Cuando un abogado y un experto de la ley le preguntaron a Jesús cuál de todos es el mandamiento más importante, Jesús les respondió: “Amar al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente.. El segundo es amar a tu prójimo como a tí mismo.”
 

El cristiano se distingue principalmente por su amor y obediencia hacia Dios glorificandole en todo lo que hacemos y decimos. Ya sea en nuestras amistades, trabajo, familia, educación, entretenimiento todo lo hacemos por amor a Dios. No habrá jamás una posesión o un estatus social que tenga importancia al final de los días, pero nuestro amor por Dios y por amar a otros como Dios nos ha encomendado será nuestra victoria.