A continuación te presentamos una serie de historias de la Biblia que puedes compartir y estudiar con tus hijos. Pasar un tiempo con tus hijos leyendo la Biblia es una hermosa experiencia que tanto tu como ellos nunca olvidarán.
Historias biblicas para niños en el Antiguo Testamento
1. Historia de la creación
Esta historia la encontramos en el principio de la Biblia en Génesis 1 ‘Dios, en el principio,creó los cielos y la tierra. 2 La tierra era un caos total,las tinieblas cubrían el abismo,y el Espíritu de Dios se movía sobre la superficie de las aguas. 3 Y dijo Dios: «¡Que exista la luz!»Y la luz llegó a existir. 4 Dios consideró que la luz era buena y la separó de las tinieblas. 5 A la luz la llamó «día»,y a las tinieblas, «noche».Y vino la noche, y llegó la mañana:ese fue el primer día. 6 Y dijo Dios: «¡Que exista el firmamento en medio de las aguas, y que las separe!» 7 Y así sucedió: Dios hizo el firmamento y separó las aguas que están abajo,de las aguas que están arriba. 8 Al firmamento Dios lo llamó «cielo».Y vino la noche, y llegó la mañana:ese fue el segundo día. 9 Y dijo Dios: «¡Que las aguas debajo del cielo se reúnan en un solo lugar,y que aparezca lo seco!»Y así sucedió. 10 A lo seco Dios lo llamó «tierra»,y al conjunto de aguas lo llamó «mar».Y Dios consideró que esto era bueno. 11 Y dijo Dios: «¡Que haya vegetación sobre la tierra;que esta produzca hierbas que den semilla,y árboles que den su fruto con semilla, todos según su especie!»Y así sucedió. 12 Comenzó a brotar la vegetación:hierbas que dan semilla,y árboles que dan su fruto con semilla, todos según su especie.Y Dios consideró que esto era bueno. 13 Y vino la noche, y llegó la mañana:ese fue el tercer día. 14 Y dijo Dios: «¡Que haya luces en el firmamento que separen el día de la noche;que sirvan como señales de las estaciones,de los días y de los años,
15 y que brillen en el firmamento para iluminar la tierra!»Y sucedió así. 16 Dios hizo los dos grandes astros:el astro mayor para gobernar el día,y el menor para gobernar la noche.También hizo las estrellas. 17 Dios colocó en el firmamento los astros para alumbrar la tierra. 18 Los hizo para gobernar el día y la noche,y para separar la luz de las tinieblas.Y Dios consideró que esto era bueno. 19 Y vino la noche, y llegó la mañana:ese fue el cuarto día. 20 Y dijo Dios: «¡Que rebosen de seres vivientes las aguas,y que vuelen las aves sobre la tierra a lo largo del firmamento!» 21 Y creó Dios los grandes animales marinos,y todos los seres vivientes que se mueven y pululan en las aguas y todas las aves,según su especie.Y Dios consideró que esto era bueno, 22 y los bendijo con estas palabras:«Sean fructíferos y multiplíquense;llenen las aguas de los mares.¡Que las aves se multipliquen sobre la tierra!» 23 Y vino la noche, y llegó la mañana:ese fue el quinto día. 24 Y dijo Dios: «¡Que produzca la tierra seres vivientes:animales domésticos, animales salvajes,y reptiles, según su especie!»Y sucedió así. 25 Dios hizo los animales domésticos,los animales salvajes, y todos los reptiles,según su especie.Y Dios consideró que esto era bueno, 26 y dijo: «Hagamos al ser humano a nuestra imagen y semejanza.Que tenga dominio sobre los peces del mar,y sobre las aves del cielo; sobre los animales domésticos,sobre los animales salvajes,y sobre todos los reptiles que se arrastran por el suelo». 27 Y Dios creó al ser humano a su imagen; lo creó a imagen de Dios.Hombre y mujer los creó, 28 y los bendijo con estas palabras:«Sean fructíferos y multiplíquense;llenen la tierra y sométanla;dominen a los peces del mar y a las aves del cielo,y a todos los reptiles que se arrastran por el suelo». 29 También les dijo: «Yo les doy de la tierra todas las plantas que producen semilla y todos los árboles que dan fruto con semilla;todo esto les servirá de alimento. 30 Y doy la hierba verde como alimento a todas las fieras de la tierra,a todas las aves del cielo y a todos los seres vivientes que se arrastran por la tierra».Y así sucedió. 31 Dios miró todo lo que había hecho,y consideró que era muy bueno.Y vino la noche, y llegó la mañana: ese fue el sexto día.
