Esta historia de la Biblia la encontramos en el Antiguo Testamento cuando Jacob en enviado hacia Jarán por su madre Rebeca cuando se enteraron que Esaú intentaba matar a Jacob por haberlo engañado para tomar su primogenitura y la bendición de su padre Isaac. Para evitar el enojo y la venganza de su hermano Esaú, Jacob sale de esa tierra para no morir y también para encontrar a una esposa y así prolongar el linaje de Abraham.   

Mientras Jacob huye de su hermano Esaú hacia la tierra de Jarán viene a descansar y pasar la noche en un cierto lugar donde “Tomó una piedra, la usó como almohada, y se acostó a dormir en ese lugar”. Durante la noche Jacob tiene un sueña con una escalera enorme que llegaba hasta el cielo y por la cual bajaban y subían los ángeles hacia la tierra. Después, Jacob ve a Dios por encima de todo quien le dice: “Yo soy el SEÑOR, el Dios de tu abuelo Abraham y de tu padre Isaac. A ti y a tu descendencia les daré la tierra sobre la que estás acostado. Tu descendencia será tan numerosa como el polvo de la tierra”. De la misma manera Dios continua para hacerle una hermosa promesa, “Yo estoy contigo. Te protegeré por dondequiera que vayas, y te traeré de vuelta a esta tierra. No te abandonaré hasta cumplir con todo lo que te he prometido”. Al despertar de su sueño, Jacob, proclama, “¡Qué asombroso es este lugar! Es nada menos que la casa de Dios; ¡es la puerta del cielo!”. Jacob le puso por nombre Betel a aquel lugar en donde tuvo el sueño. Betel quiere decir, “la casa de Dios”. 


Significado de la historia


El significado del sueño sobre la escalera que tuvo Jacob en aquel lugar ha sido motivo de amplia discusión, sin embargo, la mayoría concuerda que significa que Jacob fue encargado con la responsabilidad de la herencia del pueblo de Dios. Muchos argumentan que aquella escalera simboliza la conexión entre Dios y la tierra, especialmente la familia de Jacob. El sueño sirvió como recordatorio que Jacob había recibido la gracia de Dios y así le dio ánimo para seguir adelante y cumplir el propósito del pueblo de Dios. Jacob se inclina y hace una promesa, “Si Dios me acompaña y me protege en este viaje que estoy haciendo, y si me da alimento y ropa para vestirme, y si regreso sano y salvo a la casa de mi padre, entonces el SEÑOR será mi Dios”. 

Los versículos pertinentes a esta historia bíblica se encuentran en Génesis 28:10-22