Jesús acababa de realizar el milagro de alimentar a 5,000 personas con tan solo unos cuantos panes y unos cuantos pescados y quería pasar un tiempo a solas en oración por le que le pidió a los discípulos que subieran a una barca para zarpar al otro lado del mar de Galilea. Durante el transcurso se avecinó una gran tormenta que azotó violentamente la barca de lado a lado maltratando la estructura de la barca así como también la fe de los discípulos que estaban tan asustados que no sabían si Dios estaba con ellos. A lo lejos vieron a Jesús caminando sobre las aguas acercándose a la barca pero de tan asustados que estaban los discípulos pensaron ver a un fantasma. Jesús les dijo: ¡no teman!
 

Pedro contesto que si en verdad él era Jesús que entonces llamara su nombre para que Pedro pudiera caminar hacia él sobre las aguas. Jesús le dijo que viniera a él, y caminando por las aguas hacia Jesús, Pedro comenzó a dudar al ver el viento tan feroz y comenzó a hundirse pero Jesús le tomó la mano y al subir ambos a la barca la tormenta paró. Al ver lo que había pasado los discípulos adoraron a Jesús y creyeron que el es el hijo de Dios.