2. El arca de Noé
La historia bíblica de el arca de Noé y el diluvio es una de las más enseñadas a los niños en los estudios dominicales. La podemos encontrar a partir del libro de Génesis 6 en adelante. Podemos ver que la familia de Noé fue la única que obedecía a Dios y que no hacía maldad, por tanto Dios les ayudó durante el diluvio.
“Esta es la historia de Noé.Noé era un hombre justo y honrado entre su gente. Siempre anduvo fielmente con Dios. 10 Tuvo tres hijos: Sem, Cam y Jafet. 11 Pero Dios vio que la tierra estaba corrompida y llena de violencia. 12 Al ver Dios tanta corrupción en la tierra, y tanta perversión en la gente, 13 le dijo a Noé: «He decidido acabar con toda la gente, pues por causa de ella la tierra está llena de violencia. Así que voy a destruir a la gente junto con la tierra. 14 Constrúyete un arca de madera resinosa, hazle compartimentos, y cúbrela con brea por dentro y por fuera. 15 Dale las siguientes medidas: ciento cuarenta metros de largo, veintitrés de ancho y catorce de alto. 16 Hazla de tres pisos, con una abertura a medio metro del techo y con una puerta en uno de sus costados. 17 Porque voy a enviar un diluvio sobre la tierra, para destruir a todos los seres vivientes bajo el cielo. Todo lo que existe en la tierra morirá. 18 Pero contigo estableceré mi pacto, y entrarán en el arca tú y tus hijos, tu esposa y tus nueras. 19 Haz que entre en el arca una pareja de todos los seres vivientes, es decir, un macho y una hembra de cada especie, para que sobrevivan contigo. 20 Contigo entrará también una pareja de cada especie de aves, de ganado y de reptiles, para que puedan sobrevivir. 21 Recoge además toda clase de alimento, y almacénalo, para que a ti y a ellos les sirva de comida». 22 Y Noé hizo todo según lo que Dios le había mandado”.
Génesis 7: “El SEÑOR le dijo a Noé: «Entra en el arca con toda tu familia, porque tú eres el único hombre justo que he encontrado en esta generación. 2 De todos los animales puros, lleva siete machos y siete hembras; pero de los impuros, solo un macho y una hembra. 3 Lleva también siete machos y siete hembras de las aves del cielo, para conservar su especie sobre la tierra. 4 Porque dentro de siete días haré que llueva sobre la tierra durante cuarenta días y cuarenta noches, y así borraré de la faz de la tierra a todo ser viviente que hice». 5 Noé hizo todo de acuerdo con lo que el SEÑOR le había mandado. 6 Tenía Noé seiscientos años de edad cuando las aguas del diluvio inundaron la tierra. 7 Entonces entró en el arca junto con sus hijos, su esposa y sus nueras, para salvarse de las aguas del diluvio. 8 De los animales puros e impuros, de las aves y de todos los seres que se arrastran por el suelo, 9 entraron con Noé por parejas, el macho y su hembra, tal como Dios se lo había mandado. 10 Al cabo de los siete días, las aguas del diluvio comenzaron a caer sobre la tierra. 11 Cuando Noé tenía seiscientos años, precisamente en el día diecisiete del mes segundo, se reventaron las fuentes del mar profundo y se abrieron las compuertas del cielo. 12 Cuarenta días y cuarenta noches llovió sobre la tierra. 13 Ese mismo día entraron en el arca Noé, sus hijos Sem, Cam y Jafet, su esposa y sus tres nueras. 14 Junto con ellos entró toda clase de animales salvajes y domésticos, de animales que se arrastran por el suelo, y de aves. 15 Así entraron en el arca con Noé parejas de todos los seres vivientes; 16 entraron un macho y una hembra de cada especie, tal como Dios se lo había mandado a Noé. Luego el SEÑOR cerró la puerta del arca. 17 El diluvio cayó sobre la tierra durante cuarenta días. Cuando crecieron las aguas, elevaron el arca por encima de la tierra. 18 Las aguas crecían y aumentaban cada vez más, pero el arca se mantenía a flote sobre ellas. 19 Tanto crecieron las aguas, que cubrieron las montañas más altas que hay debajo de los cielos. 20 El nivel del agua subió más de siete metros por encima de las montañas. 21 Así murió todo ser viviente que se movía sobre la tierra: las aves, los animales salvajes y domésticos, todo tipo de animal que se arrastraba por el suelo, y todo ser humano. 22 Pereció todo ser que habitaba la tierra firme y tenía aliento de vida. 23 Dios borró de la faz de la tierra a todo ser viviente, desde los seres humanos hasta los ganados, los reptiles y las aves del cielo. Todos fueron borrados de la faz de la tierra. Solo quedaron Noé y los que estaban con él en el arca. 24 Y la tierra quedó inundada ciento cincuenta días”.
