos de compasión por cristianos heridos, motivándolos y equipándolos en una vida de crecimiento espiritual y salud emocional. Ella usa sus experiencias personales, sus conocimientos de psicología y su pasión por la terapia cristiana para ayudar a otros a cultivar una vida bien vivida sin importar las circunstancias.

Jolene escribe regularmente en JoleneUnderwood.com. Ella también es líder de una comunidad de escritores llamada Escritores en Ascenso. Su herramienta, Desencadenar: Hojas de Cuidado del Corazón y el Alma, ha ayudado a muchas personas a experimentar una libertad mayor. Cuando no está escribiendo, la encontrarás en el viaje de las sonrisas con sus seres queridos y agregando nuevas piezas a su colección de cristalería antigua con un toque de los 70s. Conéctate con ella mediante YouTube, Twitter/Instagram/Pinterest at @theJoleneU, o a través de la lista de correos Vida Cultivada.

Este artículo es parte de nuestro recurso de Oraciones destinado a inspirar y alentar tu vida de oración cuando te enfrentas a tiempos inciertos. Visita nuestras oraciones más populares si te preguntas cómo orar o sobre qué orar. Recuerda, el Espíritu Santo intercede por nosotros y Dios conoce tu corazón incluso si no puedes encontrar las palabras para orar.