La historia de Abraham e Isaac es una de profunda fe y obediencia a Dios. Cuando Abraham tenía 99 años de edad, Dios le prometió a él y a su esposa Sarah de 89 años que tendrían un hijo. Años después cuando Sarah tenía 99 años de edad dio a luz a su hijo, Isaac.
Dios puso a prueba la obediencia de Abraham cuando le dijo que ofreciera a su hijo Isaac, quien ya era un niño más grande, en sacrificio. Repleto de tristeza y duelo pero sin reproche, Abraham obedeció a Dios y muy de mañana preparo las cosas para subir al monte junto con su hijo. Después de tantos años en esperar por la promesa de un hijo, ahora Dios le estaba pidiendo a Abraham que se lo devolviera. Abraham tenia completa fe que Dios proveería una una respuesta y una razón para tal petición.
En el momento que Abraham monto a su hijo sobre el holocausto y estaba a punto de proseguir con lo que Dios le había dicho, se le apareció un ángel del Señor quien le dijo: “No pongas mano sobre el muchacho, no le hagas nada. Sé que temes a Dios porque no le has negado ni siquiera tu hijo, tu único hijo.”
Enseguida, Dios le mostró a Abraham y a Isaac un cordero para que lo ofrecieran en sacrificio a Dios. Abraham construyó un altar y le puso por nombre: “Jehová-Jireh” que quiere decir: El señor proveerá.”
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