Génesis 8: “Dios se acordó entonces de Noé y de todos los animales salvajes y domésticos que estaban con él en el arca. Hizo que soplara un fuerte viento sobre la tierra, y las aguas comenzaron a bajar. 2 Se cerraron las fuentes del mar profundo y las compuertas del cielo, y dejó de llover. 3 Poco a poco las aguas se fueron retirando de la tierra. Al cabo de ciento cincuenta días las aguas habían disminuido. 4 El día diecisiete del mes séptimo el arca se detuvo sobre las montañas de Ararat, 5 y las aguas siguieron bajando hasta que el primer día del mes décimo pudieron verse las cimas de las montañas. 6 Después de cuarenta días, Noé abrió la ventana del arca que había hecho 7 y soltó un cuervo, el cual estuvo volando de un lado a otro, esperando a que se secara la tierra. 8 Luego soltó una paloma, para ver si las aguas que cubrían la tierra ya se habían retirado. 9 Pero la paloma no encontró un lugar donde posarse, y volvió al arca porque las aguas aún cubrían la tierra. Noé extendió la mano, tomó la paloma y la metió consigo en el arca. 10 Esperó siete días más y volvió a soltar la paloma fuera del arca. 11 Caía la noche cuando la paloma regresó, trayendo en su pico una ramita de olivo recién cortada. Así Noé se dio cuenta de que las aguas habían bajado hasta dejar la tierra al descubierto. 12 Esperó siete días más y volvió a soltar la paloma, pero esta vez la paloma ya no regresó. 13 Noé tenía seiscientos un años cuando las aguas se secaron. El primer día del primer mes de ese año, Noé quitó la cubierta del arca y vio que la tierra estaba seca. 14 Para el día veintisiete del segundo mes, la tierra estaba ya completamente seca. 15 Entonces Dios le dijo a Noé: 16 «Sal del arca junto con tus hijos, tu esposa y tus nueras. 17 Saca también a todos los seres vivientes que están contigo: las aves, el ganado y todos los animales que se arrastran por el suelo. ¡Que sean fecundos! ¡Que se multipliquen y llenen la tierra!» 18 Salieron, pues, del arca Noé y sus hijos, su esposa y sus nueras. 19 Salieron también todos los animales: el ganado, las aves, y todos los reptiles que se mueven sobre la tierra, cada uno según su especie. 20 Luego Noé construyó un altar al SEÑOR, y sobre ese altar ofreció como holocausto animales puros y aves puras. 21 Cuando el SEÑOR percibió el grato aroma, se dijo a sí mismo: «Aunque las intenciones del ser humano son perversas desde su juventud, nunca más volveré a maldecir la tierra por culpa suya. Tampoco volveré a destruir a todos los seres vivientes, como acabo de hacerlo. 22 »Mientras la tierra exista,habrá siembra y cosecha,frío y calor,verano e invierno,y días y noches»”.
3. El bebé Moisés
Éxodo 2 dice: “Hubo un levita que tomó por esposa a una mujer de su propia tribu. 2 La mujer quedó embarazada y tuvo un hijo, y al verlo tan hermoso lo escondió durante tres meses. 3 Cuando ya no pudo seguir ocultándolo, preparó una cesta de papiro, la embadurnó con brea y asfalto y, poniendo en ella al niño, fue a dejar la cesta entre los juncos que había a la orilla del Nilo. 4 Pero la hermana del niño se quedó a cierta distancia para ver qué pasaría con él. 5 En eso, la hija del faraón bajó a bañarse en el Nilo. Sus doncellas, mientras tanto, se paseaban por la orilla del río. De pronto la hija del faraón vio la cesta entre los juncos, y ordenó a una de sus esclavas que fuera por ella. 6 Cuando la hija del faraón abrió la cesta y vio allí dentro un niño que lloraba, le tuvo compasión y exclamó:—¡Es un niño hebreo! 7 La hermana del niño preguntó entonces a la hija del faraón:—¿Quiere usted que vaya y llame a una nodriza hebrea, para que críe al niño por usted? 8 —Ve a llamarla —contestó.La muchacha fue y trajo a la madre del niño, 9 y la hija del faraón le dijo:—Llévate a este niño y críalo. Yo te pagaré por hacerlo.Fue así como la madre del niño se lo llevó y lo crió. 10 Ya crecido el niño, se lo llevó a la hija del faraón, y ella lo adoptó como hijo suyo; además, le puso por nombre Moisés, pues dijo: «¡Yo lo saqué del río!»”.
4. El sueño de Josué
Esta historia la encontramos en el capítulo 36 de Génesis:
“Jacob se estableció en la tierra de Canaán, donde su padre había residido como extranjero. 2 Esta es la historia de Jacob y su familia.Cuando José tenía diecisiete años, apacentaba el rebaño junto a sus hermanos, los hijos de Bilhá y de Zilpá, que eran concubinas de su padre. El joven José solía informar a su padre de la mala fama que tenían estos hermanos suyos. 3 Israel amaba a José más que a sus otros hijos, porque lo había tenido en su vejez. Por eso mandó que le confeccionarán una túnica muy elegante. 4 Viendo sus hermanos que su padre amaba más a José que a ellos, comenzaron a odiarlo y ni siquiera lo saludaban. 5 Cierto día José tuvo un sueño y, cuando se lo contó a sus hermanos, éstos le tuvieron más odio todavía, 6 pues les dijo:—Préstenme atención, que les voy a contar lo que he soñado. 7 Resulta que estábamos todos nosotros en el campo atando gavillas. De pronto, mi gavilla se levantó y quedó erguida, mientras que las de ustedes se juntaron alrededor de la mía y le hicieron reverencias. 8 Sus hermanos replicaron:—¿De veras crees que vas a reinar sobre nosotros, y que nos vas a someter?Y lo odiaron aún más por los sueños que él les contaba. 9 Después José tuvo otro sueño, y se lo contó a sus hermanos. Les dijo:—Tuve otro sueño, en el que veía que el sol, la luna y once estrellas me hacían reverencias. 10 Cuando se lo contó a su padre y a sus hermanos, su padre lo reprendió:—¿Qué quieres decirnos con este sueño que has tenido? —le preguntó—. ¿Acaso tu madre, tus hermanos y yo vendremos a hacerte reverencias? 11 Sus hermanos le tenían envidia, pero su padre meditaba en todo esto.
José es vendido por sus hermanos
12 En cierta ocasión, los hermanos de José se fueron a Siquén para apacentar las ovejas de su padre. 13 Israel le dijo a José:—Tus hermanos están en Siquén apacentando las ovejas. Quiero que vayas a verlos.—Está bien —contestó José. 14 Israel continuó:—Vete a ver si tus hermanos y el rebaño están bien, y tráeme noticias frescas.Y lo envió desde el valle de Hebrón. Cuando José llegó a Siquén, 15 un hombre lo encontró perdido en el campo y le preguntó:—¿Qué andas buscando? 16 —Ando buscando a mis hermanos —contestó José—. ¿Podría usted indicarme dónde están apacentando el rebaño? 17 —Ya se han marchado de aquí —le informó el hombre—. Les oí decir que se dirigían a Dotán.José siguió buscando a sus hermanos, y los encontró cerca de Dotán.
18 Como ellos alcanzaron a verlo desde lejos, antes de que se acercara tramaron un plan para matarlo. 19 Se dijeron unos a otros:—Ahí viene ese soñador. 20 Ahora sí que le llegó la hora. Vamos a matarlo y echarlo en una de estas cisternas, y diremos que lo devoró un animal salvaje. ¡Y a ver en qué terminan sus sueños! 21 Cuando Rubén escuchó esto, intentó librarlo de las garras de sus hermanos, así que les propuso:—No lo matemos. 22 No derramen sangre. Arrójenlo en esta cisterna en el desierto, pero no le pongan la mano encima.Rubén dijo esto porque su intención era rescatar a José y devolverlo a su padre. 23 Cuando José llegó adonde estaban sus hermanos, le arrancaron la túnica muy elegante, 24 lo agarraron y lo echaron en una cisterna que estaba vacía y seca. 25 Luego se sentaron a comer. En eso, al levantar la vista, divisaron una caravana de ismaelitas que venía de Galaad. Sus camellos estaban cargados de perfumes, bálsamo y mirra, que llevaban a Egipto. 26 Entonces Judá les propuso a sus hermanos:—¿Qué ganamos con matar a nuestro hermano y ocultar su muerte? 27 En vez de eliminarlo, vendámoslo a los ismaelitas; al fin de cuentas, es nuestro propio hermano.Sus hermanos estuvieron de acuerdo con él, 28 así que cuando los mercaderes madianitas se acercaron, sacaron a José de la cisterna y se lo vendieron a los ismaelitas por veinte monedas de plata. Fue así como se llevaron a José a Egipto. 29 Cuando Rubén volvió a la cisterna y José ya no estaba allí, se rasgó las vestiduras en señal de duelo. 30 Regresó entonces adonde estaban sus hermanos, y les reclamó:—¡Ya no está ese muchacho! Y ahora, ¿qué hago? 31 En seguida los hermanos tomaron la túnica especial de José, degollaron un cabrito, y con la sangre empaparon la túnica. 32 Luego la mandaron a su padre con el siguiente mensaje: «Encontramos esto. Fíjate bien si es o no la túnica de tu hijo». 33 En cuanto Jacob la reconoció, exclamó: «¡Sí, es la túnica de mi hijo! ¡Seguro que un animal salvaje se lo devoró y lo hizo pedazos!» 34 Y Jacob se rasgó las vestiduras y se vistió de luto, y por mucho tiempo hizo duelo por su hijo. 35 Todos sus hijos y sus hijas intentaban calmarlo, pero él no se dejaba consolar, sino que decía: «No. Guardaré luto hasta que descienda al sepulcro para reunirme con mi hijo». Así Jacob siguió llorando la muerte de José. 36 En Egipto, los madianitas lo vendieron a un tal Potifar, funcionario del faraón y capitán de la guardia.
5. David y Goliat
Esta historia la encontramos en 1 Samuel 17:
“1 Los filisteos reunieron sus ejércitos para la guerra, concentrando sus fuerzas en Soco, pueblo de Judá. Acamparon en Efes Damim, situado entre Soco y Azeca. 2 Por su parte, Saúl y los israelitas se reunieron también y, acampando en el valle de Elá, ordenaron sus filas para la batalla contra los filisteos. 3 Con el valle de por medio, los filisteos y los israelitas tomaron posiciones en montes opuestos. 4 Un famoso guerrero, oriundo de Gat, salió del campamento filisteo. Su nombre era Goliat, y tenía una estatura de casi tres metros. 5 Llevaba en la cabeza un casco de bronce, y su coraza, que pesaba cincuenta y cinco kilos, también era de bronce, 6 como lo eran las polainas que le protegían las piernas y la jabalina que llevaba al hombro. 7 El asta de su lanza se parecía al rodillo de un telar, y tenía una punta de hierro que pesaba casi siete kilos. Delante de él marchaba un escudero. 8 Goliat se detuvo ante los soldados israelitas, y los desafió: «¿Para qué están ordenando sus filas para la batalla? ¿No soy yo un filisteo? ¿Y no están ustedes al servicio de Saúl? ¿Por qué no escogen a alguien que se me enfrente? 9 Si es capaz de hacerme frente y matarme, nosotros les serviremos a ustedes; pero si yo lo venzo y lo mato, ustedes serán nuestros esclavos y nos servirán». 10 Dijo además el filisteo: «¡Yo desafío hoy al ejército de Israel! ¡Elijan a un hombre que pelee conmigo!» 11 Al oír lo que decía el filisteo, Saúl y todos los israelitas se consternaron y tuvieron mucho miedo. 12 David era hijo de Isaí, un efrateo que vivía en Belén de Judá. En tiempos de Saúl, Isaí era ya de edad muy avanzada, y tenía ocho hijos. 13 Sus tres hijos mayores habían marchado a la guerra con Saúl. El primogénito se llamaba Eliab; el segundo, Abinadab; el tercero, Sama. 14 Estos tres habían seguido a Saúl por ser los mayores. David, que era el menor, 15 solía ir adonde estaba Saúl, pero regresaba a Belén para cuidar las ovejas de su padre. 16 El filisteo salía mañana y tarde a desafiar a los israelitas, y así lo estuvo haciendo durante cuarenta días. 17 Un día, Isaí le dijo a su hijo David: «Toma esta bolsa de trigo tostado y estos diez panes, y vete pronto al campamento para dárselos a tus hermanos. 18 Lleva también estos diez quesos para el jefe del batallón. Averigua cómo les va a tus hermanos, y tráeme una prueba de que ellos están bien. 19 Los encontrarás en el valle de Elá, con Saúl y todos los soldados israelitas, peleando contra los filisteos». 20 David cumplió con las instrucciones de Isaí. Se levantó muy de mañana y, después de encargarle el rebaño a un pastor, tomó las provisiones y se puso en camino. Llegó al campamento en el momento en que los soldados, lanzando gritos de guerra, salían a tomar sus posiciones. 21 Los israelitas y los filisteos se alinearon frente a frente. 22 David, por su parte, dejó su carga al cuidado del encargado de las provisiones, y corrió a las filas para saludar a sus hermanos. 23 Mientras conversaban, Goliat, el gran guerrero filisteo de Gat, salió de entre las filas para repetir su desafío, y David lo oyó. 24 Cada vez que los israelitas veían a Goliat huían despavoridos. 25 Algunos decían: «¿Ven a ese hombre que sale a desafiar a Israel? A quien lo venza y lo mate, el rey lo colmará de riquezas. Además, le dará su hija como esposa, y su familia quedará exenta de impuestos aquí en Israel». 26 David preguntó a los que estaban con él:—¿Qué dicen que le darán a quien mate a ese filisteo y salve así el honor de Israel? ¿Quién se cree este filisteo pagano, que se atreve a desafiar al ejército del Dios viviente? 27 —Al que lo mate —repitieron— se le dará la recompensa anunciada. 28 Eliab, el hermano mayor de David, lo oyó hablar con los hombres y se puso furioso con él. Le reclamó:—¿Qué has venido a hacer aquí? ¿Con quién has dejado esas pocas ovejas en el desierto? Yo te conozco. Eres un atrevido y mal intencionado. ¡Seguro que has venido para ver la batalla! 29 —¿Y ahora qué hice? —protestó David—. ¡Si apenas he abierto la boca! 30 Apartándose de su hermano, les preguntó a otros, quienes le dijeron lo mismo. 31 Algunos que oyeron lo que había dicho David, se lo contaron a Saúl, y este mandó a llamarlo. 32 Entonces David le dijo a Saúl:—¡Nadie tiene por qué desanimarse a causa de este filisteo! Yo mismo iré a pelear contra él. 33 —¡Cómo vas a pelear tú solo contra este filisteo! —replicó Saúl—. No eres más que un muchacho, mientras que él ha sido un guerrero toda la vida. 34 David le respondió:—A mí me toca cuidar el rebaño de mi padre. Cuando un león o un oso viene y se lleva una oveja del rebaño, 35 yo lo persigo y lo golpeo hasta que suelta la presa. Y si el animal me ataca, lo agarró por la melena y lo sigo golpeando hasta matarlo. 36 Si este siervo de Su Majestad ha matado leones y osos, lo mismo puede hacer con ese filisteo pagano, porque está desafiando al ejército del Dios viviente. 37 El SEÑOR, que me libró de las garras del león y del oso, también me librará del poder de ese filisteo.—Anda, pues —dijo Saúl—, y que el SEÑOR te acompañe. 38 Luego Saúl vistió a David con su uniforme de campaña. Le entregó también un casco de bronce y le puso una coraza. 39 David se ciñó la espada sobre la armadura e intentó caminar, pero no pudo porque no estaba acostumbrado.—No puedo andar con todo esto —le dijo a Saúl—; no estoy entrenado para ello.De modo que se quitó todo aquello, 40 tomó su bastón, fue al río a escoger cinco piedras lisas, y las metió en su bolsa de pastor. Luego, honda en mano, se acercó al filisteo. 41 Este, por su parte, también avanzaba hacia David detrás de su escudero. 42 Le echó una mirada a David y, al darse cuenta de que era apenas un muchacho, trigueño y buen mozo, con desprecio 43 le dijo:—¿Soy acaso un perro para que vengas a atacarme con palos?Y maldiciendo a David en nombre de sus dioses, 44 añadió:—¡Ven acá, que les voy a echar tu carne a las aves del cielo y a las fieras del campo! 45 David le contestó:—Tú vienes contra mí con espada, lanza y jabalina, pero yo vengo a ti en el nombre del SEÑOR Todopoderoso, el Dios de los ejércitos de Israel, a quien has desafiado. 46 Hoy mismo el SEÑOR te entregará en mis manos; y yo te mataré y te cortaré la cabeza. Hoy mismo echaré los cadáveres del ejército filisteo a las aves del cielo y a las fieras del campo, y todo el mundo sabrá que hay un Dios en Israel. 47 Todos los que están aquí reconocerán que el SEÑOR salva sin necesidad de espada ni de lanza. La batalla es del SEÑOR, y él los entregará a ustedes en nuestras manos. 48 En cuanto el filisteo avanzó para acercarse a David y enfrentarse con él, también este corrió rápidamente hacia la línea de batalla para hacerle frente. 49 Metiendo la mano en su bolsa sacó una piedra, y con la honda se la lanzó al filisteo, hiriéndolo en la frente. Con la piedra incrustada entre ceja y ceja, el filisteo cayó de bruces al suelo. 50 Así fue como David triunfó sobre el filisteo: lo hirió de muerte con una honda y una piedra, y sin empuñar la espada. 51 Luego corrió adonde estaba el filisteo, le quitó la espada y, desenvainándola, lo remató con ella y le cortó la cabeza.Cuando los filisteos vieron que su héroe había muerto, salieron corriendo. 52 Entonces los soldados de Israel y de Judá, dando gritos de guerra, se lanzaron contra ellos y los persiguieron hasta la entrada de Gat y hasta las puertas de Ecrón. Todo el camino, desde Najarayin hasta Gat y Ecrón, quedó regado de cadáveres de filisteos. 53 Cuando los israelitas dejaron de perseguir a los filisteos, regresaron para sacarles el campamento. 54 Luego David tomó la cabeza de Goliat y la llevó a Jerusalén, pero las armas las guardó en su tienda de campaña. 55 Anteriormente Saúl, al ver a David enfrentarse con el filisteo, le había preguntado a Abner, general de su ejército:—Abner, ¿quién es el padre de ese muchacho?—Le aseguro, Su Majestad, que no lo sé. 56 —Averíguame quién es —le había dicho el rey. 57 Tan pronto como David regresó, después de haber matado a Goliat, y con la cabeza del filisteo todavía en la mano, Abner lo llevó ante Saúl. 58 —¿De quién eres hijo, muchacho? —le preguntó Saúl.—De Isaí de Belén, servidor de Su Majestad —respondió David".